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La maldición de vivir en el vecindario con uno de los nombres más groseros de Reino Unido

La calle de Bell End, que en castellano se podría traducir como capullo o glande, ha provocado una pugna vecinal entre quienes quieren cambiar la denominación o mantenerla

Placa con el nombre de la calle Bell End, en el vecindario de Rowley Regis, a las afueras de Birmingham.
Placa con el nombre de la calle Bell End, en el vecindario de Rowley Regis, a las afueras de Birmingham.

La localidad británica de Rowley Regis, a las afueras de Birmingham, vive su particular Brexit con tintes históricos. Desde hace tiempo, los vecinos se encuentran enfrentados por el nombre “poco común” de una de sus calles: Bell End (que en castellano se podría traducir como capulloglande o idiota), ha sido calificado como “demasiado grosero” por una parte de la comunidad. “Pensamos que es una palabra ofensiva y esto puede llegar a afectar a personas y niños, en especial a estos últimos, que padecen bullying y burlas en el colegio”, explican. La petición, titulada “Cambiemos el nombre”, se lanzó hace un mes en la plataforma Change.org. Su objetivo es alcanzar las 200 firmas con el objetivo de ser enviada para su deliberación por los miembros que integran el consejo municipal. De momento, han rebasado el centenar de rúbricas.

Sus defensores opinan que una posible solución pasaría por modificar ligeramente cualquiera de las dos palabras en cuestión. “La opción Bells Road, por ejemplo, sería suficiente”, han indicado. Una solicitud que no están dispuestos a acatar desde el otro lado. Los más críticos con la iniciativa han creado otra petición en la misma página web, con el título “Respetemos el nombre histórico de Bell End”, en la que defienden que no se aplique ningún cambio “por el vínculo que le une con la historia de la ciudad”. Al parecer, se cree que el lugar se asienta en una antigua zona minera. Esta vez, se ha conseguido recopilar una cifra mayor de firmas: más de 4.500 en una semana. En tan solo dos horas, había conseguido 500 apoyos.

Según publica el medio The Sun, Bell End aparece entre las tres primeras posiciones de un listado reciente que aglutina “los nombres de las calles más indignantes” del país

“Hay residentes que ven inútil y sin ningún tipo de sentido la propuesta”, esgrime Linda George, su promotora. George, que ha acompañado el escrito con una extensa carta personal dirigida a un concejal en particular (residente en Bell End), ha asegurado que “el acoso infantil es un problema educativo” y que su cambio no “frenaría la conducta generada entre los chavales”.

Su repercusión ha traspasado los límites del vecindario y ha alcanzado las redes sociales. La cuenta oficial de Twitter del consejo Sandwell, la institución encargada de tomar una decisión al respecto, ha intentado arrojar un poco de luz. “Hemos visto en numerosas noticias el asunto de Bell End. Algunos vecinos sostienen que se debería cambiar, pero otros prefieren que se quede como está”. En una sucesión de mensajes se aclara el nacimiento remoto del término, aludiendo a “orígenes medievales” y la procedencia etimológica de ambas palabras, que acabaron otorgando el nombre a una mina de carbón, clausurada en 1932.

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Las reacciones al tuit, publicado el pasado 3 de enero, no tardaron en sucederse: “No hay nada de negativo en esto, la gente ha vivido ahí durante años, ¿por qué ahora sí?, se preguntaba un usuario; otro de ellos aludía al “gasto innecesario para las arcas”, en caso de que la medida prosperase.

Instagram también recoge una gran cantidad de imágenes en las que muchos curiosos se acercan hasta la zona para hacerse fotos junto a la placa que indica el nombre de la calle. La “mala fama” de su denominación ha sido otro de los argumentos esgrimidos para aquellos que desean su cambio. “¡Tenemos uno de los nombres más groseros de todo Reino Unido!”, lamentan los impulsores.

Según publica el medio The Sun, Bell End aparece entre las tres primeras posiciones de un listado reciente que aglutina “los nombres de las calles más indignantes” registradas en el país. Los residentes creen, además, que el peculiar apodo perjudica a la baja en el precio de venta de sus propiedades. The Knob (El Pene, en una de  sus acepciones más coloquiales), ubicada en Northamptonshire, o Slag Lane (La Calle de las Prostitutas), en Lancarshire, son algunos ejemplos que conforman uno de los rankings más denostados de Reino Unido. Por ahora, las autoridades del municipio se han comprometido a mediar en el conflicto.

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