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Los últimos de Filipinas, en el río Alberche de Aldea del Fresno

Mucha imaginación del equipo técnico es necesaria para los viajes cronológicos del rodaje de ‘El Ministerio del Tiempo’

Una imagen de 'Tiempo de valientes', capítulo de 'El Ministerio del Tiempo' en el que Aldea del Fresno (Madrid) se convierte en la selva filipina.
Una imagen de 'Tiempo de valientes', capítulo de 'El Ministerio del Tiempo' en el que Aldea del Fresno (Madrid) se convierte en la selva filipina.RTVE
Héctor Llanos Martínez

Irene Larra, Pacino, Alonso de Entrerríos y el resto de los integrantes de la patrulla de El Ministerio del Tiempo van saltando en cada capítulo de un siglo a otro. Incluso de un país a otro. Su misión es garantizar que la historia de España no quede alterada. Durante el rodaje, la realidad de sus actores y equipo técnico es mucho más prosaica. En estos seis años desde que se estrenó la popular serie de Televisión Española, la Comunidad de Madrid ha encarnado a menudo otros paisajes de España y del resto del mundo. “Se trata de jugar con lo que se puede y lo que no se puede ver”, confiesa el jefe de localizaciones Pedro Ruigómez, que participó en las temporadas dos y tres de esta producción.

Filipinas, por ejemplo, quedó a 50 kilómetros de la ciudad de Madrid. El equipo rodó en Aldea del Fresno el capítulo Tiempo de valientes. Estaba dedicado a los llamados últimos de Filipinas, un grupo de soldados españoles que a finales del siglo XIX resistieron en un posición durante casi un año sin saber que el conflicto con la antigua colonia española había terminado. “La selva la hicimos en el río Alberche. Había que tener en cuenta al subida y bajada del caudal, porque depende de una presa cercana, y tuvimos que aprendernos los horarios para trabajar sin complicaciones”, recuerda Ruigómez. Para recrear el sudeste asiático en el suroeste de la región madrileña, tuvo que tramitar permisos con el área de Medio Ambiente de la Comunidad y llegar a un acuerdo con las fincas privadas que podían verse afectadas por el rodaje. El malecón de Filipinas era en realidad las inmediaciones del palacio de Boadilla del Monte.

“Hay localizaciones comodines que nos sirven para ambientar varias épocas”, comenta el técnico sobre la dificultad de esta producción, basada en su gran mayoría en lugares que ya no existen. Precisamente ese palacio del Infante San Luis, un edificio neoclásico del siglo XVIII ubicado en Boadilla, también se convirtió en otro de los capítulos en el Alcázar de Madrid, una icónica construcción de la ciudad que desapreció en 1734 en un incendio de origen desconocido. “Aprovechamos algunos salones de ese otro palacio que todavía no han restaurado, como la cocina y las estancias del piso superior. Con una iluminación adecuada, de tonos muy oscuros, y colocando reproducciones de determinados cuadros, logramos una sensación palaciega que necesitábamos y que este lugar en realidad no tiene, porque ahora está bastante vacío”.

Rodaje de un capítulo de la tercera temporada de la serie en el parque del Capricho de Madrid.
Rodaje de un capítulo de la tercera temporada de la serie en el parque del Capricho de Madrid.City of Madrid Film Office

Madrid es una región llena de edificios históricos muy útiles para El Ministerio del Tiempo. El Real Sitio de Gózquez de Arriba, que mandó construir Felipe II y se encuentra en San Martín de la Vega, ha servido para, entre otras cosas, construir el estudio de Francisco de Goya, aprovechando que no hay excesiva documentación de cómo era el lugar de trabajo del pintor. “Es otro de esos lugares sin excesiva ornamentación que te permite jugar con él”, admite Ruigómez. En otra entrega, el aragonés pasea con Diego de Velázquez por el jardín histórico de El Capricho de la Alameda de Osuna, espacio creado precisamente en la época de la Ilustración.

