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Sam Bankman-Fried, milmillonario antes de los 30 y una posible condena a 100 años de cárcel con 32: la caída del rey de las criptomonedas

El exfinanciero se enfrenta a la posibilidad de una larga condena tras ser sentenciado por fraudes y conspiración. El fallo se conocerá este jueves

El ex consejero delegado de la plataforma de intercambio de criptomonedas FTX, Sam Bankman-Fried, sale tras una audiencia en el tribunal federal de Manhattan, en la ciudad de Nueva York, EE UU, el 3 de enero 2023.
El ex consejero delegado de la plataforma de intercambio de criptomonedas FTX, Sam Bankman-Fried, sale tras una audiencia en el tribunal federal de Manhattan, en la ciudad de Nueva York, EE UU, el 3 de enero 2023.ANDREW KELLY (REUTERS)
Marco Antonio Gomes

La segunda semana de noviembre de 2022 fue complicada para Sam Bankman-Fried. El magnate estadounidense, que tenía entonces 30 años, no logró conseguir financiación para sus dos principales negocios, la plataforma de intercambio de criptomonedas FTX y el fondo de inversión Alameda Research. Ya era tarde para que alguien aceptara invertir con él. Su fortuna, que ese lunes estaba calculada en unos 16.000 millones de dólares, se derritió completamente el viernes, y sus empresas se declararon en bancarrota. Pero puede que la semana de su monumental caída no fuese la peor de su vida. Esta semana se enfrenta a la posibilidad de ser condenado a 110 años de prisión.

Sam Bankman-Fried, o SBF, como se lo conoce, fue condenado en noviembre de 2023 por usar el dinero de los usuarios de su plataforma para financiar diversos proyectos personales, pero aún queda por definir su pena. Por un lado, SBF se enfrenta a un juez que ya no lo ve con buenos ojos tras sus intentos de manipular a los testigos durante todo el proceso. Por otro, mantiene la esperanza de que la devolución de los más de 8.000 millones de dólares perdidos a las víctimas pueda reducir su sentencia. La mezcla de factores que influye en el caso mantiene la incertidumbre sobre el fallo decisivo.

¿Cuánto tiempo puede pasar entre rejas? La pena máxima para los siete cargos de fraude y conspiración por los que fue condenado suma más de un siglo. Pero su aplicación no suele ser la norma para este tipo de delito: la mayoría de los delincuentes de guante blanco cuyas penas equivalen al resto de sus vidas acaban enfrentándose solo a una parte de ellas. Un ejemplo es Elizabeth Holmes, quien solo cumplirá 11 de los 80 años a los que se enfrentaba por fraude con la startup Theranos, que prometía exámenes de sangre con solo un pinchazo en el dedo. Si recibe la sanción máxima, Bankman-Fried tendría la quinta sentencia más grande por crímenes financieros en EE UU, detrás de Bernie Madoff, que ocupa el cuarto puesto tras ser condenado a 150 años en 2009 por la mayor estafa piramidal de la historia.

Más allá del castigo

Las similitudes con el caso de Madoff comprometen la situación de Bankman-Fried. En la sentencia de aquel caso, el juez Denny Chin subrayó la importancia de una pena máxima para crímenes de esta magnitud por su significado simbólico: “El mensaje que se envía es que, en una sociedad regida por la ley, aquellos como el señor Madoff recibirán el castigo que merecen, acorde con su culpabilidad moral”. El juez también resaltó el papel disuasorio de la pena: “Es crucial lanzar un mensaje potente para aquellos que contemplen cometer actos similares, que serán capturados y castigados en toda su magnitud conforme a la ley”.

El destino de Bankman-Fried queda enteramente en manos del juez. El sistema judicial estadounidense otorga al magistrado el poder absoluto para determinar la sentencia, limitado únicamente por el máximo establecido para cada delito. Aunque reciba orientación de la defensa, la Fiscalía y otros actores involucrados, el juez se basa principalmente en su propia percepción de la gravedad del crimen y la culpabilidad del acusado. Y hay muchas posibilidades de que el castigo a SBF no sirva solo como sanción, sino también como un ejemplo para disuadir a otros.

El exgurú de las criptomonedas no ha mantenido un perfil bajo en el proceso. Al principio se le concedió la libertad bajo arresto domiciliario durante el juicio, pero este privilegio fue revocado cuando se descubrió que SBF había violado repetidamente los términos de su libertad condicional. Las sospechas de transferencias de fondos para ocultar activos, actividades encubiertas en internet y comunicaciones indebidas le valieron varias advertencias, hasta que se confirmó que había filtrado el diario personal de su exnovia y exCEO de Alameda Research, Caroline Ellison, un testigo fundamental en el caso. El Departamento de Justicia de EE UU afirmó que Bankman-Fried filtró el diario para desacreditar e intimidar a Ellison, quien en sus escritos confesaba sentirse incapaz de gestionar el fondo Alameda. Además, SBF hizo declaraciones falsas durante su testimonio y empleó la estrategia habitual de responder “no lo recuerdo” en más de 140 ocasiones para evitar incriminarse frente a las preguntas de la Fiscalía.

