La Bastilla, una fiesta
Decenas de miles de franceses se congregan en la plaza parisina para celebrar la victoria del socialista Hollande
Una plaza de la Bastilla inundada de gente festejó la victoria de François Hollande en el mismo lugar donde hace 31 años se celebró el histórico triunfo del primer y hasta hoy único presidente socialista de la V República. Decenas de miles de franceses y algunos extranjeros, residentes o de paso por la capital, empezaron a llegar a la plaza a medida que avanzaba la tarde. Los gritos de “François, président” dieron paso a “Sarkozy c’est fini!” (“Sarkozy se acabó”) cuando se dieron a conocer en las pantallas gigantes instaladas junto al escenario los primeros resultados oficiales. “¡Hemos podido con él!”, le gritaba un padre a su pequeña que llevaba a hombros. El reguero de simpatizantes siguió llegando al lugar de la fiesta a última hora de la noche.
“Estoy tan contenta”, reaccionaba con una gran sonrisa Anne-Marie, asistente en contabilidad de unos cuarenta años. “Hubiera preferido un resultado más contundente para el saliente, pero no me quejo”, añade de inmediato. “Hemos venido aquí para poder vivir este momento junto, hace tanto tiempo que lo esperábamos”, dice por su parte una de las amigas del grupo que ha decidido confirmar la victoria anunciada del socialista, Laurence, también contable. Desde la columna que preside la plaza, decenas de jóvenes subidos con banderas de todo tipo —algunas socialista, pero también muchas del partido del Frente de Izquierda, del Partido Comunista Francés o del sindicato CGT, junto a alguna palestina— han lanzado bengalas para celebrar el resultado.
Durante la hora larga, casi y media, que ha tardado Hollande en tomar la palabra desde Tulle, la multitud esperaba entre la música y seguía la retransmisión en pantallas grandes. La aparición en pantalla de los políticos del partido de Nicolas Sarkozy ha sido recibida con abucheos frente a los gritos de alegría cuando lo hacían los suyos. El discurso de Sarkozy ha sido acogido, sin sorpresas, con silbidos que no eran del agrado de todos. “Hay que ser republicano, debemos ser dignos en la victoria”, le comentaba un joven a su pareja. “¡Lárgate, pobre imbécil”, gritaban otros, “¡que se calle ya! ¡que estás en el paro!” o “¡que le quiten el micro!” se ha podido oír a medida que se escuchaba el discurso del presidente saliente.
Los abucheos han subido de intensidad en el turno a la lider del Frente Nacional, Marine Le Pen. “¡La nación somos nosotros! ¡La nación está en Bastille!”, coreaba un joven de origen magrebí, con una gran sonrisa, a medida que los accesos a la plaza se iban saturando. Así, entre tenderetes de comidas, los humos de las merguez y los pitos, ha seguido llegando gente al lugar de celebración en el que se espera la llegada del nuevo presidente electo, entretenidos con la música de todo tipo que salía de los altavoces. La fiesta debe seguir hasta altas horas de la madrugada. Las familias con niños han ido dejando la plaza a medida que se acercaban jóvenes con ganas de celebración, algunos de ellos venían directos de la sede del partido en la calle Solférino.
Allí, los festejos habían empezado ya durante la tarde, cuando ya circulaban los primeros rumores sobre estimaciones que daban ganador a Hollande. “Hemos ganado”, jaleaban los cientos de simpatizantes que tomaron posesión de los alrededores de la sede. Frente a la entrada, el partido instaló una pantalla y altavoces para que los muchos que no pudieron entrar pudieran seguir lo que ocurría. “Luego vamos a Bastille, recuerdo que estuve cuando ganó Mitterrand. Creo que esta vez será lo mismo”, avanzaba Gérard, un jubilado y simpatizante socialista de toda la vida. “¡2012, Francia a la izquierda!” o “¡Sarkozy lárgate”, lanzaban a su lado un grupo de jovencitos. En medio de la multitud, una pancarta rezaba: “Una Francia en paz”. Un contrapunto al lema de la campaña de Sarkozy: “Una Francia fuerte”.
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