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Carreteras para la nueva movilidad

Menos señales, más conectividad y digitalización para coches eléctricos y autónomos

EXTRA INFRAESTRUCTURAS. smart transportation with Motorway intersection
Dowell (Getty Images)

Las carreteras de la nueva movilidad presentarán en pocos años una estampa insólita, cuando se incorpore a su infraestructura la tecnología para los coches eléctricos, autónomos y conectados. Cargadores, sensores, antenas y señales cambiarán el aspecto de unas vías en las que convivirán vehículos tradicionales y sin conductor.

Esta transformación afectará a la infraestructura física. Habrá que construir electrolineras para cargar el vehículo eléctrico. Surgirán también nuevas señales, “cuyo destinatario no será el vehículo autónomo, sino los conductores de vehículos convencionales”, augura Antonio Durán, responsable global de innovación de Abertis. Y otras desaparecerán. “Habrá muchas menos que ahora. Podrían aparecer en el vehículo, proyectadas en el parabrisas, y ser así virtuales, no físicas y reales”, pronostica Manuel Romana, profesor del departamento de transportes de la ETSI Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).

Pero donde se producirán cambios, y de calado, será en la conectividad y en la digitalización. En nuestro país hay al menos tres consorcios de empresas que están ya trabajando en el diseño de estas vías.

Ferrovial lidera uno de ellos con la iniciativa Aivia, junto a Microsoft, 3M, Kapsch TrafficCom y Capgemini. “Estamos desarrollando un producto escalable y aplicable a todas las autopistas para desplegar la tecnología 5G e impulsar la conectividad”, explica Rafael Fernández, director de innovación de la compañía. En la parte física hay modificaciones “en paneles y en sensores embebidos en el asfalto y en una reflectividad diferente”, tanto en líneas como en señales verticales “que puedan ver en cualquier circunstancia los vehículos autónomos y conectados”, añade.

Cambios de vanguardia

También habrá cambios en las áreas digitales de las carreteras con “la construcción de gemelos digitales que permiten crear casos de uso y su simulación”, y en el despliegue de la red 5G “para establecer los estándares de conectividad C-V2X, que permitirá comunicarse al vehículo con todo lo que lo rodea”, según Fernández.

Microsoft España se centra en garantizar la gestión, integridad y seguridad de los datos, dice José María de la Fuente, gerente del sector industrial e infraestructuras de la tecnológica.

La consultora Indra encabeza un segundo consorcio, bautizado Movilidad 2030, con la participación de Sacyr, Iberdrola, Ficosa, Wallbox Chargers y Disid Corporation. “Es una plataforma en fase de diseño para gestionar la movilidad conectada y que busca las especificaciones para establecer la tecnología necesaria y tenerla lista en 2030″, describe Mauro Gil, responsable del proyecto para Indra.

Wallbox Chargers e Iberdrola trabajan en el diseño de un cargador inalámbrico para particulares en estas carreteras, y en el desarrollo de un planificador inteligente de flotas y de rutas, respectivamente. Por su parte, desde Ficosa, informan de que “está involucrada en sistemas embarcados en vehículos tanto para la comunicación entre estos y la infraestructura, sistemas de visión y de monitorización del conductor como para los pasajeros del coche”.

Pago y gestión

Sacyr se ocupa de desarrollar tecnología propia que permita el pago por móvil en las autopistas de peaje, la detección, identificación y clasificación de vehículos en movimiento, la clasificación por tipología de los vehículos en peajes físicos, y la detección e identificación de vehículos que circulen a contramarcha”, expone Miguel Ángel Moreno, responsable del departamento de innovación de Sacyr Concesiones.

Abertis es la cabeza visible del tercer proyecto, llamado Garage, en este caso con IBM. “Desarrollamos proyectos innovadores que nos ayudan a mejorar la gestión de nuestras infraestructuras, su seguridad y su sostenibilidad”, expone Durán. No pasará mucho tiempo hasta que se vea esto. “En 2030 esperamos una elevada penetración de vehículos conectados y de vehículos eléctricos. A partir de ese año, prevemos un alza progresiva de vehículos autónomos, con niveles de autonomía incrementales”, sostiene.

Surge entonces la pregunta de si habrá que pagar por ellos. Desde Abertis se anticipa “un escenario futuro de pago por uso de servicios de movilidad, entre los cuales se encontrará el uso de la infraestructura”. Y aunque en un mundo de coches conectados “los peajes tienden a desaparecer”, no así “la necesidad de sufragar el mantenimiento, la adaptación y la mejora de las infraestructuras de carretera”.

Otras empresas miran la opción que suponen los peajes tradicionales, “aunque eso será una decisión política”, dicen desde Indra. Están también los peajes dinámicos. Ferrovial ya los usa en EE UU. El precio varía y se calcula la tarifa según múltiples variables, como el tráfico en la autopista, los ocupantes del vehículo, la meteorología, etcétera. “Tenemos la tecnología, pero depende de lo que mande la Administración”, afirman.

Algunos expertos como Romana plantean un impuesto a la electricidad que consumen los vehículos eléctricos en sustitución del que se paga ahora por los combustibles fósiles. Otros, como José Francisco Monserrat, catedrático de Comunicaciones Móviles en la Escuela de Telecomunicación de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), plantea pagar por el uso de los servicios de los vehículos autónomos: “Se calcula un euro cada 100 kilómetros”.

Despliegue tecnológico

El despliegue de esta tecnología va a tener un alto coste. Julián Núñez, presidente de Seopan, la Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras, ha calculado en 20.151 millones de euros la inversión necesaria en movilidad segura, conectada y sostenible. La Asociación Española de Carreteras (AEC) presentó un proyecto al Gobierno antes del verano para conectar y dotar de infraestructura digital a la carretera que une Madrid con Lisboa, con una inversión de 100 millones de euros, añade Jacobo Ruiz, director general. 
Un informe coordinado por Alfredo García, catedrático de Transportes y Territorio en la Escuela de Caminos de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), estima en 400 millones de euros lo que valdría desplegar la tecnología 5G en la red viaria española, con más de 3.000 puntos dispuestos cada cinco kilómetros. 
Inversión cien por cien pública o privada es una de las posibilidades. Pero la que concita más apoyos es la colaboración entre Administración y empresas para desarrollar esta tecnología. 

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