El último intento

Pero Bankman-Fried todavía tiene esperanzas. Para las fases finales contrató al abogado estrella Marc Mukasey para liderar su defensa. Mukasey ya había defendido a Donald Trump en un caso relacionado con la legalidad de su candidatura, pero su gran éxito llegó cuando logró disminuir la pena –de 11 años de prisión a solo cuatro– para Trevor Milton, el exCEO de Nikola. Acusado de engañar a los inversores sobre el progreso del primer prototipo de su empresa de camiones eléctricos, Milton llegó a producir un video en el que inclinaba la cámara para simular el funcionamiento de su vehículo, cuando en realidad solo descendía cuesta abajo.

A través de un informe con varias secciones tituladas “Sam no está motivado por la codicia”, “Sam se preocupa por las personas” y “Filosofía y filantropía de Sam”, la defensa de SBF busca suavizar la imagen de su cliente y atribuir muchos de los hechos que se le imputan a una mala gestión, en lugar de a un plan deliberado para desviar fondos, como “declaraciones falsas para obtener un préstamo bancario que se planea devolver”. La recomendación final del informe es que Bankman-Fried pase de cinco años y tres meses a seis años y medio en prisión, argumentando que “una sentencia que permita a Sam reintegrarse rápidamente en un papel productivo en la sociedad sería suficiente [...] para cumplir los objetivos de la condena”.

SBF también tiene un as bajo la manga. Algunas de sus inversiones a través de FTX han tenido un buen rendimiento y con los esfuerzos del equipo que maneja la bancarrota podrían lograr compensar todas las pérdidas sufridas por los usuarios de la plataforma. Andrew Dietderich, abogado del equipo, ha afirmado que el pago no debe considerarse “una garantía, sino un objetivo. Todavía queda mucho trabajo y riesgo por delante, pero creemos que el objetivo es alcanzable y tenemos una estrategia para lograrlo”. El reembolso a los propietarios de cuentas en la plataforma ya cerrada ayudaría a reparar el daño a las víctimas y podría ser crucial para reducir el tiempo de pena de Bankman-Fried.

Sin embargo, esta situación no invalidaría el principal argumento de la Fiscalía: aunque los efectos puedan ser mitigados, Bankman-Fried sigue siendo el principal responsable del fraude que llevó a FTX a la bancarrota. Aunque SBF haya argumentado que simplemente fracasó en la gestión del negocio y que no ordenó ninguna acción ilegal en sus empresas, su testimonio fue contradicho por todos los otros involucrados en el proceso. Un ejemplo destacado es el testimonio de Caroline Ellison, quien afirmó que Bankman-Fried ordenó directamente el uso de los fondos de usuarios para pagar préstamos. Sus antiguos compañeros de piso, Adam Yedidia, Gary Wang (cofundador de FTX) y el amigo de la familia Nishad Singh también afirmaron que trabajaron bajo las órdenes de Bankman-Fried.

La Fiscalía pide entre 40 y 50 años para Bankman-Fried. Según la acusación, la actividad reciente de SBF se ha caracterizado por “codicia y arrogancia sin igual, asumiendo riesgos y jugando repetidamente con el dinero de otras personas”. Para ellos, Bankman-Fried no muestra arrepentimiento y no se debe ignorar la gravedad de sus crímenes: “La justicia requiere que se le imponga una pena de prisión acorde con la extraordinaria magnitud de sus delitos”. Después del veredicto en noviembre, Damian Williams, fiscal federal del Distrito Sur de Nueva York, afirmó que “la criptoindustria puede ser nueva, pero este tipo de fraude es tan antiguo como el tiempo”.

Muchos expertos legales anticipan que Bankman-Fried pasará al menos algunas décadas entre rejas. Según declaró a Forbes el abogado Mitchell Epner, de la firma Rottenberg Lipman Rich, sería sorprendente si SBF recibiera menos de 25 años de prisión. El exfiscal federal Paul Tuchmann también predijo que las características de las víctimas podrían aumentar la condena: “Muchas de las pérdidas provienen de pequeños inversores, lo que aumenta la presión para una sentencia significativa”, afirmó a CNBC. El profesor de Derecho de la Universidad de Columbia, John Coffee, comentó a The New York Times que el juez Kaplan es conocido por ser “justo, pero no indulgente en exceso”, y estimó una sentencia mínima de 20 años, pero no descarta que la pena alcance los 50.

Sam Bankman-Fried tiene mucho en su contra. Hasta el tiempo que tardó el jurado en llegar al veredicto, tan solo cuatro horas, sugiere que sus integrantes estaban completamente convencidos. Los crímenes por los que fue condenado no permiten ni siquiera la posibilidad de una cadena perpetua, lo que al menos ofrecería una oportunidad más realista de libertad condicional en el futuro en el Estado de Nueva York. El exmultimillonario ahora se enfrenta a una posible “muerte por encarcelamiento”, como la describen los medios estadounidenses, de manos de un juez con quien cultivó la peor relación posible. Ante la incertidumbre del veredicto final, Bankman-Fried solo puede estar seguro de una cosa: aunque la sentencia resulte por debajo de las expectativas, le costará demasiados años de su vida.

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