Un hombre para la transición rusa
Primakov fue un ejemplo de continuidad desde la Unión Soviética a la Rusia actual
Con la muerte de Yevgueni Primakov, a los 85 años de edad, desapareció el viernes en Moscú un veterano político cuya larga carrera se extendió entre dos periodos históricos y fue un ejemplo de continuidad desde la Unión Soviética a la Rusia actual. Primakov estuvo en el núcleo del equipo reformista de Mijaíl Gorbachov durante la “perestroika” en la URSS y después llegó a ser jefe de Gobierno de Rusia entre septiembre de 1998 y mayo de 1999.
Era Primakov uno de aquellos funcionarios de corte tradicional dotados de realismo y sentido común que, al margen de que se estuviera de acuerdo con él, inspiraba confianza a sus interlocutores. Nacido en Kiev, estudió relaciones internacionales en Moscú, donde se formó como arabista. Después, trabajó como corresponsal en Oriente Próximo y África. De 1977 a 1985 fue director del Instituto de Estudios Orientales de la Academia de Ciencias, y posteriormente (de 1985 a 1989) director del Instituto de Relaciones Económicas Internacionales de Moscú (IMEMO).
Como miembro del equipo de Gorbachov, Primakov fue miembro del Politburo del Comité Central del Partido Comunista de la URSS (dirección colegiada del partido) y presidente del Soviet de la Unión desde 1989 a 1990 (una de las dos cámaras del parlamento soviético) y, de marzo a diciembre de 1990, miembro del consejo presidencial, donde se ocupaba de política exterior. En agosto de 1991, apoyó a Gorbachov y se negó a participar en el golpe de Estado protagonizado por un grupo de altos funcionarios soviéticos. Tras el fracaso de la sublevación, dirigió el servicio de Inteligencia Exterior, primero de la URSS y después de Rusia, cargo este último donde permaneció hasta enero de 1996 cuando fue nombrado ministro de Exteriores. Estuvo al frente de la diplomacia rusa hasta septiembre de 1998 cuando en plena crisis económica y después de la bancarrota, le nombraron jefe de Gobierno, como figura de consenso de todas las fuerzas políticas. Uno de los episodios más recordados de su gestión como primer ministro fue el viaje que emprendió a Washington en marzo de 1999. Cuando volaba sobre el Atlántico, le comunicaron que la OTAN había comenzado a bombardear a Yugoslavia y Primakov dio orden al piloto de cambiar de rumbo y regresar a Moscú. En diciembre de 1999, el político anunció que se presentaría a las elecciones a la presidencia de Rusia, que se celebraban en 2000, pero se retiró poco antes de los comicios.
Autor de numerosos libros y ensayos sobre política internacional, Primakov dirigió la Cámara de Comercio de Rusia desde 2001 a 2011, desde donde, aprovechando sus buenas relaciones del pasado, siguió realizando misiones especiales como una visita a Sadám Hussein en 2003, poco antes de la intervención de EEUU y sus aliados, para convencer al líder iraní de que se retirara y evitara la guerra. Poseedor de numerosas condecoraciones de Estado, Primakov tendrá un entierro oficial de alto nivel. Se ha nombrado ya una comisión organizadora del funeral dirigida por el jefe de la Administración presidencial, Sergueí Ivanov, y el entierro se trasmitirá por la televisión central. El presidente Putin dio el pésame a los familiares del fallecido y su jefe de Prensa, Dmitri Peskov, dijo que Primakov había sido “un hombre de estado, un científico y un político” y que había dejado una enorme herencia.
En una de sus últimas intervenciones públicas, en Moscú en enero pasado, Primakov dijo no esperar a que las sanciones internacionales fueran eliminadas pronto, pero desaconsejo el aislamiento y exhortó a mantener relaciones con EEUU y Occidente en nombre de la lucha común contra el terrorismo internacional. También abogó por el verdadero federalismo como receta para que Rusia superara sus dificultades y criticó el desequilibrio presupuestario creciente a favor de las autoridades centrales que ha dejado a muchas provincias prácticamente sin recursos
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