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“Me rechazaban en las entrevistas de trabajo por tener una discapacidad”

La nueva tienda de Zara Home en San Sebastián de los Reyes emplea a 12 personas con minusvalía intelectual o física

Una dependienta atiende a una señora en la nueva tienda de Zara Home en San Sebastián de los Reyes.
Una dependienta atiende a una señora en la nueva tienda de Zara Home en San Sebastián de los Reyes.INMA FLORES (EL PAIS)
Mercedes Pedreño

Marisa Gil tiene 45 años y estudió diseño de moda. Antes trabajaba en este sector, que es su pasión, pero sufre una enfermedad rara que ha hecho que pierda parte de la vista. Solo tiene visión periférica y, para poder centrar la mirada en los objetos, utiliza una lupa que siempre lleva colgada de una cadena de Swarovski, dice, “súper mona”. La discapacidad ha hecho que deje de conducir, pero no le impide desarrollar su profesión con normalidad. “Aun así, las empresas me rechazaban en las entrevistas por tener esta condición”, afirma. Desde este jueves trabaja en la nueva tienda de Zara Home en San Sebastián de los Reyes, al norte de la capital, en la que 12 de los 14 empleados tienen una discapacidad intelectual, física, psíquica o sensorial.

Al lado de Gil está su compañera Irene García: “Nos esforzamos de más para que no se note la diferencia”. Ella, que se aparta ligeramente cuando pasa alguien cerca de ella, sufre depresión y ansiedad. Tiene 35 años, pero aún arrastra los problemas que le causó el bullying que sufrió de pequeña. Llegó a estudiar Bachillerato, pero su discapacidad psíquica no le permitió continuar. Ya ha sido dependienta antes y, a pesar de que sufre ansiedad social, su forma de afrontarla es atender bien a los clientes. “Si soy capaz de que las personas que vienen se lleven lo que venían a buscar, me quedo con la conciencia tranquila y me es más fácil sobrellevarlo”, explica.

Rosa Ramírez coloca los productos a la venta.
Rosa Ramírez coloca los productos a la venta. INMA FLORES (EL PAIS)

Las dependientas han conseguido este trabajo a través de la Fundación Prodis, una organización sin ánimo de lucro dedicada a la inclusión social y laboral de las personas con discapacidad. García y Gil presentaron sus currículos para trabajar en Inditex y la empresa les remitió a esta ONG. Es la segunda tienda con trabajadores con discapacidad en la plantilla que abre Inditex en Madrid, la primera fue una tienda de calzado en Leganés. La empresa destinará los beneficios íntegros que genere el local a la Fundación Prodis. “Nos podían contratar en cualquier otra tienda, pero nosotras elegimos esta porque funcionamos muy bien con el equipo”, afirman ambas.

Aunque todas las toallas, cojines y mantas de la tienda están perfectamente colocados, Rosa Ramírez, otra empleada de la tienda, comprueba minuciosamente que todos los productos estén alineados al milímetro. Ella tiene discapacidad intelectual. “Me cuesta un poco más aprender”, aclara. Le gusta su trabajo de cara al público, tiene experiencia y sabe cómo atender a los clientes. Con 30 años, está muy contenta por empezar a trabajar. Sus compañeras y ella han estado en prácticas durante seis meses en otro local de la marca. Ahora todas tienen un contrato indefinido, según un portavoz de la Fundación Prodis.

Las tres defienden que “sus discapacidades no les impiden ser profesionales”. El grado de discapacidad de las trabajadoras de la tienda llega hasta un 65%. Irene García pone de ejemplo a su compañera Marisa: “Ya trabajamos juntas en una tienda de ropa; las clientas venían solo para que ella les asesorara”. Lupa en mano, les elegía la ropa y “se llevaban un armario entero elegido por ella”, relata.

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