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El misterio del vídeo viral de la piña a gajos

Un vídeo de dos personas comiéndose una piña a gajos levanta una enorme ola de asombro en Internet. ¿Es un engaño? ¿Con qué tipo de piñas funciona? Desvelamos las claves de este fenómeno gastronómico-social.

Al rico viral de piña para el niño y la niña
Al rico viral de piña para el niño y la niñaMARCO VERCH / FLICKR

Tres manos y una piña que se desgaja como si nada. Es el misterio que rodea a uno de los últimos vídeos virales más comentados de los últimos tiempos, que desde principios de marzo trae de cabeza a miles de internautas. En él, se ve una mano de mujer que desmenuza esa fruta como si fueran gajos de mandarina, mientras su compañero sujeta esa misma pieza y picotea también. Una insólita maniobra que ha hecho que muchos se hagan la misma pregunta alrededor del mundo: ¿hemos sido engañados?

Pues no exactamente, pero como en todo buen misterio aquí tampoco nada es lo que parece: la posibilidad de comerse una piña como si fuera una pizza de ídem existe. Es factible, ya se lo adelanto. Pero no con todas las variedades; de ahí que muchos de esos internautas se hayan dejado las falanges, estos días, intentando arrancar un trozo de verdad en toda esta historia. Como el usuario de Twitter Padre Anchoa.

Una cosa está clara: con una piña verde no funciona. ¿Pero cómo es posible, entonces, que esos trozos se desprendan tan fácilmente? Todo enigma tiene su porqué y toda historia, un comienzo. Esta es la cronología del piñagate, que a estas alturas ya ha alcanzado la categoría de reto.

¿La clave está en el punto de maduración?

Muchos de ustedes lo tuvieron claro desde el principio: la clave está en el punto de maduración de la piña. El suficiente como para poder desgajarla de esa manera, pero no lo suficiente como para arruinarla al estar demasiado madura o, incluso, podrida. Un equilibrio que, aunque puede explicar de alguna forma esa maniobra, resulta harto complicado.

Según me explican desde el Grupo Eurobanan, una de las principales empresas de importación de este tipo de piña tropical, la fruta que se ve en el vídeo "podría estar en un estado demasiado avanzado de maduración porque la textura no es firme". Es decir, que para traerse una piña así tendría que venir en el mismo día y en avión. Algo que no parece demasiado rentable si se compara con otras piñas más duraderas que vienen, sobre todo, de Costa Rica, precisan fuentes de Mercamadrid. Estas últimas pueden llegar más o menos maduras, pero jamás tan maduras como se ve en el vídeo, descartan en Eurobanan.

¿Qué tiene esa piña para volvernos locos?

Es muy posible que muchos de ustedes estén pensando que hacer este dispendio de fuentes y este despliegue por las fruterías y mercados, ante un hecho como el del piñagate, es del todo innecesario. Pero en el momento en el que escribo esto, 44.721 personas han compartido el famoso vídeo y otras 104.808 lo han puesto en su pestaña de favoritos. Así que, al menos, vamos a buscarle alguna explicación racional a todo este fenómeno. Y quién mejor que Jaime Rubio Hancock, experto en Internet y viralidad del portal Verne.

Así pues, ¿qué tiene ese tuit para haberse viralizado de esta forma? "Uno de los motivos que más nos impulsan a compartir mensajes en redes sociales es su componente emocional. En este caso, hablamos del asombro: todo el que se haya peleado con una piña alguna vez en su vida puede sentirse fácilmente sorprendido por la facilidad con la que en estos vídeos se van arrancando gajos como si nada. De hecho, este tuit forma parte de un género en Internet, tanto en redes como en artículos, que es la de decirnos todas las cosas que llevamos haciendo mal toda la vida: desde servir tetrabriks a doblar camisetas, pasando por atarnos los cordones. Pelar fruta y verdura es, en concreto, un subgénero de esta tendencia”, desglosa.

Otra cuestión de fondo es esa capacidad que tienen los bulos de viralizarse más rápidamente a través de un vídeo. ¿Estamos ante un riesgo sin control alguno? "Estamos cada vez más acostumbrados a poner en duda titulares y fotografías, al entender cada vez mejor cómo funcionan los bulos y cómo identificar un montaje. Seguimos haciéndolo regular, pero al menos estamos más alerta. Con los vídeos es más difícil: dan aún más impresión de transmitir realidad sin filtros, a pesar de que son perfectamente manipulables y editables. También hay que decir que, en este caso, no tenemos tantos motivos para sospechar: ¿por qué iba alguien a mentirnos sobre cómo comer una piña? ¿Qué clase de conspiración es esta?", considera Rubio.

Desde El Comidista intentamos, sin éxito, ponernos en contacto con el usuario que ha viralizado esa otra forma de comer piña en el mundo.

Señora, ¿ha visto usted esta piña?

