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¿Rusos con diadema? Cómo el ‘kokóshnik’, una prenda tradicional femenina, se convirtió en icono del Mundial

Confeccionado con materiales nobles y pedrería, este caro accesorio, formaba parte de la dote de la novia. Su precio se ha disparado durante la competición de fútbol

Dos personas posan para una foto junto a una pantalla que muestra a seguidores de España.
Dos personas posan para una foto junto a una pantalla que muestra a seguidores de España.SERGEI KARPUKHIN (REUTERS)
Pilar Bonet

El campeonato mundial de fútbol ha servido de escenario para desempolvar una vieja prenda típica rusa: el kokóshnik. Este tocado femenino, que consiste en una diadema decorada artísticamente, se ha convertido en un icono y ha tenido una reaparición unisex, porque los hombres también se han adornado con ellos, demostrando así una cierta capacidad para la auto ironía.

Por toda Rusia se ha difundido la imagen de tres hinchas con algún kilo de más (dos hombres y una mujer) que, con la bandera de España pintada en la mejilla, disfrutan comiendo perritos calientes en el partido entre la selección española y la rusa. Los tres individuos se convirtieron después en protagonistas de un graffiti, pero con una licencia patriótica, ya que la bandera española en las mejillas de los hinchas fue sustituida por los colores de la rusa.

Sergei Karpukhin (Reuters)

La palabra kokóshnik fue detectada por primera vez en documentos del siglo XVII y procede del término kokosh que significaba gallina-clueca. Este tocado, confeccionado por maestros artesanos con materiales nobles y pedrería, era lucido inicialmente por las mujeres casadas y constituía un caro accesorio del vestuario de fiesta y formaba parte de la dote de la novia.

En su afán modernizador, Pedro I prohibió los kokóshniki, al igual que otras prendas tradicionales rusas. En tiempos de Yekaterina II fueron rescatados como accesorio de los disfraces cortesanos, y con Nicolás I, en el siglo XIX, volvieron al guardarropa de las damas de compañía. Su momento estelar llegó en 1903, en el baile de disfraces dedicado al 290 aniversario de la dinastía de los Románov, celebrado en el Palacio de Invierno de San Petersburgo.

Robert Ghement (Efe)
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Las participantes en aquel gran acontecimiento social fueron después fuente de inspiración para una baraja de cartas que se editó en 1913, para conmemorar el 300 aniversario de la dinastía reinante hasta 1917. Las damas huidas de la revolución bolchevique contribuyeron a difundir los kokóshniki en la moda de entreguerras en Europa que, para ganarse la vida, cosían o abrían salones de moda en el exilio. El modisto Karl Lagerfeld los incluyó posteriormente en su colección París-Moscú (2008-2009).

Adrian Dennis (AFP)

En las redes sociales pueden encontrarse actualmente frases como: “El kokóshnik es la prenda del patriota ruso”, “El que va sin kokóshnik es parte de la quinta columna”, “El kokóshnik, nuevo elemento de cohesión de Rusia”. También ha circulado un fotomontaje en el que el presidente, Vladímir Putin, y el jefe de Gobierno, Dimitri Medvédev, aparecen tocados con kokóshniki. Durante el campeonato, la venta de kokóshniki se multiplicó por cinco, y se ha disparado especialmente en las ciudades donde ha transcurrido la competición, siendo el modelo más popular el de color rojo con cintas, según el servicio de noticias RBK, citando fuentes fiscales. Los precios medios también han subido, de 330 rublos en junio (unos 4,5 euros) a 910 rublos en julio.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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