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El himno nacional, ‘banda sonora’ en los hospitales públicos egipcios

La nueva ministra de Sanidad del país árabe considera que de esta forma se fomentará el “amor a la patria” y mejorará el trato a los pacientes del personal sanitario

Un hospital egipcio.
Un hospital egipcio. Getty

La flamante ministra de Sanidad de Egipto, Hala Zayed, parece atribuirle poderes curativos al himno nacional egipcio. Un mes después de asumir el cargo, su principal aportación en la gestión del ministerio ha sido decretar que se emita diariamente el himno de Egipto en los altavoces de todos los hospitales públicos del país, seguido del juramento hipocrático. Según la ministra, además de inculcar el “amor a la patria”, agudizará el “sentido de responsabilidad hacia el país ... y la ciudadanía” entre el personal médico, y por lo tanto, mejorará el trato a los pacientes.

La iniciativa ha sido criticada y ridiculizada en las redes sociales en Egipto. No es para menos. Tres años atrás, una campaña anónima a través de Facebook animaba a los ciudadanos a denunciar a través de fotografías el estado deplorable de muchos hospitales públicos. Las instantáneas enviadas esbozaban un panorama dramático, sobre todo desde el punto de vista higiénico: gatos paseándose por las instalaciones como Pedro por su casa, desagües embozados, médicos operando con la luz de sus teléfonos móviles ... e incluso alguna serpiente se había colado. Así pues, no es de extrañar que, a poco que se lo pueda permitir, la clase media no ponga los pies en la sanidad pública.

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“No estamos obviando los principales aspectos de nuestro trabajo: construir hospitales, proporcionar equipamientos, y distribuir las recursos humanos y el material médico. Simplemente promoviendo el himno nacional y el juramento hipocrático ... Es solo una de las decisiones del Ministerio tomadas en favor de los médicos egipcios”, se defendió un portavoz de Sanidad citado por el diario oficialista Al Ahram. El presupuesto del Ministerio para el próximo año asciende a casi 62.000 millones de libras egipcias —unos 3.000 millones de euros—, una cifra que no llega ni a la mitad del 3% del PIB que la nueva Constitución establecía como mínimo.

En favor del régimen Al Sisi, cabe decir que el año pasado diseñó un plan para revolucionar el sistema sanitario. Durante la próxima década, se prevé un aumento progresivo de las cotizaciones con el fin de ir ampliando la cobertura proporcionada por la sanidad pública hasta convertirla en verdaderamente universal. Sin embargo, la polémica del himno va más allá de la cuestión sanitaria. Mientras algunas embajadas occidentales continúan recurriendo al mantra de que “el país avanza en su transición democrática” para justificar su estrecha relación con el régimen, el país se va hundiendo en una dictadura cada vez más violenta y con ribetes totalitarios.

La decisión de emitir el himno en los hospitales es la última de una serie de medidas aplicadas desde el golpe de Estado de 2013 destinadas a crear un estado de opinión ultranacionalista que permita al Gobierno acusar de “traidor” a cualquier disidente que ose criticarlo. Fascismo en estado puro. Un nacionalismo exacerbado ha sido el único argumento a mano del Ejército para justificar su Gobierno, y su única herramienta ideológica en su batalla contra el islamismo. El resultado: unas cárceles por las que han pasado decenas de miles de personas por acciones como participar en manifestaciones sin autorización previa, posts de Facebook críticos con las autoridades, o haber bautizado a un burro con el nombre de Sisi.

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El día que el patriotismo en Egipto se mida por la calidad de su sistema sanitario, o de sus escuelas, en lugar del número de cazabombaderos, submarinos o tanques, ya no hará falta que suene el himno nacional en los hospitales.

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