Once desaparecidos a la salida de una discoteca en México DF
Un grupo de jóvenes del barrio popular de Tepito fue raptado supuestamente el domingo por la mañana en la céntrica Zona Rosa. No hay información oficial concreta al respecto
Uno de los problemas críticos que han asolado a México en los últimos años y que sigue sin frenarse, la desaparición de ciudadanos sin causa conocida y sin resultados en las investigaciones, parece haber llegado como un mazazo imprevisto a la capital de este país, de hecho, al corazón mismo de esta ciudad. Al menos 11 jóvenes del barrio popular de Tepito desaparecieron el domingo por la mañana a la salida de un after-hours de la Zona Rosa, céntrica zona al lado del Paseo de la Reforma —orgullo de una metrópoli en la que las autoridades se precian de haber mantenido unas condiciones de seguridad superiores a las del resto del país, abrasado desde hace años por el crimen organizado—. Las familias de las supuestas víctimas del rapto colectivo han empezado a movilizarse para saber el paradero de su gente y la fiscalía de la capital ha abierto una investigación, pero de momento no ha aportado datos que esclarezcan el caso.
Hasta ahora, toda hipótesis pasa por las versiones de los familiares de los desaparecidos, que a su vez se basan en lo que les dicen tres personas que al parecer lograron escapar del lugar de los hechos. Este jueves por la mañana, en Tepito —un barrio tradicional conocido por ser el centro de distribución de productos piratas en México y por la dureza de su vida callejera—, la versión común de los familiares y de los vecinos inmersos en el caso es que los muchachos fueron expulsados a toda prisa de la discoteca y que afuera los esperaban policías con armas largas y con furgonetas con logotipos oficiales, y que estos ejecutaron el rapto, o el levantón, que es la palabra que se usa en México cuando a alguien lo raptan para matarlo. Ellos especulan con que se trate de una operación ejecutada por agentes públicos al servicio del crimen organizado. No hay confirmación oficial al respecto.
EL PAÍS pudo hablar esta mañana por teléfono con uno de los jóvenes que supuestamente lograron escapar. Dijo que no se podía identificar y que incluso había prestado declaración ante las autoridades sin decir sin nombre y con el rostro semicubierto “con unos lentes y una gorra”. Este periódico pudo contactar con él a través de familiares de los desaparecidos, pero no ha podido confirmar la veracidad de su testimonio, que dice lo siguiente: “Nosotros llegamos al antro (a la discoteca) a las nueve. Como a las 11.30 de la mañana yo estaba sentado en un sillón. Sonaba música electrónica. El dueño del antro apaga la música y nos dice que va a haber un operativo y que en 20 minutos tiene que tener a todo el mundo fuera. Mis amigos salieron y yo me quedé retrasado para despedirme de los meseros. Cuando llegué a la puerta de salida desde dentro vi a gente vestida de civil, armada, corriendo hacia mis amigos. Yo no salí a la calle. Los meseros empezaron a correr hacia arriba del antro por las escaleras y yo los seguí. Llegamos a la azotea y nos brincamos a un edificio abandonado que hay al lado. El antro tiene un edificio abandonado a cada lado. Nos escondimos en ese edificio una hora y media. Allí estuvimos tres amigos de Tepito, dos meseros y una chica. Luego bajamos otra vez a la puerta del antro y estaba cerrada con candado”. Este supuesto testigo de los hechos, al contrario del relato común entre los familiares, dice que los que se llevaron al grupo no iban uniformados de policías, lo que abunda en la dispersión de datos y versiones que existe hasta ahora, un estado de inconcreción y rumores al que no ayuda la total ausencia de información oficial.
El hermano de uno de los desaparecidos, que también pide que no se publique su identidad, decía esta mañana en Tepito a EL PAíS que el domingo por la tarde supieron que su hermano estaba desaparecido y que el lunes empezaron a acudir a oficinas gubernamentales a pedir que investigasen el caso. Según el relato de esta familia, ayer, pasadas las 72 horas de espera que marca el procedimiento formal para dar a alguien el estatus de desaparecido, la fiscalía les informó de que empezarían a investigar el caso. Su hermano es mayor de edad y trabaja en un puesto de venta de películas pirata que su familia tiene en Tepito. Este familiar anónimo dice que sus esperanzas de recuperar a su hermano sano y salvo son relativas: “Depende de quiénes sean los que se los llevaron. Si son policías unidos a una mafia, no creo que aparezcan”. De momento no se conoce que ningún familiar haya recibido ninguna llamada para pedir un rescate o para dar pistas del paradero de sus familiares. Esto último lo ha reconocido la propia fiscalía de la capital, que explicó que revisan las cámaras de las calles cercanas al antro, de nombre Heaven, para allegarse de más pistas sobre lo que pudo haber pasado.
Recientemente el Gobierno de México reconoció oficialmente que hay más de 26.000 desaparecidos en todo el país. Este mes un grupo de madres hicieron una huelga de hambre de una semana para exigir eficacia en la búsqueda de los desaparecidos, y después de una reunión con ellas, el Gobierno anunció esta semana la creación de una nueva agencia de búsqueda que ya ha recibido críticas por su supuesta falta de recursos para cumplir con su objetivo. Pero un caso de desaparecidos de esta magnitud no se había dado en el pasado reciente en la capital mexicana.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.