James Harding: “Se distribuye información falsa a escala industrial”
El periodista británico exdirector de BBC News reflexiona sobre un universo mediático que combate crecientes torbellinos de mentiras
El mundo se ha convertido en otro en los cinco años en que James Harding (Londres, 1969) ha dirigido el servicio de informativos de la BBC. Entre 2013 y 2018 Reino Unido ha decidido salir de la Unión Europea, Donald Trump ha ganado unas elecciones presidenciales en Estados Unidos y el yihadismo ha aterrorizado al corazón de Europa con ataques indiscriminados y caóticos. Harding es un experto en romper marcas, sobre todo las de edad. Tras un precoz comienzo como corresponsal en China y EE UU se hizo cargo de The Times con sólo 38 años. Fue también el periodista más joven elegido para dirigir en la BBC una de las redacciones más respetadas del mundo, justo en el contexto de un acelerado descenso de la audiencia de la televisión tradicional y el auge de la distribución de los contenidos en redes sociales e Internet. En su carta de despedida del puesto, que abandonó el 1 de enero, escribió que se marchaba para hacer “un tipo de periodismo que la BBC no puede, ni debe hacer”. Fue ponente del Foro Conversaciones, invitado por la Universidad de Navarra.
Pregunta. Se marcha de la BBC con la intención de dedicarse a un género que ha definido como “noticias lentas”. ¿Qué tipo de noticias son estas?
Respuesta. Si nos paramos a pensar en la manera en que nos comportamos como periodistas, vemos que nos interesan solo las noticias de última hora. Hace unos meses la BBC fue muy criticada por cómo cubrimos el referéndum del Brexit. Había mucha información política. Recuerdo que entré en la sala de redacción un día. La noche anterior se había producido un atentado terrible en Niza con un camión. ¿Actuó solo el autor? ¿Hubo fallos de los servicios de inteligencia franceses? Y puse las noticias para ver si las cosas se aclaraban. Ninguno de los informativos hablaba sobre ello porque se estaba produciendo un golpe de Estado en Turquía. Ese fin de semana pensé: “Un momento. Empiezo a entender cómo se siente la gente bombardeada por la cantidad de noticias que llegan”. Lo que creo que la gente quiere, y sin duda es lo que yo quiero, es contexto para comprender.
P. Ha mencionado el referéndum del Brexit. Tuve la oportunidad de declarar ante el Parlamento de Reino Unido, en la Cámara de los Comunes, sobre las noticias falsas sobre Cataluña, relacionadas también con el referéndum del Brexit. ¿Cree que las noticias falsas afectaron al referéndum en Gran Bretaña?
“Medios como RT no son como la BBC, porque no tienen garantías de independencia y no tienen un comportamiento independiente”
R. ¿Ocurrió en Cataluña? ¿Se produjo de una manera cuantificable, de una manera importante?
P. Totalmente.
R. ¿Por parte de quién?
P. Identificamos que las noticias falsas y la desinformación procedían sobre todo de RT y de Sputnik, medios financiados directamente por el Kremlin. Difunden una información distorsionada o de fuentes de noticias dudosas. Había un titular que preguntaba: “¿Por qué la OTAN no bombardea Madrid durante 78 días?”. Y la fuente era un diplomático británico. El diplomático británico ni siquiera era un exembajador. Hubo cifras que se exageraron burdamente, como que hubo 1.000 personas heridas el 1 de octubre.
R. Eso es muy interesante. En el referéndum del Brexit no lo sabemos todavía, hay una investigación parlamentaria en curso. Se está estudiando si hubo o no una injerencia significativa: no solo personas que decían cosas que eran inexactas, sino si hubo una injerencia significativa de Rusia. Lo sabremos con más certeza este año. Creo que las noticias falsas son algo bastante específico. La desinformación, el término que usted ha empleado, es el problema más amplio y significativo.
