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Zanahorias asadas rebozadas con crema de avellanas y café

Empieza la mejor temporada de esta hortaliza, que tostamos con un poco de mantequilla, untamos posteriormente en una crema de frutos secos y rematamos con un majado sabroso donde el café es el protagonista

El polen es opcional pero muy recomendable
El polen es opcional pero muy recomendableClaudia Polo

Comemos zanahoria durante todo el año -aunque su mejor momento de consumo sea hacia finales de la primavera-, es una verdura que forma parte de casi todas las listas de la compra y, sin embargo, casi siempre termina abocada a formar parte de un sofrito, y si tiene mucha suerte; una crema. Que oye, es un final noble, pero con todas las posibilidades que presenta, es una pena quedarnos en eso.

En El Comidista, hemos dado buena turra enseñando a prepararla al horno, encurtida; por su estructura sólida y su dulzor, es una de las mejores opciones para encurtir, en ensalada o salteada. Incluso hemos hecho mermelada de zanahoria o pesto con sus hojas. Las zanahorias de primavera son más pequeñas, dulces y tiernas, frente a las de invierno, que tienden a ser más gruesas. Las primeras son ideales para comer crudas o para cocinar ligeramente, ya que son más frescas y no amargan tanto como las otras. Su piel es más fina y muchas veces no es necesario siquiera pelarlas. La cocción mejora el sabor y textura de las segundas, por lo que es mejor dejarlas para cocer, asar y preparar cremas y purés.

Intentaremos escoger zanahorias de temporada, más fáciles de encontrar si se acude a mercados de productores. Lo ideal es que no sean muy grandes, para poder servirlas enteras; pero si no es el caso, pueden cortarse a lo largo por la mitad o en cuartos. Una vez salteadas en mantequilla –podrían cocinarse al horno también y servirse de la misma manera– se cubren de una salsa cremosa de avellana, miel y salvia, para posteriormente rebozarse con una mezcla de avellana molida, café y polen. Si no tienes a mano crema de avellana, puedes hacerla triturando este fruto seco hasta que suelte su grasa: si no tienes un robot o batidora muy potente, hazlo en varias fases para que el electrodoméstico no sufra.

Tiempo: 12 minutos

Dificultad: Encontrar zanahorias pequeñas y tiernas

Ingredientes

Para 4 personas (como aperitivo o acompañamiento)

  • 10 zanahorias pequeñas
  • 30 g de mantequilla
  • 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
  • 4 cucharadas de crema de avellanas
  • 1 cucharada de miel
  • 8 hojas de salvia
  • 2 cucharadas de vinagre de Módena
  • 50 g de avellanas
  • 1 cucharada de café soluble
  • 2 cucharadas de polen (opcional)
  • ½ cucharada de tomillo
  • Sal
  • Pimienta

Instrucciones

1.

Lavar y limpiar las zanahorias. Cortar las hojas dejando unos dos o tres centímetros. 

2.

En una sartén a fuego medio calentar la mantequilla y el aceite. Añadir las zanahorias sin que se amontonen. Salpimentar. Subir el fuego y saltear hasta que estén completamente tostadas.  

3.

En un cuenco mezclar la crema de avellana, la miel, las hojas de salvia, un poco de sal y el vinagre. 

4.

Añadir la salsa a la sartén y cocinar durante dos o tres minutos. 

5.

Moler en un mortero o en un molinillo las avellanas, el café soluble, el polen -si lo tienes- y el tomillo. 

6.

Extender el polvo en una bandeja o plato amplio. Rebozar las zanahorias una a una antes y colocar en una bandeja para servirlas templadas. 

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