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Microcredenciales: educación para una plantilla actualizada y motivada

Crece la oferta de programas cortos y formato flexible para las empresas tras el aval de la Unesco o la Comisión Europea

EXTRA ESCUELAS NEGOCIOS 16/04/23
iStockphoto / GETTY IMAGES

De repente, las principales instituciones internacionales a nivel educativo parecen haberse puesto de acuerdo en un nuevo modelo de enseñanza, acelerado por la pandemia y el progreso tecnológico. Abran paso a las microcredenciales, los cursos cortos y las vías de aprendizaje flexibles, una vía recientemente bendecida por la Unesco o por la Unión Europea.

Resumidamente, las microcredenciales son algo así como mini-títulos o certificados que se conceden tras “experiencias de aprendizaje de corta duración, como por ejemplo un curso o una formación breve”, en palabras de la Comisión Europea. Estos cursos “ofrecen una forma flexible y personalizada de ayudar a las personas a adquirir los conocimientos, las capacidades y las competencias que necesitan para su desarrollo personal y profesional”. Por ejemplo, cursos para aprender a usar determinada aplicación digital, de idiomas pero enfocado a un área concreta, de contabilidad o de liderazgo de empresas. Siempre cursos cortos, pero también muy provechosos para el empleado y para la empresa.

“El concepto de vías de aprendizaje flexibles se basa en la premisa de que todos nosotros estamos en entornos extraordinariamente cambiantes”, señala Teresa Martín-Retortillo, presidenta ejecutiva de Exponential Learning en el Instituto de Empresa (IE). “Da igual que estés en las áreas de ventas, marketing, talento… las cosas cambian tan rápido que es importante estar actualizado por la aceleración tecnológica y los cambios de contenido del trabajo. El 60% de un trabajo relacionado con el conocimiento cambia en una década”.

Tradicionalmente una laguna de conocimientos podía cubrirse con un máster. “Pero para mucha gente hacer un máster puede implicar dejar de trabajar total o parcialmente, y los cursos cortos ofrecen una actualización constante”, advierte Martín-Retortillo. “Vemos que la gente de más edad, con 50 o más años, sigue formándose para mantenerse competitiva, y lo hace a través de microcredenciales. Una vía que en tres o cuatro semanas me permita saber sobre un área de conocimiento concreta”.

Estamos ante una tendencia global que empieza a cobrar cuerpo en los documentos oficiales de organismos internacionales y, cada vez más, en las legislaciones nacionales, como es el caso del Gobierno de España, que incluyó en el Real Decreto-Ley 822/2021 la posibilidad de que las universidades puedan “impartir enseñanzas propias”, “que requieran o no titulación universitaria previa, en forma de microcredenciales o micromódulos, que permitan certificar resultados de aprendizaje ligados a actividades formativas de corta duración”.

Nuevos ecosistemas

“Van en la línea que venimos reclamando desde hace tiempo”, indica Jordi García Viña, catedrático de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social por la Universidad de Barcelona (UB). “Está la parte de formación que es básica, la que empieza en la escuela; está la parte dirigida, las especializaciones que elegimos más o menos a partir de la mayoría de edad en la Universidad. Y finalmente, habría una parte adaptativa, para un determinado colectivo, como las microcredenciales.

¿Cómo organizar las microcredenciales? ¿Quién las imparte? En España, han tomado la iniciativa —bendecidas por la legislación— universidades y escuelas de negocios, pero la Unesco pide a los países en un documento reciente promover un “ecosistema de aprendizaje de múltiples factores”. Una suma de “esfuerzos coordinados de docentes, escuelas, universidades, centros de FP, estudiantes de todas las edades, autoridades públicas, empleadores, sindicatos, evaluadores, otorgantes de premios, plataformas, registros, agencias de garantía de calidad, evaluadores de credenciales, patrocinadores, y redes sociales”, enumera el informe de este organismo de Naciones Unidas con sede en París.

“El sector de la construcción es pionero en el impulso de la certificación sectorial”, expone el director de Formación y Empleo de la Fundación Laboral de la Construcción (FLC), Javier González. Gestionada por la patronal Confederación Nacional de la Construcción (CNC, cuyo presidente, Pedro Fernández-Alén, es a su vez presidente de la FLC) y por los sindicatos CCOO del Hábitat y UGT FICA, “la Fundación Laboral viene trabajando en los últimos años en un procedimiento de microcertificación de competencias sectoriales, cuya calidad quedará garantizada a través de la aplicación del sistema de microcredenciales”, agrega González. La FLC forma a 80.000 alumnos al año en un sector que necesita incorporar en el corto plazo a medio millón de personas más para abordar con garantías las inversiones contenidas en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, según CNC.