P. Cuando informamos sobre esto, identificamos unos medios que normalmente se comportan de la misma manera: buscan fuentes que reafirmen una idea preestablecida, como que Crimea es rusa, que la UE está en decadencia o que EE UU está llegando a su fin. Estas fuentes dan un titular, este titular se publica y esta información penetra en el entorno de las noticias en diferentes países, normalmente a escala europea o norteamericana. Y esto tiene mucha repercusión gracias a las interacciones en Facebook o en Twitter, donde actúan miles de cuentas durmientes, lo que se llama granjas de bots.
R. Creo que todos estamos subestimando las granjas de bots. Creo que este enorme incremento de los bots, la difusión de información errónea a escala industrial, es un enorme problema.
P. Una de las respuestas de medios como RT siempre ha sido: “Somos exactamente como BBC News”. ¿Cree que es así?
R. No. No son como la BBC. No lo son porque no tienen garantías de independencia y no tienen un comportamiento independiente. Una buena manera de comprobarlo es la frecuencia con la que critican, con argumentos legítimos, a su propio Gobierno, y lo dispuestos que están a hacerlo. Es una buena manera de comprobar la independencia de cualquier medio de comunicación.
P. Se acaba de publicar una auditoría de PricewaterhouseCoopers sobre la brecha de género en la BBC. Asegura que no hay un problema de discriminación de género. Pero en la redacción de informativos sigue habiendo quejas sobre diferencias salariales y de nombramientos.
R. La BBC se ha propuesto eliminar la brecha salarial entre hombres y mujeres y ser el primer medio de comunicación que lo haga. Creo que es un problema que no solo está relacionado con la brecha salarial entre hombres y mujeres. Es un problema relacionado con el techo de cristal. Y hay un problema no solo de género, sino en torno a la diversidad que afecta a la raza, a la discapacidad y a la clase.
P. Es cierto que en todos los medios de comunicación de hoy en día hay un problema de representación de mujeres en puestos de decisión. En la base, creo que está bastante más equilibrado. ¿Qué podemos hacer para permitir que las mujeres asuman más responsabilidad en los medios?
R. Debemos intentar que haya un equilibrio entre hombres y mujeres, y que haya una mezcla de personas en cuanto a raza, clase y religión. No es un cambio sencillo.
P. ¿Está satisfecho con las oportunidades que se les dieron a las mujeres durante el tiempo que estuvo en la BBC?
R. Los cambios que se hicieron entonces fueron realmente importantes, ya que, cuando llegué, aproximadamente el 25% de los directivos en informativos eran mujeres y cuando me fui superaban el 33%. Hubo cambios. ¿Fueron suficientes? No. ¿Es la dirección correcta? Sí. Si nos fijamos en lo que está sucediendo en general, realmente hicimos un esfuerzo. Y, bueno, yo ya no estoy allí.
P. Me gustaría terminar preguntándole sobre cómo han cambiado los medios de comunicación, no solo a escala nacional en Reino Unido o España, sino a escala internacional. Acaba de dejar BBC News. Ahora, ese medio y EL PAÍS, por ejemplo, competimos en el mismo mercado. Uno es una televisión pública en Reino Unido con mucho prestigio, y el otro es el principal periódico en España y en Latinoamérica. Ambos publicamos información en texto y vídeo en Internet en español. ¿Somos competidores?
R. Es cierto que en este momento se está produciendo algo curioso, y es que seguimos hablando de periódicos, de cadenas de televisión y de plataformas de redes sociales. Y, de hecho, nuestra regulación es muy diferente. Parece que el mundo no se ha puesto al día cultural y políticamente. Aun así, las diferencias entre nosotros son más profundas de lo que la gente cree. Las cosas que uno puede hacer en EL PAÍS son totalmente diferentes de las que pueden hacerse en la BBC. Vosotros podéis hacer campaña, podéis criticar y podéis analizar las noticias de una manera más crítica. A la BBC se le exige que informe de las noticias. Es una relación diferente con el lector. Pero sí, hemos cambiado enormemente.
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