Saskia Sassen, socióloga: “Cuando los financieros hablan, muy pocos políticos entienden lo que dicen”
La creadora del concepto “ciudad global” subraya la falta de pericia de los legisladores para regular el mundo de las finanzas
Saskia Sassen es la socióloga global. Nació en Holanda (La Haya, 1949), se crio en Argentina, estudió en Estados Unidos, hizo trabajo de campo en China, se doctoró en Francia y es profesora en la Universidad de Columbia (Nueva York). En 2013 fue premio Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales, y al año siguiente, doctora honoris causa por la Universidad de Murcia. Sus libros, Ciudades globales (1991), Perdiendo el control. La soberanía en la era de la globalización (1996), Territorio, autoridad y derechos (2006) y Expulsados (2014) se han traducido a decenas de idiomas. Y sin embargo sus análisis destacan siempre, y casi siempre a la contra, que la globalización la articulan actores nacionales que transforman la realidad desde las instituciones nacionales. El último, Cities at War, que ella coedita, acaba de publicarse en EE UU. Responde por videollamada desde su casa en Londres, donde está confinada.
PREGUNTA. Usted investigó las consecuencias que la crisis económica de 2008 tuvo en sociedades como la española o la griega. ¿Qué lecciones de aquella crisis son útiles para esta desencadenada por la covid-19?
RESPUESTA. Un elemento crucial que ambos momentos tuvieron es que el sistema financiero puede manejar condiciones y lanzar posibilidades que casi ningún otro sistema puede hacer. Eso lo libera del escrutinio de observadores y reguladores, sencillamente porque están más allá de las leyes [existentes]. Desarrollaremos nuevas leyes, pero para entonces el sistema financiero se habrá inventado otras opciones. Una manera irónica de decirlo: es increíblemente creativo, inventa, inventa y le sale bien generalmente.
P. Y desde qué ámbito institucional o político se podría hacer frente a ese exceso de creatividad.
R. Los financieros tienen que ir regularmente y hacer presentaciones al Congreso para justificar lo que hacen. Lo que pasa es que cuando ellos hablan, muy pocos políticos van a entender lo que están diciendo. Y a los financieros no les importa, al contrario, es mucho mejor así. Es una situación casi irónica y cómica, pero también trágica. Nuestros legisladores deberían incluir siempre cinco o seis expertos en toda una serie de nuevas áreas: las altas finanzas, la construcción, [la calidad de] el aire…
P. A menudo desde Europa leemos la realidad estadounidense de manera que el presidente Donald Trump siempre parece que está a punto de caer y, en cambio, sale reforzado del impeachment; ahora parecía que la crisis viral lo iba a devorar y sube en las encuestas. ¿Cómo se explica esto?
R. Mirá, yo creo que hay varios elementos. Uno es el punto hasta el cual las clases medias lograron dominar las modalidades [maneras de hacer las cosas], modalidades que no han ayudado particularmente a las clases trabajadoras. El otro elemento es la invisibilidad que también tienen esos trabajadores. Y número tres: para las clases medias americanas fue una victoria llegar a ser clase media y creo que perdieron el interés en entender a los grandes sindicatos y a la clase trabajadora; es más, quisieron separarse de la clase trabajadora. Ahora hay un cambio porque hay un sector de la clase media que ha perdido mucho más de lo que jamás se hubiera imaginado, Y esa crisis genera les lleva a entender: bueno, el sistema nos falló. Mientras que hace 30 años pensaban: la clase trabajadora no sabe cómo manejarse.
“Las clases medias americanas han perdido mucho más de lo que jamás hubieran imaginado”
P. Las emergencias sanitarias en nuestras ciudades parecían algo alejado. ¿Ahora van a pasar a formar parte del horizonte de las grandes ciudades hiperconectadas?
R. Sí y no. Porque nosotros hemos tenido pandemias antes. Y nos olvidamos. Creemos que no va a pasar otra vez. Creemos que nuestra modernidad no lo va a permitir. Pero creo que esta vez va a ser un poco distinto. Las generaciones de jóvenes están mucho más habituadas a tener que aprender a través de la escuela, de la universidad, pero también a través de todos los medios, de todas las debilidades de nuestros sistemas.
P. China está saliendo de la crisis fortalecida, no sabemos si tan fortalecida como para desplazar en poco tiempo a EE UU de la hegemonía global; o al menos convertirse en la referencia en regiones como Latinoamérica, que usted conoce bien.
R. Sí y sí. Yo creo que China es el actor emergente, pero emergente de un modo muy distinto a como lo hicimos nosotros los occidentales. EE UU viene y se anuncia con trompetas, ¿no es cierto? Los chinos son muy distintos. La primera vez que fui a China yo tenía 17 años y estuve seis semanas con dos antropólogos. China era muy pobre entonces y me quedé muy impresionada con su inteligencia práctica. En una situación cotidiana para una persona, en China hay que tener un nivel de inteligencia que en EE UU simplemente no la necesitas.
P. ¿En qué sentido?
R. En el sentido de que tienen que inventarse posibilidades. En China había complejidad en la vida cotidiana. En EE UU, cuando yo llegué, no. Estaba todo preparado, compraban todo, no tenían que saber nada. Todo pre-preparado: comida, ropa, la cosa climática.
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