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El viacrucis de 120.000 madrileños sin metro desde hace cinco meses: “Ni está ni se le espera”

Los vecinos de Coslada y San Fernando de Henares penan por el cierre de la línea 7b por unas filtraciones que han obligado a derribar 73 viviendas

Un hombre se sube a un autobús de la línea sustitutiva de metro en Barrio del Puerto.
Un hombre se sube a un autobús de la línea sustitutiva de metro en Barrio del Puerto.Álvaro Sánchez Martín

Cientos de personas pasan en silencio por delante de la estación de Cercanías de Coslada Central de camino al trabajo. Es martes a las 7.13 y aún no ha salido el sol. El panel luminoso de una marquesina informa de que la temperatura es de cero grados. Alrededor de ella, 32 personas muy abrigadas esperan un autobús que los lleve al trabajo. Normalmente, muchos estarían en el andén del metro, pero la estación lleva cerrada desde julio y así seguirá al menos hasta mediados de 2025. Lo mismo ocurre en la parada contigua, La Rambla. Y con la siguiente, San Fernando. Por tanto, los 120.000 habitantes de Coslada llevan cinco meses sin conexión completa por metro con Madrid capital y con San Fernando de Henares. En esta segunda población, de 40.000 habitantes, el problema es mucho mayor: tres de sus paradas de metro llevan cerradas más de dos años, mientras se interviene para que la infraestructura deje de hundirse, arrastrando por el camino hasta 73 viviendas condenadas al derribo. A los ocho minutos, aparece un autobús naranja con los cristales empañados. Es la línea especial que remplaza al metro. La mayoría de los pasajeros que hay en el vehículo se baja allí, en Coslada Central, para hacer transbordo con el Cercanías.

“Cada vez más gente va en coche”, cuenta Adela Gutiérrez, sentada en uno de los autobuses especiales. Conoce muy bien la zona porque lleva 30 años viviendo en ese municipio y otros 10 en Coslada. Ahora hay más tráfico en la zona, el autobús va, por tanto, más lento, y esa demora a su vez anima a más personas a usar el coche. “Un bucle”, concluye la mujer. Es hora punta y la frecuencia va bien: un autobús cada cinco u ocho minutos. Sin embargo, suelen ir llenos de gente, sobre todo en las paradas más próximas al centro, con pasajeros de toda la línea. A esto hay que añadir los problemas de tráfico. Los habitantes de San Fernando de Henares llevan más de dos años sin servicio de metro y muchos han cambiado sus hábitos.

Gutiérrez ya se ha acostumbrado a vivir sin el suburbano: “Ni está, ni se le espera”. Se ha subido al autobús junto a la parada de Henares a las 9.04. Trabaja en OBS, una empresa que se encarga de la logística de los Juegos Olímpicos. Su oficina está en Alcalá de Henares, pero antes tiene que pasar por una pequeña sucursal que hay en Barrio del Puerto, así que entre unas y otras se recorre la línea entera de bus a diario. Por el camino, señala los lugares que fueron importantes para ella y que ya no existen como consecuencia de la llegada del metro a la zona.

Ahí había un centro del Ayuntamiento [de San Fernando] donde iba a clases de flamenco”, dice mientras señala un edificio precintado. Junto a él, se ve un local con un cartel en el que pone “Oficinas de Atención a los Vecinos de San Fernando Afectados por la Línea 7B”. Adela mira otro edificio. “La gente que vivía allí se tuvo que ir”, cuenta. “La casa se les caía”.

Es la tragedia de San Fernando de Henares. Todo empezó con unas elecciones. A las puertas de las de 2007, Esperanza Aguirre, entonces presidenta regional en busca de la reelección, decidió construir un hospital con su correspondiente estación de metro. Para eso, había que cambiar el proyecto original, ampliar el recorrido y añadir estaciones. Un error, según se descubrió un decenio después, porque las obras del túnel del metro facilitaron la entrada del agua en el subsuelo. El líquido contactó con terrenos solubles, alteró su solidez y afectó a los cimientos de los edificios cercanos.

