Inevitablemente auténtico: Matt Dillon, en portada de ICON en Julio
El actor estadounidense, que estrena la nueva película del director Fernando Trueba, luce en portada de un número que también cuenta con el tenor Josep Carreras, el reggaetonero J Balvin, la escritora Milena B y mucho más.
Matt Dillon está resignado. “El miedo de todos los actores es que nos encasillen, y nadie quiere le encasillen. Pero inevitablemente todos somos encasillados”. Aunque afirme que no han logrado clasificarle bajo un único arquetipo, “lo han intentado, pero yo pruebo cosas distintas”, acepta que esto pasa hasta con los grandes, listando a De Niro, Al Pacino y Gene Hackman. Al final, lo resume en una frase: “Todos queremos que nos digan que somos versátiles, pero ni siquiera Marlon Brando pudo escapar de ser Marlon Brando.”
Y Dillon tampoco pudo escapar de sí mismo. La verdad es lo que resulta desconcertante del actor es que, en persona, tiene los mismos gestos por los que se le conoce, además de la misma voz grave y monótona, rasposa. Los papeles por los cuales se hizo conocido al final no parecen que fueron elegidos, sino que le eligieron por lo parecido que es con estos tipos duros, guapos, pero que transmiten un lado sombrío y talvez vulnerable. Es como explica el director Fernando Trueba, autor de la última película del actor: “Los grandes actores creo que siempre son ellos mismos.”
El tenor Josep Carreras también aceptó aquello de lo cual no pudo huir: una presencia de fuerzas sobrenaturales, talvez milagrosas, en su vida. Aunque no crea en Dios, reconoce que solo algo muy misterioso podría explicar su fantástica vida, desde el barrio obrero de Sants en Barcelona hasta el estrellato absoluto, pasando por una leucemia letal y una cura que talvez solo la puede explicar una entidad superior. Carreras lo lleva por la vía agnóstica, y lo explica: “Algo te da fuerza cuando la necesitas. No sé el qué.”
El cantante J Balvin, por su vez, todavía está pasando por el proceso de aceptarse. Su nueva imagen ya no tiene las mechas coloridas; “pertenecían a una etapa menos madura”, explica, pero mantiene “el toque picante de la vibra, de la energía”, de la nueva gira que planea, que acompaña su nuevo álbum. Recuerda cuando tuvo depresión en Miami, cuando los colores representaban fingir ser alguien que no era para agradar a los demás. Tras un año y medio sin sacar música, Balvin se siente cada vez más cerca de su “yo” auténtico, colorido, sí, pero no tanto. Su pelo con menos tintes en la verdad refleja una conexión más profunda con su verdadera esencia: “Me siento recargado, en una etapa de madurez diferente, preparado para disfrutar de todas las bendiciones y los éxitos que vendrán, con el favor de Dios.”
El último libro de la escritora Milena Busquets intenta condensar todas estas sensaciones que implican en aceptar esa cosa tan difícil, pero tan buena cuando la logramos: nosotros mismos. Ante el desdén que enfrentó de un amigo de juventud, que aunque parecía haber perdido su talento, tuvo la audacia de criticarla, Busquets listó todo lo que le hace sentirse bien por haber encontrado y acogido a sí misma: “La confianza de mis editores. Esa frase redonda y certera, al menos para mí, que consigo escribir de vez en cuando. El cariño de gran parte de la gente que me lee.” Pero el mayor beneficio la escritora lo sabe: “El privilegio de dedicarme a algo que me entusiasma.” Talvez los privilegiados seamos nosotros, que podemos disfrutar de ese “algo” de Busquets, Dillon, Carreras y Balvin.
En este número, hablamos también de John John Kennedy, cuyo destino no permitió que expresara todo su potencial, y también de todos los efectos de la Copa del América de vela en Barcelona, además de la ascensión y caída (¿y vuelta?) de PASOK en Grecia, y la nueva colección de Gucci. Todo eso junto con nuestras recomendaciones de moda, hoteles, y restaurantes, además de un especial motor que presenta la visión de las principales marcas de coches para el futuro. Todo eso sábado, gratis con EL PAÍS.
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