O sea, que el punto de maduración influye pero no tanto. Y de la temporalidad mejor ni hablamos, porque hay piñas todo el año y están en su punto óptimo los 365 días, me aclaran también desde la cooperativa Frontera, de El Hierro (Canarias). Aquí venden hasta tres variedades distintas: Roja Española, MD2 y la Andina. Pero en los 768.189 kilos de piña tropical que despacharon en 2018, no había ni rastro de ese otro fruto en gajos: "No sabemos qué piña es, la verdad". Como tampoco podían precisarlo, ayer, en la frutería Origen del Mercado de los Mostenses. "No he visto nunca ese tipo de piña", zanjaba Marisol Condoy, su encargada.

¿Se trata de un fake?

¿Nos habíamos comido un fake (sin pelar)? Al otro lado del teléfono, Hèctor Molina, agricultor de la empresa el3ments, lo tenía claro: "Ese vídeo no es fake ni de coña, ese vídeo es súper real. Lo que pasa es que hacer eso con una piña verde es imposible; tiene que ser una piña madura y, sobre todo, tiene que ser alguna variedad que pueda influir y que quizás para probarla haya que viajar hasta otro continente".

La propuesta de Molina me da ideas. Recapitulemos: hay un vídeo que corre como la pólvora y del que sabemos ya algunas cosas. Es real, hay gente perdiendo las uñas y no parece que esté hecho con una variedad de piña autóctona o más tradicional, por así decirlo. Y el punto de maduración, por otro lado, no es la clave en sí. Así que, llegados a este punto, hago lo que cualquier detective de novela negra haría si se viera ante una piña semejante: volver sobre mis pasos.

¿Una piña japonesa?

En medio de toda esa riada de tuits, Miguel Ángel Lurueña –tecnólogo de los alimentos y autor del blog Gominolas de Petróleo– acota nuestro enigma en un hilo en el que ya se habla de una variedad de piña, muy concreta, que se cultiva en Okinawa (Japón). Y que se caracteriza, precisamente, por desgajarse fácilmente. Y da también verosimilitud a toda esta historia y a esa insólita maniobra.

¿Estamos, pues, ante una variedad de piña japonesa? La periodista nipona Taeko Kawai no lo tiene tan claro. Mira el vídeo, que acumula a esa hora de la tarde más de cien mil interacciones, y concluye: "En Japón no se come tanta piña y, además, suele venderse en botes y cortada en rodajas. Es más típica de Taiwán, donde sí se venden enteras". Las imágenes que aporta Lurueña, sin embargo, están ahí. Aunque hay algo en ellas que hemos pasado por alto: no es su punto de maduración ni su origen, es lo que están comiendo esas tres manos lo que hace especial a esa piña. En esos gajos, vaya, está la solución a nuestro misterio.

Baya, baya

Otro usuario, Mohammad Aidil bin Ali –ya les dije que el debate era a escala mundial–, da con la clave: si esas dos personas pueden arrancar los trozos de piña de esa forma es porque esos trozos de piña son, en realidad, bayas.

"Tiene toda la razón y tiene todo el sentido del mundo, porque esas piñas tienen cierta similitud con el pino (Pinus pinea)", coincide Hèctor Molina, nuestro agricultor. Y Unai Cereijo, estudiante de doctorado en el Centro de Investigación en Agrigenómica, amplía: "La piña es una baya, igual que los tomates, los plátanos o las calabazas. Y, en concreto, en el caso de las piñas, una inflorescencia (muchas flores juntas) brota del tallo de la planta y después de fecundarse empiezan a crecer y se juntan formando la piña. Cada una de las flores dará lugar a una de las unidades que se separan en el vídeo".

La piña de gajo se llama... piña de gajo

A estas alturas, ya solo falta ponerle un nombre más apropiado a este piñagate. Y va a ser el usuario Yoquiensino quien nos lo chive en esa misma vorágine tuitera: abacaxi de gomo. Es decir, piña de gajo.

Desde luego, no se complicaron mucho con el nombre. Y es, en efecto, brasileño. Es decir, una variedad de piña brasileña, conocida también como gomo de mel. Y que según recogió la Folha de S. Paulo, en 2005, tiene un origen chino y se desarrolló en Brasil, en 1992, hasta que finalmente fue lanzada en 2005 por el instituto de agricultura de ese país. "Llega al mercado una nueva variedad de fruta, que ya no necesita ser pelada para ser consumida", escribieron entonces en las páginas de ese mismo diario. Y nosotros aquí, en 2019, creyéndonos que hemos descubierto vida en Marte.

Pero no se vayan que todavía queda el último cabo suelto de toda esta trama: ese origen chino explicaría, acaso, esa cercanía con su homóloga japonesa. Pero donde mejor se ve ese origen asiático es en el propio vídeo: en lo que se escucha –una canción china, según me desvela Rubén Lo-Pun, gerente del Royal Cantonés– y en el logotipo que aparece. "Que, según deduzco, se ha publicado en Douyin, una aplicación de vídeos cortos china", zanja Zigor Aldama, corresponsal en Asia. Ahora lo que queda por saber es de quién son esas manos.

Rodrigo Casteleiro es periodista, redactor y productor de El Comidista. Antes fue colaborador de ICON y trabajó en las secciones de Sociedad y Madrid, de EL PAÍS, la Cadena SER y ADN.

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