Bob Woodward protagoniza su propio ‘Woodwardgate’
El periodista de ‘The Washington Post’ provoca una polémica al insinuar que la Casa Blanca lo amenazó por un editorial contra la actitud de Obama ante los recortes
Hace 40 años, el periodista Bob Woodward convulsionó el panorama político y periodístico al desvelar el escándalo Watergate. Esta semana, las declaraciones del veterano periodista, criticando duramente un email que le envió la Casa Blanca en el que se aseguraba que “se arrepentiría” de un editorial en el que censuraba la actitud de Barack Obama ante la entrada en vigor de los recortes en EE UU, han provocado una controversia en Washington, que ha encendido las redes sociales y en la que se han apresurado a tomar partido políticos y medios de comunicación. Es el particular Woodwargate de Bob Woodward.
Todo comenzó el domingo pasado cuando en un editorial publicado en The Washington Post, Woodward acusaba al presidente de EE UU de “haber cambiado las reglas del juego” en las negociaciones para impedir la entrada en vigor del paquete drástico de recortes en el gasto público, conocido como secuestro. En el artículo, aseguraba que en la ley que Obama firmó en 2011 no se contemplaban las subidas de impuestos, un requisito que éste ha exigido en las últimas semanas para evitar el secuestro. “Eso no estaba en el trato”, escribió Woodward.
Woodward reveló a 'Político' que un importante asesor del presidente le había estado gritando por teléfono sobre el contenido del artículo y que, más tarde, le había enviado un correo en el que aseguraba que “se arrepentiría de sus palabras”
Los republicanos, hasta entonces muy críticos con la figura del periodista, cuyas informaciones sobre el Watergate provocaron la dimisión de Richard Nixon, se apresuraron a hacer circular el artículo por los pasillos del Capitolio como aval de sus criticas en las que hacen responsable exclusivamente a Obama de no evitar el secuestro. El miércoles, el periodista revelaba a Político que un importante asesor del presidente le había estado gritando por teléfono sobre el contenido del artículo y que, más tarde, le había enviado un correo en el que aseguraba que “se arrepentiría de sus palabras”. Político escribió que Woodward había considerado en mensaje como una “amenaza velada”.
Prendida la mecha, la polémica estalló casi inmediatamente en Internet. En Twitter muchos congresistas republicanos se apresuraron a censurar la actitud de la Administración Obama hacia la prensa, si bien, muchos periodistas aseguraron que no era inusual recibir mensajes de reprobación de la Casa Blanca en respuesta por informaciones que consideraba poco precisas o incorrectas.
La Casa Blanca se dio por aludida y negó tajantemente que hubiera amenazado al periodista del Post. Un día después, se filtraba el nombre del autor del correo, Gene Sperling, principal asesor de Obama en asuntos económicos, y el contenido completo del mensaje, que en absoluto era amenazador. Por el contrario, en su email, Sperling se disculpaba con Woodward por haberle levantado el tono de voz y le insistía en que “no tenían por qué estar de acuerdo en el asunto de los recortes”.
La respuesta de Woodward a ese correo también era muy amistosa y en ningún momento desprendía la indignación que dejó entrever en la entrevista con Político. “Gene, no tienes ninguna necesidad de pedirme disculpas”, comenzaba su contestación. Muchos colegas de profesión comentaron en las redes sociales y en todos los programas de televisión en los que se trataba del asunto que Woodward había reaccionado de manera desproporcionada a lo que sólo podía considerarse como una disculpa cordial.
Muchos colegas de profesión comentaron que Woodward había reaccionado de manera desproporcionada a lo que sólo podía considerarse como una disculpa cordial
Woodward se apresuró a asegurar en su periódico que él jamás había dicho que la Casa Blanca le hubiera amenazado y que esas palabras las había escrito Político. Su puntualización en el Post fue la primera de un rosario de matizaciones que el periodista realizó ese mismo día en diferentes medios de comunicación. En todas sus apariciones negó haberse sentido amenazado por la Administración Obama, pero insistió en que el mensaje era “un ejemplo de cómo la Casa Blanca ejerce su poder”.
El editorial firmado por Woodward sigue la misma línea que su último libro, The Price of Politics, en el que narra las duras negociaciones entre el presidente y el Congreso para resolverla crisis de la deuda entre 2009 y 2012. El libro, que contó con la colaboración del líder de la mayoría republicana en la Cámara de Representantes, Eric Cantor, ha conseguido atraer hacia el periodista la simpatía, perdida desde el escándalo Watergate, del Partido Republicano.
Esta semana, el legendario reportero ha forzado una polémica un tanto artificial que ha acaparado casi tantos titulares como la entrada en vigor del temido paquete de recortes, y que ha desviado el centro del debate de la forma en la que poder resolver el secuestro, que era de lo que versaba el editorial de Woodward, a la ética de las relaciones entre la Casa Blanca y la prensa.
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