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3.500 metros cuadrados en el corazón de Usera para siete monjas con vocación de orar y pedir

El Ayuntamiento de Madrid dona a la desconocida orden del Cordero un terreno valorado en ocho millones de euros

Evangélicos y musulmanes, indignados por los regalos de Almeida al Arzobispado
El solar de 3.500 metros cuadrados que el Ayuntamiento de Madrid ha donado a la Comunidad del Cordero para un monasterio.Santi Burgos
Jacobo García

No se puede decir que a la Comunidad del Cordero, una orden perteneciente a los Dominicos, le haya ido mal en su vocación mendicante. Desde que hace 15 años llegaron a Madrid desde Francia, la siete “hermanitas”, como así se describen en su web, han vivido hasta ahora en la capilla del Obispo, un impresionante monasterio del siglo XVI ubicado la Plaza de la Paja declarado Patrimonio nacional y ahora se preparan para mudarse a un lugar más amplio en el barrio de Usera. Si la protesta vecinal que ha provocado su llegada no lo remedia, ellas ocuparán el solar frente al metro Almendrales que les ha regalado el Ayuntamiento de Madrid. En plena crisis inmobiliaria en la capital, con uno de los metros cuadrados más caros de Europa, cuando se termine de construir el monasterio, cada monja tocará a 500 metros cuadrados por cabeza junto al río Manzanares.

La polémica que ha soliviantado a los vecinos de Usera comenzó en 2022, cuando el Ayuntamiento de Madrid decidió hacer una “concesión demanial a título gratuito” del terreno a la diminuta orden religiosa. Se trata de un céntrico descampado de 3.500 metros cuadrados junto al metro Almendrales, valorado en ocho millones de euros que el Ayuntamiento regaló a la única agrupación religiosa que se presentó al concurso público: la Comunidad del Cordero. “¿Es necesario un regalo así en un distrito en el que falta de todo?”, se preguntan los más de 3.200 vecinos que han firmado en contra de la donación. Que no se trata de un barrio carente de espacios para el enriquecimiento espiritual, lo demuestra el hecho de que los vecinos solo tienen que caminar unos pasos para encontrar una iglesia católica: Nuestra Señora de la Fuencisla. Y a 400 metros, otra: Nuestra Señora de la Soledad. Si, en cambio, buscan un templo evangélico, a 250 metros está el Centro Apostólico Cristo Viene.

En protesta por la superpoblación religiosa, dos asociaciones La Mancha y Unión de Almendrales encabezan la lucha vecinal para tratar de frenar el regalo a una orden sin ningún arraigo ni el barrio, ni en España. Según Sergio de Isidro, que ha recogido las firmas para evitar la cesión, “Almendrales enfrenta notables deficiencias en infraestructura y que ha experimentado un importante aumento de su población en los últimos años. El barrio carece de instituto público, no tiene instalaciones deportivas, ni piscina, ni centro juvenil y necesita también una residencia de mayores”, protesta.

Hasta el momento, los vecinos movilizados han reunido 3.280 firmas y exigen que se haga una consulta pública sobre la pertinencia de un monasterio que vive de la caridad en un barrio “de gente obrera”. La consulta fue rechazada con los votos del PP y Vox. En un pleno reciente del distrito, De Isidro logró hacer una pregunta a la concejala de Usera, Sonia Cea, que argumentó que el proyecto de las religiosas “contempla la realización de actividades para la educación de adultos y jóvenes en riesgo de exclusión social, así como actividades de tiempo libre para los niños del distrito”. Según la solicitud enviada por las religiosas, las “hermanitas” harán un montón de actividades de atención a niños, drogadictos, prostitutas y pobres. No obstante, en los años que llevan en Madrid no se les conoce trabajo social relevante y en su misión pastoral está claramente enfocada a la oración que alternan con algunas excursiones y cenas con jóvenes para reproducir como vivían los primeros cristianos. En su web no hay ni una imagen de ayuda a los desfavorecidos, pero sí de misas y catequesis. “¿Quién las fiscaliza a ellas? ¿Quién sabe si darán todas las comidas que dicen?”, se pregunta de Isidro.

Las leyes actuales recogen que entre las obligaciones del un Ayuntamiento está la de dotar de alimento espiritual al barrio y, durante el pleno, la concejala popular dijo disponer de otras 17 parcelas más para las que se comprometió a consultar a los vecinos. “Usera ha sido uno de los distritos más dotados en este periodo. Se ha puesto en marcha un teatro y un Centro Social y se ha recuperado el terreno de una antigua fábrica”, dijo a este periódico el responsable de prensa de su equipo. Para explicar que no tienen nada en contra de las religiosas y que tampoco es una cuestión de falta de fe en Usera, los vecinos han hecho una prueba: con una rápida búsqueda en Google Maps, al escribir “iglesia” sobre la zona, aparecen 13 símbolos rojos con una cruz y al escribir “instituto” aparecen seis.

Formada por 150 religiosas, las hermanitas del Cordero surgieron en Francia con una vocación enfocada en la contemplación y la pobreza siguiendo el modelo franciscano y dominico. En 1990 pasaron a formar parte de la Iglesia y en 1999 se integran en los Dominicos. Llegaron a Madrid en 2008 y a falta de un lugar para ubicarse, el arzobispado concedió a las siete religiosas la posibilidad de gestionar la capilla del Obispo en el centro de Madrid. Desde hace cinco años estaban detrás de un terreno en el que levantar, gracias a la colaboración de los fieles, este “pequeño monasterio urbano” que contará con capilla, dos claustros, centro de acogida, refectorio y el alojamiento para los “hermanitas y hermanitos”. “La dimensión de la Comunidad del Cordero en Madrid, tan solo un puñado de religiosos y religiosas dominicas, mendicantes y evangelizadoras, no justifica este desvío del suelo que es de todos y todas para un uso mayormente privado. Mientras que se les ha cedido el terreno porque teóricamente ofrecen una larga lista de servicios que la orden pretende realizar, la realidad es que los servicios son muy limitados y estrechamente vinculados al proselitismo”, explica De Isidro.

“Como operación inmobiliaria es también un desastre”, añade Mar Barberán de Más Madrid. “Un Ayuntamiento puede ceder por 75 años para crear un polideportivo, por ejemplo, de explotación privada y cuando termine ese periodo el Ayuntamiento cuenta con un polideportivo en propiedad. Pero, ¿para qué quiere el Ayuntamiento ser dueño de una iglesia cuando termine la concesión? Este gobierno responde a lo que le pide el arzobispado, pero no así lo que pide la gente del barrio”, añade Barberán.

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Sobre la firma

Jacobo García
Antes de llegar a la redacción de EL PAÍS en Madrid fue corresponsal en México, Centroamérica y Caribe durante más de 20 años. Ha trabajado en El Mundo y la agencia Associated Press en Colombia. Editor Premio Gabo’17 en Innovación y Premio Gabo’21 a la mejor cobertura. Ganador True Story Award 20/21.
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