¡Agárrense! Se avecinan turbulencias
La combinación de factores externos, como los tipos en EE UU, e internos, con las elecciones regionales, augura una fuerte tensión en los mercados en los próximos meses
Argentina es un país capaz de superar una y otra vez sus propios récords. Y hoy lo volvió a hacer al situar los tipos de interés en el 40%, 1.275 puntos más que una semana antes para intentar frenar el desplome del peso que, hasta esta última intervención del banco central, acumulaba una caída cercana al 17% desde principios de año. La divisa argentina se ha llegado a cambiar a su nivel más bajo frente al dólar desde que existe.
El cambio de sesgo en la política monetaria estadounidense explica la debilidad de muchas divisas emergentes en las últimas semanas. Los activos en dólares han recuperado atractivo y los inversores prefieren apostar por una rentabilidad más segura. La lira turca también ha sufrido esa desconfianza y se deja alrededor de un 10% desde enero.
Argentina, además, tiene problemas propios que la penalizan más que a otras economías. Su fuerte dependencia del capital exterior —como refleja un déficit por cuenta corriente del 4,8% del PIB— la hace más vulnerable a los vaivenes de los inversores. Y su crónico problema de inflación, con una tasa interanual superior al 25%, mina cualquier esfuerzo por mejorar la competitividad. Tampoco hay que olvidar algunos errores cometidos por el país, como las rebajas de tipos de principios de año, en una lectura errónea de los indicadores que ahora se ha tenido que corregir bruscamente.
La irrupción de dirigentes en la región de perfil menos ortodoxo puede provocar un nerviosismo contagioso
El Gobierno de Mauricio Macri llegó hace dos años y medio al poder con un ambicioso programa de reformas, que recibió de inmediato el beneplácito de los mercados. Los mismos que ahora le castigan por lo que consideran una lenta implementación. Las medidas anunciadas ayer lograron estabilizar los indicadores: el ajuste de las cuentas públicas será mayor del inicialmente previsto y el banco central no dudará en sacar toda la artillería para reducir la tasa de inflación. Aplauso de analistas e inversores y jornada de respiro para los traders.
Sin embargo, las turbulencias no van a terminar aquí. Ni para Argentina ni para otros países emergentes, especialmente en Latinoamérica. Con elecciones presidenciales en las principales economías de la región (empezando a finales de mes por Colombia, siguiendo por México en julio y Brasil en otoño) y con un resultado incierto en la mayoría de los comicios, la volatilidad se va a convertir en norma. Si hasta a un dirigente promercado como Macri le cuesta enderezar el rumbo, la irrupción de dirigentes de perfil menos ortodoxo puede provocar, sin duda, un nerviosismo contagioso. ¡Agárrense!
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