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Lydia Cacho: “Quien crea que México está listo para abatir la trata de personas, se equivoca”

La periodista publica un cuento ilustrado sobre ciberacoso y pornografía infantil

Paula Chouza
La periodista Lydia Cacho retratada en la Ciudad de México.
La periodista Lydia Cacho retratada en la Ciudad de México.FELIPE LUNA

Han pasado once años desde que Lydia Cacho impresionó a México con la publicación de Los demonios del Edén, una investigación periodística en la que destapa una red de trata y pornografía infantil en Quintana Roo. Aquel trabajo, en el que la reportera involucraba a políticos y empresarios nacionales, le valió una detención por supuesta difamación y calumnia, sufrió abusos sexuales y las amenazas duran hasta hoy. En su último proyecto, el cuento ilustrado En busca de Kayla (Sexto Piso), con Patricio Betteo, la escritora rescata el recuerdo de sus reflexiones infantiles para dar voz a Myriam, una niña que sigue la pista de una compañera engañada por criminales desde las redes sociales. Una historia inteligente, didáctica y sutil que acerca a los más pequeños al drama del ciberacoso y la pornografía infantil, a la vez que recuerda a los adultos que los niños están ahí, mirando y viviendo esa realidad que ellos tratan de ocultarles.

Pregunta. ¿Cuánto ha cambiado México desde la publicación de Los demonios del Edén en 2005?

Respuesta. Hace 11 años no se reconocía la pornografía infantil y de pronto la gente empezó a rebelarse y a informarse. Estamos ahora en una fase de comprensión de los hechos. Quien crea que México está listo para reaccionar y abatir la trata de personas, se equivoca. Creo que nos encontramos en un momento de crisis que responde al descubrimiento que hemos hecho del verdadero país que tenemos. Somos una sociedad mucho más informada, más conscientes de los problemas que nunca y esto significo que estamos en el primer escalón de un largo camino para enfrentar los gravísimos problemas de violencia, impunidad y corrupción.

P. ¿Es este trabajo una continuación de aquel?

R. Es el resultado de un aprendizaje de muchos años. Es el rescate de mi propia niña interior, rebelde, que vuelve la mirada hacia estas voces que necesitan ser escuchadas. Aborda también la trata de personas, pero desde una mirada muy diferente, la de los niños poderosos, supervivientes, informados y que además quieren hacer algo por su país. Y sí es el resultado de una parte de mi investigación, de haber convivido y entrevistado a tantos niños y niñas del mundo. Haber descubierto esta fuerza interior que los mueve, la capacidad de resiliencia y la necesidad que tienen de ser mirados por las personas adultas para decir: “Sí, sí entiendo, no me niegues la realidad”.

P. ¿Cómo deben acercarse los niños a las redes sociales?

R. Desde la comprensión. Hay un par de ejercicios que les hago a los chicos en la secundaria cuando voy a hablarles de ciberacoso. Les digo que impriman todo lo que tienen en su Facebook o en Instagram y que lo peguen en la pared y la fachada de su casa. Todos se sienten llenos de pudor, porque dicen: “Los vecinos van a verlo”. Eso es lo que haces cada vez que entras en redes sociales. Estás interactuando en el mundo real y todo el mundo se entera, les respondo. Me gustaría además que la gente reconozca que ya no hay vida privada, qué significa eso, cómo lo van a vivir estos chicos y chicas que hoy tienen 12 años cuando lleguen a los 30. Se parece a la cultura del tatuaje, solo que los tatuajes sí se borran parcialmente.

P. Tras su visita a México, el Papa dijo que si un obispo cambia de parroquia a un sacerdote acusado de abusos sexuales contra menores “es un inconsciente”, y “lo mejor que puede hacer es presentar la renuncia”. ¿Qué le parece?

R. Me llama la atención que haya esperado a subirse al avión [para decir eso], porque es una metáfora de lo que nos pasa todo el tiempo con los políticos aquí. Porque el Papa, antes que nada es un político y las buenas intenciones no bastan para hacer una visita como la que él hizo. Creo que es sensible al tema, pero tiene el poder político y jurídico desde el Vaticano para encarcelar a sacerdotes y a otros representantes de la Iglesia que han cometido delitos gravísimos, incluido el obispo primado de México. Él sería el primero al que deberíamos meter en prisión. Eso me gustaría haber visto en su visita: no que venga a desear justicia, sino a poner el ejemplo impartiéndola.

P. Ha defendido públicamente a Kate del Castillo. ¿Cree que hay una persecución contra ella?

R. Clarísima. Ahora que los abogados metieron los amparos se descubrió que no tienen nada contra ella, no hay un caso abierto. Mi hipótesis en calidad de reportera, de una persona que conoce el tema desde el principio porque Kate me lo contó hace mucho, es que el secretario de Gobernación tiene algo que ocultar y está haciendo una cacería contra ella porque quiere desacreditarla para cuando decida hablar, si es que decide hacerlo alguna vez en su vida.

P. Ha criticado la candidatura de Blanca Alcalá al Gobierno de Puebla, vinculándola a los funcionarios que protegieron al exgobernador Mario Marín, a quien responsabiliza por su detención “ilegal” en 2005. ¿Cómo ve la política actual y como serán las próximas elecciones?

R. La vuelta al poder del PRI, de este PRI en particular, es un golpe al país. Yo soy la que habló, pero hay muchísimas historias similares detrás y mi caso sigue abierto en Ginebra. En las próximas elecciones se va a recrudecer la batalla en contra de estos miembros mafiosos del sistema que quieren permanece ahí y hay una sociedad que no está dispuesta a seguir adelante con eso. El PRI volvió con las prácticas añejas de enriquecerse e instalar el poder a través de la pobreza.

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Sobre la firma

Paula Chouza
Periodista de Política en EL PAÍS. Participó en el lanzamiento de EL PAÍS América en México. Trabajó en el Ayuntamiento de A Coruña y fue becaria del Congreso de los Diputados, CRTVG o Cadena SER. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, Máster en Marketing Político y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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