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Roger Stone, el ideólogo de Trump, niega en el Congreso tener lazos con la trama rusa

El FBI investiga si el veterano asesor republicano supo de antemano de la injerencia electoral de Moscú

Stone, al llegar este martes al Congreso
Stone, al llegar este martes al CongresoMARK WILSON (AFP)

Roger Stone, el polémico asesor e ideólogo político de Donald Trump, negó este martes cualquier vínculo con la injerencia electoral rusa ante el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes que investiga los lazos de Moscú con el entorno del presidente estadounidense. El testimonio es a puerta cerrada pese a que el veterano consultor republicano solicitó que fuera en abierto.

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“Estoy interesado en corregir un número de falsedades, malas declaraciones y malas impresiones relacionados con acusaciones de coordinación entre Donald Trump, asociados de Trump, la campaña de Trump y el Estado ruso”, dijo el asesor en su testimonio inicial ante el comité, filtrado a la prensa.

Tras su comparecencia, Stone insistió ante los periodistas de que no existió "colusión" con Rusia y que "no hay evidencia" de irregularidades. El asesor aseguró que habló "recientemente" con Trump pero dijo que es posible que desconociera que iba a testificar en el Congreso. También señaló que no ha sido entrevistado por el fiscal especial que investiga la trama rusa, Robert Mueller.

Stone, nacido en 1952 y que conoce a Trump desde los años setenta, es una presunta figura clave en la llamada trama rusa. El FBI investiga si tuvo algún papel en la injerencia de Moscú en la campaña de las presidenciales del pasado noviembre que buscaba ayudar a la victoria de Trump. “Como probablemente fui espiado de junio a noviembre, cualquiera que haya mirado mis correos, mensajes y llamadas sabe que no tuve ningún contacto con nadie que represente a los rusos. No hay nada que investigar”, dijo Stone en una entrevista con EL PAÍS el pasado julio.

El asesor, amante de las teorías conspirativas y del lenguaje soez, niega haber conocido de antemano el ciberataque contra el Partido Demócrata o que Wikileaks publicaría la información robada. Antes de que Wikileaks difundiera los correos de John Podesta, el jefe de campaña de Hillary Clinton, Stone alardeó de que se había “comunicado” con Julian Assange, el fundador de la organización, y que este tenía material sobre la candidata demócrata que se difundiría antes de los comicios.

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Stone, que ayudó a Trump al inicio de su campaña, también anticipó que Podesta tendría “pronto” problemas. Y después del pirateo a los demócratas, intercambió mensajes con Guccifer 2.0, un hacker que se atribuyó esa incursión y que está vinculado con los servicios de inteligencia rusos.

Roger Stone junto a Ronald Reagan en 1980
Roger Stone junto a Ronald Reagan en 1980 ROBERT R. MCELROY (GETTY IMAGES)

El congresista Adam Schiff, el demócrata de mayor rango en el Comité de Inteligencia, sugirió en marzo que Stone tenía un canal directo de comunicación con los piratas informáticos rusos. Él lo niega tajantemente y reclama poder defenderse en público.

El asesor republicano arremete contra la investigación del Congreso, el FBI y un fiscal especial para dirimir si hubo algún tipo de coordinación entre el equipo de Trump y la injerencia electoral rusa. “El presidente tiene razón. Es una caza de brujas ideada para desestabilizar y deslegitimar su presidencia”, dijo en la entrevista.

Stone se crió en una zona rural de Nueva York, hijo de un excavador de pozos y de una periodista local. Un vecino le cambió la vida. Cuando tenía 11 años, le entregó un ejemplar de La conciencia de un conservador, un libro de referencia del republicano Barry Goldwater. Se obsesionó con la política hasta el punto de que dejó la universidad para trabajar, con 19 años, en la campaña de reelección de Richard Nixon, en 1972. Tal es su pasión por Nixon que se tatuó un rostro de él en la espalda.

Stone conoció y se aficionó rápidamente a las cloacas del poder. Hizo una donación con un nombre falso de una organización socialista a un republicano que intentaba desbancar la candidatura de Nixon y filtró esa información para “demostrar” que el rival era demasiado izquierdista. A lo largo de su carrera política, ha sido conocido por promover innumerables trapos sucios y verse envuelto en controversias.

Una década después, tras trabajar en la campaña de Ronald Reagan, Stone fundó un bufete de lobby en Washington con Paul Manafort, que dirigió durante unos meses la campaña de Trump. El fiscal especial también investiga el papel de Manafort en la trama rusa y él también compareció a puerta cerrada en el Congreso.

Los clientes de lobby iban desde respetados empresarios a dictadores conocidos. Con 33 años, Stone era un multimillonario del establishment de Washington contra el que ahora clama. “Según a quién preguntes, es el más popular consultor político o el más habilidoso autopromotor”, escribió en 1986 The Washington Post.

A mediados de los noventa, Stone dejó el lobismo y volvió al mundo de la consultoría política. Se mudó a Miami, donde protagonizó nuevos escándalos. Asesoró a Trump cuando se postuló brevemente como candidato independiente a las elecciones presidenciales de 2000. Se le atribuye haber liderado las protestas conservadoras en Florida que lograron anular parte del recuento tras el ajustado resultado en esos comicios entre George W. Bush y Al Gore. Y también se le achaca haber llamado en 2007 al padre de 83 años del entonces gobernador de Nueva York, Eliot Spitzer, haciéndose pasar por otra persona que le amenazaba por una posible investigación financiera a su hijo.

Ahora Stone se define como un conservador libertario que defiende los derechos gays y el consumo legal de marihuana. Escribe libros sobre conspiraciones políticas y se desahoga en Twitter y en las tertulias en su web y en Infowars, un portal de referencia para la nueva derecha radical, conocida como alt-right. Arremete contra los medios tradicionales y sostiene que la cobertura de portales extremistas como Infowars o Breitbart suele ser “excelente”, que sin ellos hubiese sido “casi imposible” que Trump ganara las elecciones.

Sin embargo, Stone admite sentirse incómodo porque el término alt-right se identifique con fundamentalistas blancos y por las noticias falsas que ha difundido Alex Jones, el fundador de Infowars. “Que salgas en el programa de alguien no significa que estés de acuerdo con él en todo. Lo mismo sucedería con CNN”, se defendió en julio.

Aun así, participó activamente en actos con Jones en la convención republicana de julio de 2016. Stone llevaba una camiseta que imitaba el cartel de la campaña de Barack Obama en 2008 pero con el rostro de Bill Clinton y el lema “Violación”. E Infowars se ha volcado en los últimos días en la cobertura de la comparecencia de Stone en el Congreso.

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