Adela Gutiérrez en uno de los autobuses especiales que sustituyen la línea 7 de metro mientras atraviesa San Fernando de Henares.
Adela Gutiérrez en uno de los autobuses especiales que sustituyen la línea 7 de metro mientras atraviesa San Fernando de Henares.Álvaro Sánchez Martín

Las consecuencias han sido dramáticas. El paso del suburbano ya ha provocado el derribo de 73 viviendas. Eso ha afectado a la vida de 200 vecinos de San Fernando de Henares, que han tenido que ser realojados, y a las de otros tantos, que miran con temor cada grieta en sus paredes, cada crujido de sus edificios, temiendo ser los siguientes.

Mientras tanto, la línea 7B acumula una decena de cierres en apenas 15 años de vida y más de 1.000 días sin dar servicio al completo. Desde agosto de 2022 está cerrado el tramo San Fernando-Hospital del Henares, lo que afecta a tres estaciones (Jarama, Henares y Hospital del Henares). Y desde julio de 2024, está cerrado el tramo Barrio del Puerto-San Fernando, lo que afecta a tres estaciones (Coslada Central, La Rambla y San Fernando), para un total de seis. Los informes técnicos que han obligado a parar los trenes parecen sacados de una película de terror.

Así, el 15 de julio, un informe de la empresa Intemac puso negro sobre blanco la peor pesadilla del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso sobre la línea 7B de metro: a las tres estaciones cerradas desde agosto de 2022 por filtraciones de agua que han desestabilizado la infraestructura se debían unir las otras tres paradas. ¿La razón? Que el problema se extendía y tenía “una evolución muy negativa” que hacía “inaplazable” intervenir.

Eso ha creado un problema potencial de movilidad. Cuando las últimas tres estaciones de metro de la línea 7 se cerraron en octubre de 2022 ya llevaban 1,1 millones de usos acumulados. Es el recuento que hace Metro de Madrid de la cantidad de veces que los tornos giran para dejar pasar a alguien a la estación a lo largo de un año. En las paradas de Coslada, que llevan cerradas desde julio, la cantidad ese mismo año llega a los 5,4 millones. Todos esos viajes ahora se hacen por superficie, en autobús.

A veces, ni siquiera merece la pena el servicio: se puede acabar tardando más en bus que a pie. Antonia Sedano vive cerca de la parada de La Rambla, una de las que llevan cerradas desde verano. Tenía cita con su médico de cabecera a las 8.00 en el Hospital de Henares. En circunstancias normales solo tendría que atravesar cuatro paradas para llegar. Tardaría unos 15 minutos en metro y cerca de 20 andando. Hace frío, así que ha probado a coger uno de los autobuses amarillos de la línea especial. Ha tardado 24 minutos, algo más que si hubiera ido a pie.

La cosa empeora para los que no tienen esa opción. Freddy Rivera es psicólogo y trabaja en el área de recursos humanos de una empresa cercana a la parada de La Rambla. Vive en Aluche, así que le toca cruzase todo Madrid en tren a diario. El Cercanías lo deja en Coslada Central y allí coge la línea especial de bus. Pese a que el servicio de Renfe tiene retrasos habituales, comenta, lo que más le molesta es no tener metro.

Uno de los autobuses especiales para en Hospital de Henares.
Uno de los autobuses especiales para en Hospital de Henares.Álvaro Sánchez Martín

“El servicio es patético”, protesta. “He visto a gente que pide un taxi porque los buses pasan cuando quieren”. Cuenta que los días en los que hay huelga de transportes son especialmente estresantes porque la zona queda casi incomunicada: “Si estos autobuses sustituyeran de verdad al metro, no deberían parar”.

El chófer de uno de estos autobuses ha parado en Barrio del Puerto, único punto que tiene ahora Coslada de conexión de metro con Madrid. Son las 10.34, ya hay menos gente en la calle, el tráfico es menor y las colas que esperan junto a las marquesinas también se han reducido. El hombre sale del autobús para estirar las piernas. Otro autobús de la misma línea se solapa en la ruta y aparca justo detrás del suyo.

“Nos han dicho que estas tres paradas de Coslada se arreglarán pronto”, comenta sobre la estimación del Gobierno, que espera reabrir en el verano de 2025 el tramo entre las estaciones de San Fernando y Barrio del Puerto, donde se están acometiendo labores de impermeabilización y consolidación del terreno, reparaciones de la superestructura y el drenaje del túnel. “Pero lo mismo nos dijeron cuando cerraron las de San Fernando, y aquí estamos”.

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