Bergé, el operador líder de logística en el mercado español, declara tener mucho interés en las formaciones a medida que brindan las microcredenciales. Y, además de un máster sobre Gestión del Negocio Marítimo y Logística Asociada, impulsado por esta compañía con 150 años de historia en alianza con las Universidades de Cantabria, País Vasco (UPV) y la Politécnica de Cataluña, Bergé trabaja en “desarrollar perfiles en función de las necesidades de las empresas, especialmente de alta cualificación, y también en el reciclaje para perfiles ya en trayectoria profesional en las áreas de innovación, tecnología, logística 4.0 y puertos inteligentes”. Portavoces de Bergé explican la razón: “La incorporación de las nuevas tecnologías en el sector logístico se ha producido en plena pandemia. Esto convulsiona al sector al tiempo que abre oportunidades”.

“Creemos que se trata de una tendencia que irá creciendo en los próximos años. Atrás quedaron las épocas en las que las etapas de formación, trabajo, jubilación, estaban tan definidas. Hoy, al tiempo que crece la esperanza de vida, lo hace también la carrera profesional, lo que lleva a pensar que no tiene sentido que los conocimientos adquiridos 20 ó 30 años atrás sigan estando plenamente vigentes”, razona Almudena Eizagirre, directora general de Deusto Business School. Eizagirre alerta de que “todavía en nuestro entorno hay un poco de fusión entre microcredenciales y el concepto de ‘certificación digital’ “.

Las microcredenciales “hacen referencia a un nuevo enfoque de formación basada en pequeñas acciones formativas, muy orientado a la formación continua a lo largo de toda la vida”, expone la directora general de Deusto Business School. La certificación digital tiene que ver “con la parte tecnológica, con la infraestructura que asegura la calidad de las microcredenciales”. El continente y el contenido.

Formaciones a medida

En otra escuela de negocios, el IESE, relatan sus tres programas de formación a medida. Primero, “programas enfocados que permiten explorar en profundidad temas específicos y de pocos días de duración, entre tres días y un par de semanas en los tres formatos, presencial u online”. Después, “programas a medida para empresas, que realizamos según las necesidades de cada compañía en cada momento”, cuentan en el IESE: “Empresas como Oracle, Henkel y Boehringer Ingelheim, entre muchas otras, han confiado en IESE para la formación de sus empleados”. Finalmente, se encuentran los “programas sectoriales, de una o dos jornadas de duración sobre un tema específico: banca, seguros, automóvil, alimentación, energía,... donde los ponentes son directivos de máximo nivel de las principales compañías a nivel nacional e internacional”.

Marcelo Maina, profesor de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la Universidad Oberta de Catalunya (UOC) e investigador del grupo de investigación EduLab, formula dos reflexiones: “Las microcredenciales jugarán un papel crucial en el futuro de la educación al proporcionar a los estudiantes experiencias de aprendizaje flexibles y personalizables que pueden ser fácilmente reconocidas y valoradas por los empleadores en un mercado laboral en constante cambio”.

“Pero también las microcredenciales ofrecen a las universidades una oportunidad estratégica para liderar la innovación curricular, ampliar la oferta educativa para un aprendizaje a lo largo de la vida y dotar al estudiantado con las competencias y habilidades necesarias para un desarrollo profesional permanente”, dice Maina.

De momento, el término microcredenciales es un concepto aún nebuloso que necesita ser clarificado. Sabemos que apela directamente a la formación permanente de los trabajadores. Javier González, de la Fundación Laboral de la Construcción, habla de “competencias técnicas básicas sobre necesidades urgentes del sector”, y pone varios ejemplos en los que se imparten cursos cortos dentro del gremio: “Rehabilitación de edificios, eficiencia energética en edificación, energías renovables, accesibilidad, regeneración urbana, formación para operadores de maquinaria, control de obra y otros aspectos más transversales como la gestión de residuos y la digitalización”.

La polémica de reconocer los títulos

Entre las recomendaciones que introduce la Unesco, aparecen ideas como “adoptar un marco de política nacional para la promoción de las microcredenciales o “desarrollar marcos nacionales integrales de cualificaciones”. En román paladino, un reconocimiento oficial o académico de las microcredenciales y cursos cortos que sea homogéneo en todo el país. 
“Todo el mundo, desde consultoras, vendedoras de software, está sacando microcertificados, convirtiendo todo en una jungla”, lamenta Teresa Martín-Retortillo (IE). “No sabes quién te enseña realmente, escoger es muy difícil. Uno de los puntos más importantes es ordenar la taxonomía de estos certificados. Cuáles me valen y para qué”. 
Con estos certificados, el IE en su caso permite convalidar créditos para hacer un máster. Pero falta por homogeneizar un marco nacional de microcredenciales. “Hay compañías automovilísticas con una formación buenísima, como Volkswagen”, dice García Viña (UB). Pero mucha gente busca escuelas que emitan una titulación, y en la escuela de Volkswagen aprendes, pero no tienes ningún título o tu formación no queda debidamente acreditada. El reconocimiento es limitado”. 
Almudena Eizagirre (Deusto) informa de que “un consorcio liderado por universidades españolas y financiado por fondos europeos está desarrollando un proyecto denominado certidigital que promueve el desarrollo de una infraestructura para la gestión de credenciales. El camino del reconocimiento oficial parece, de momento, lo más complejo para esta indiscutible tendencia. 

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