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Charlene de Mónaco, guía turística en el palacio real de Montecarlo

Ante la sorpresa de los visitantes, la esposa del príncipe Alberto ejerció de anfitriona en el edificio en el que reside la familia desde el siglo XII y que acaba de ser inagurado tras una década de reformas

Esposa principe Alberto Monaco
La princesa Charlene de Mónaco posa junto a una turista en el Palacio del Príncipe de Mónaco, el 11 de julio de 2022.Eric Mathon / Prince Palace
El País

En este último año, la imagen pública de Charlene de Mónaco se ha visto interpelada por sus numerosas ausencias. Si bien es cierto que la princesa y su esposo, Alberto II, han llevado siempre vidas independientes, durante los últimos meses esa distancia ha sido tanto figurada como real. El pasado verano la princesa sufrió una infección y una consecuente operación que la alejaron durante un largo periodo de tiempo del Principado y de sus labores, aunque estas sean meramente representativas. Pero ahora la sudafricana está volviendo a dejarse ver y a mostrar esa imagen un tanto idílica que siempre trata de transmitir el pequeño país mediterráneo.

Por eso la tarde del lunes, y por sorpresa, la exnadadora se paseó por el palacio de Mónaco —en el que vive la familia Grimaldi— haciendo de guía para los distintos turistas que por él paseaban. Por supuesto, todo quedó convenientemente retratado y se expuso en los canales oficiales del principado. El perfil oficial de Facebook de palacio colgó cinco fotografías en las que la princesa pasea por el patio, por los salones y por las galerías del recinto, y en las que posa con niños y se abraza a los turistas, que se ven evidentemente sorprendidos por su presencia.

Según explica el palacio, la princesa les mostró a los paseantes “los recién renovados Grandes Apartamentos del palacio principesco, así como los frescos renacentistas, que han sido revelados al público después de varios años de trabajo y restauración”. Además, Charlene también acompañó a los visitantes a que conocieran las salas de estar del palacio, acompañada de algunos expertos.

El palacio reabrió al público a principios de julio, coincidiendo con el undécimo aniversario de boda de la pareja monegasca. Alberto y Charlene de Mónaco celebraron la efeméride posando precisamente en estos jardines, que abrían al público (y podrán visitarse hasta mediados de octubre) después de casi una década de trabajos. Su restauración comenzó en el año 2013, ha empleado a 40 especialistas y se ha visto retrasada por la aparición de una serie de frescos del Renacimiento escondidos tras varias capas de pintura. La familia Grimaldi ha vivido en ese mismo recinto —que ha sufrido numerosas reformas, ampliaciones y actualizaciones— desde finales del siglo XII.

Charlene es una de las actuales habitantes de palacio, pero se desconoce cuánto tiempo pasa en él. Es habitual ver a la princesa en Sudáfrica, donde estuvo la mayor parte del año pasado recuperándose de las complicaciones de una infección de oído. A su regreso, ingresó por voluntad propia en un centro de la cercana Suiza para recuperarse de un “profundo agotamiento, tanto emocional como físico”, según reveló el propio Alberto en una entrevista con la revista estadounidense People.

En la actualidad, ya recuperada, parece haber vuelto a Mónaco y está retomando tímidamente su agenda pública. Sus apariciones son intermitentes pero estables. Hace un mes acompañó a su marido en un viaje oficial a Oslo, en el que pusieron fin a los rumores de crisis con un beso ante los fotógrafos. Entonces se confirmó su presencia en el Baile de la Rosa, uno de los eventos sociales más importantes de Europa. Pero finalmente no acudió al evento filantrópico, presidido por su marido y por la hermana de este, Carolina. Su ausencia fue muy sonada en un evento cuya dirección artística corrió este año a cargo del diseñador francés Christian Louboutin. La proyección mediática de Charlene no parece haber perdido fuelle a pesar de haber pasado un tiempo retirada de los focos, de hecho sus ausencias suelen desencadenar la misma cascada de noticias que sus presencias, que son esporádicas, estudiadas e idílicas. Como la que ha protagonizado estos días, sonriendo entre frescos, turistas y regios salones.

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