El jefe de localizaciones confiesa que, cuanto más lejos viaja una producción en el tiempo, más sencillo es reconstruir esa época. El pasado cercano es siempre más complicado, porque la actualidad se impone a través de su diseño urbano. Cámaras de seguridad, cables modernos y demás artefactos electrónicos pueden arruinar un plano en una calle ambientada en los años 60, como cuando el equipo se trasladó al barrio de la Elipa. “En lugares muy antiguos, aunque siempre hay algo que tapar, tienes más libertad, porque además los pequeños gazapos históricos son menos evidentes para el espectador”.

El pasado cercano es más complicado de recrear en 'El Ministerio del Tiempo'. En la imagen, un momento del rodaje en el barrio de la Elipa.
El pasado cercano es más complicado de recrear en 'El Ministerio del Tiempo'. En la imagen, un momento del rodaje en el barrio de la Elipa.City of Madrid Film Office

La serie creada por Javier y Pablo Olivares y producida por Onza Entertainment, Cliffhanger y Globomedia contaba con presupuestos más ajustados en sus primeros capítulos. “Cuando no hay mucho dinero, localizar una serie es un trabajo en equipo al que hay que echarle mucha imaginación”, explica Ruigómez. “En 11 días tenías que completar un capítulo entero, que es mucho menos de lo normal para una serie de esta exigencia”. Cada entrega dura 70 minutos y cambia la mayoría de sus escenarios en cada una de ellas. “Es un esfuerzo tremendo para todos los departamentos. Imagínate los compañeros de vestuario que saltan del siglo XX al XVIII de un día para otro”, dice.

En esta pelea por conjugar el tiempo, Ruigómez recuerda especialmente difícil el episodio Con el tiempo en los talones que regresaba a la visita del director Alfred Hitchcock al Festival de Cine de San Sebastián de 1958 para presentar su película Vértigo. El donostiarra hotel María Cristina no es idéntico al que era entonces, así que el equipo tuvo que recrear en Madrid su versión antigua. Lo hizo en la Escuela de Canto de la calle de San Bernardo, apunta, mientras que para el conocido Teatro Victoria Eugenia se utilizaron otros foros históricos de la capital, como el Teatro Español de la plaza de Santa Ana.

Rodaje de 'El Ministerio del Tiempo', con Ramón Langa y Aura Garrido (a la derecha).
Rodaje de 'El Ministerio del Tiempo', con Ramón Langa y Aura Garrido (a la derecha).Jaime Villanueva

Aunque la colaboración entre El Ministerio del Tiempo y el Museo del Prado pueda resultar inevitable, lo cierto es que ha sido para Ruigómez menos frecuente de lo deseado: “Es una institución que pone condiciones muy estrictas, como es lógico. Lo principal es proteger el lugar, así que es complicado trabajar allí. La iluminación tiene que ser muy escasa, para que no afecte a los cuadros, hay mantener una distancia de seguridad con ellos, rodar de noche, invertir una buena parte del presupuesto en un acuerdo económico que no es barato…”.

Mientras que Marc Vigil, Jorge Dorado y Abigail Schaaff son sus directores recurrentes, este programa cuenta con muchos directores invitados. Koldo Serra, Paco Plaza y Gabe Ibáñez son algunos de ellos, lo que enriquece a la producción pero también le añade una complicación añadida, al tener que incorporarse a un tren en marcha cada uno con una visión personal del proyecto. “Por fortuna, se involucran mucho. Yo me los llevaba a todos en coche a ver las localizaciones que les correspondían, porque todos querían hacer su capítulo lo mejor posible, para estar a la altura de la gran calidad de la serie”, cuenta Ruigómez.

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Sobre la firma

Héctor Llanos Martínez
Redactor especializado en nuevas narrativas audiovisuales (streaming, pódcast, redes sociales) y en el género documental, con varios años como autor del blog 'Doc&Roll'. Formado en Agencia Efe y elmundo.es, antes de llegar a Verne y la sección de Madrid de El País, escribió desde Berlín para BBC, Deutsche Welle, Cineuropa, Esquire o Yorokobu.

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