El asesino de John Lennon se queda en prisión: le deniegan por duodécima vez la libertad condicional
Mark David Chapman había vuelto a solicitar su salida de prisión 41 años después de disparar y matar al cantante y ex Beatle en Nueva York
John Lennon y Yoko Ono entraban en su casa de Manhattan de madrugada un lunes normal, era el 8 de diciembre de 1980. Antes de llegar, un joven de 25 años se acercó a ellos y segundos después disparó al músico cinco veces con una pistola. Nada se pudo hacer por salvar la vida del cantante y ex Beatle, que por aquel entonces tenía 40 años. Desde ese momento, han pasado casi 41 años y su asesino, Mark David Chapman, continúa, y continuará, en prisión.
Ahora, las autoridades penitenciarias de Nueva York han vuelto a denegar, por duodécima vez, la libertad condicional del asesino de John Lennon. En 1980, Chapman mató a tiros al exmiembro de la mítica banda The Beatles a las puertas del edificio Dakota en Manhattan, hoy convertido en un punto de atracción para los seguidores del artista británico. Tras el suceso, fue condenado a un mínimo de 20 años de prisión y un máximo de cadena perpetua.
Chapman, que lleva solicitando la libertad condicional cada dos años desde el año 2000, continúa recluido en la prisión de alta seguridad de Wende, en el Estado de Nueva York. A finales de agosto, compareció ante la Junta Libertad Condicional, pero rechazaron la petición, según se ha podido saber ahora. Después de este último intento, no podrá volver a solicitar su salida de la cárcel hasta 2024.
Se desconocen las razones de esta última decisión que le mantendrá por lo menos dos años entre rejas, ya que todavía no han sido hechas públicas por las autoridades, pero en anteriores ocasiones se dictaminó que su libertad es “incompatible con el bienestar y la seguridad de la sociedad” y que supondría “minimizar la gravedad de su crimen, con lo que minaría el respeto a las leyes”. La viuda de Lennon, la artista Yoko Ono, continúa a sus 89 años escribiendo a la junta para pedir que Chapman permanezca en prisión.
Aunque el asesino tiene el historial penitenciario “limpio” desde 1994, tal y como asegura la junta, siguen especificando que actuó con premeditación y en busca de “celebridad”. Además, las autoridades carcelarias también han argumentado que la liberación de Chapman supondría un problema de seguridad pública, ya que podría ser atacado “por rabia o como venganza”.
Tras el asesinato de Lennon, el homicida tuvo numerosas entrevistas con especialistas de salud mental. Seis trabajaban en su defensa y cinco de ellos concluyeron que padecía esquizofrenia paranoide. Parecía que estaba todo encaminado al ingreso del homicida en un sanatorio, pero Chapman se negó a que le diagnosticaran como “loco” y boicoteó su propia defensa. A pesar de eso, el abogado alegó que su cliente había disparado a Lennon y le había matado, pero que podía demostrar que Chapman no se encontraba mentalmente sano. No fue hasta el mes de junio de 1981 cuando se declaró culpable del asesinato de John Lennon. Tras el asesinato, permaneció en el lugar de los hechos y fue detenido sin mostrar resistencia. Horas antes del suceso, había pedido un autógrafo al cantante sobre la cubierta de su último disco cuando este salía del domicilio.
Años después del suceso, y cuando solicitó la libertad por 11ª vez, pidió perdón a Yoko Ono, quien presenció en directo el asesinato. En una grabación publicada en 2020 se escucha a Chapman hablando sobre el crimen: “Era muy, muy, muy famoso, y esa es la única razón por la que yo estaba buscando mucho, mucho, mucho, la gloria para mí. Fui muy egoísta. Quiero añadir eso, y enfatizarlo profundamente. Fue un acto extremadamente egoísta. Lo siento mucho por el dolor que le causé a ella. Pienso en ella constantemente”. También confesó que Lennon era tan solo un famoso más de su larga lista, donde además había humoristas y actores, como la actriz Elizabeth Taylor.
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