Risotto al limón
Conseguimos un arroz cremoso pero con un punto de frescura gracias a la ralladura y el zumo del cítrico más popular (con permiso de la naranja)
Ya lo dijo nuestro compañero comidista Diego Domínguez Almudévar en su artículo sobre cómo hacer risotto: es la receta de arroz más fácil de preparar. Una vez entiendes y dominas la técnica, solo es cuestión de cambiar los ingredientes y ajustarse a ellos. Esta receta, la del risotto al limón –risotto al limone en italiano– es particularmente sencilla, así que si estás en nivel uno es perfecta para practicar, y si ya eres avanzado, es ideal para hacer un risotto en un abrir y cerrar de ojos.
El risotto al limón se puede preparar simplemente con arroz –Carnaroli, Arborio u otra variedad con características similares–, caldo de verduras o pollo, mantequilla y limón, del cual se utilizan el zumo y la piel (si tienes acceso a limones cuya piel no haya sido tratada, mucho mejor). También puedes añadir un sofrito de cebolla para darle más sabor, como es el caso en esta receta, o incorporar otros ingredientes como queso, setas, alcachofas, tomates secos, hierbas, etc.
Si quieres terminarlo con más color y aún más aroma, puedes preparar un aceite verde de albahaca: escalda las hojas de albahaca en agua hirviendo durante cinco o 10 segundos y pásalas rápidamente a un bol con agua y hielo, tritúralas con una batidora con aceite de oliva virgen extra, cuélalas a través de un paño o colador muy fino y listo.
Dificultad: De primaria de risottos
Ingredientes
Para 2 personas
- 200 g de arroz Carnaroli o Arborio
- 500 ml de caldo de pollo o verduras (cantidad aproximada)
- ½ cebolla
- 1 limón
- 20 g de mantequilla
- Aceite de oliva
- Sal
Instrucciones
Picar la cebolla en brunoise y sofreir en una sartén con aceite de oliva hasta que esté translúcida. Reservar.
Calentar el caldo en un cazo y mantenerlo a fuego bajo mientras se empieza el risotto.
Calentar a fuego medio una sartén con un chorrito de aceite de oliva, añadir el arroz y remover para que todos los granos estén impregnados. Cuando los granos dejen de estar opacos y empiecen a transparentar -no deben tostarse-, bajar el fuego, añadir caldo hasta cubrir el arroz y remover dos o tres veces.
Cuando parte del caldo se haya absorbido, añadir el sofrito y más líquido. Puedes comprobar si tienes que añadir más caldo moviendo el arroz con una cuchara: si ves que aún hay líquido en el fondo, no lo necesita; si la cuchara deja rastro, entonces sí.
Añadir caldo tantas veces como sea necesario, hasta que el arroz esté casi en su punto. Llegado este momento, apagar el fuego y añadir el zumo y la ralladura de limón y la mantequilla. Remover enérgicamente hasta que la mantequilla se haya disuelto por completo y el risotto esté cremoso (esto se llama “mantecar”).
Servir caliente y terminar con un poco de ralladura de limón extra.
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