Trump acude a la consulta del Doctor Oz
Mehmet Oz, graduado en Harvard, se convirtió en una estrella televisiva a raíz de su participación en el Show de Oprah. Su atención a las terapias alternativas ha suscitado polémicas.
“El espectáculo de hoy va a ser controvertido”. Así es cómo Mehmet Oz, un cardiocirujano estadounidense de origen turco, arrancaba en 2012 un programa que dedicó a las llamadas terapias reparadoras de la homosexualidad, una pieza televisiva por la que desfilaron pacientes felices de haber dejado atrás una orientación sexual que les hacía sentirse desgraciados y expertos contando las técnicas para resolver tales anomalías.
Esa fue una de tantas polémicas que han rodeado al Doctor Oz, uno de los médicos más famosos de la televisión estadounidense, en cuyo programa Donald Trump ha hecho público sus datos médicos. Lo que trascendido, hasta ahora, es un problema de sobrepeso. La entrevista se grabó el miércoles y saldrá en antena este jueves por la noche.
El show del Doctor Oz, tiene una audiencia media de cuatro millones de espectadores, un número muy similar al de los seguidores de este facultativo en la red social Twitter. Nacido en el estado de Ohio en 1960, de padres turcos, su estrellato televisivo comenzó con el Show de Oprah Winfrey, como experto médico habitual, antes de contar con su propio programa. Rivaliza como rey del género con otro facultativo popular, el doctor Phil.
Graduado en Harvard, y premiado como investigador en Columbia, las dotes comunicativas de Oz lo fueron progresivamente alejando de los laboratorios para enfocarlo al negocio de los medios. Su atención a las terapias alternativas, rayanas en la seudociencia, le han deparado varias polémicas.
Un poco antes de la tormenta por las terapias antigay, en 2011, dedicó otro programa a la existencia de arsénico en algunos zumos de manzana embotellados, pero la Agencia de Drogas y Alimentación (FDA, en sus siglas en inglés) no halló riesgo alguno. También ha recibido críticas desde distintos sectores por poner demasiado énfasis en métodos no científicos.
Pero es innegable su ascendente televisivo, una virtud que tampoco se le puede regatear a Trump, el invitado de esta noche. Ambos proceden de otros campos, pero se han convertido en reyes de los focos. Será de una charla de showman a showman. En su cuenta de Twitter, Oz dijo este jueves: "He invitado a ambos candidatos a debatir sobre la salud en el show, empezamos hoy con Donald Trump", si bien no menciona que su rival, la demócrata Hillary Clinton, ya ha aceptado la misma proposición.
Clinton, reincorporada este jueves a la campaña tras un descanso de varios días por una neumonía, se adelantó a Trump y el miércoles publicó un informe de su médico de cabecera en el que le diagnostica una "neumonía bacteriana leve, no contagiosa". La dolencia, detectada el viernes de la semana pasada, trascendió el domingo cuando la candidata tuvo que abandonar indispuesta los actos de homenaje del 11-S en Nueva York.
Así se coló en el centro de la campaña electoral estos días la transparencia sobre el estado de salud de los aspirantes a gobernar Estados Unidos. Y ahí estaba, cómo no, el mediático Doctor Oz.
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