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En busca de una corrala para rodar la escena más impactante del año

Con ‘Antidisturbios’ iniciamos una serie de artículos sobre las localizaciones que construyen el Madrid visto en la ficción televisiva reciente

Imagen de la serie Antidisturbios de Movistar+.
Imagen de la serie Antidisturbios de Movistar+.Movistar + (MOVISTAR)
Héctor Llanos Martínez

“Rui, siempre me dice: Mikel, a mí no me gustan las postales y lo bonito. Él necesita creerse el lugar, que sea muy auténtico”, cuenta sobre el director Rodrigo Sorogoyen el encargado de encontrar las localizaciones de Antidisturbios (Movistar +), rodada en 2019. Mikel Saldise fue quien ayudó a construir ese Madrid realista y sórdido de la serie, a partir de las elecciones del propio Sorogoyen y el director de arte Miguel Ángel Rebollo.

El reto que plantearon al vasco se antojó todavía más complicado cuando una escena del capítulo inicial, una de las más impactantes del audiovisual español reciente y la que iba a marcar el tono de todo el relato, ocurre en un espacio tan especial como una corrala. Un equipo de policías debe acometer el desalojo de un grupo de activistas en condiciones poco habituales. La situación, claustrofóbica y violenta, se salda con la muerte de un inmigrante senegalés, que cae al vacío y destapa una compleja trama de corrupción política.

“Viniendo de fuera, tuve hasta que informarme de lo que es una corrala. Es muy complicado encontrar una adecuada. Un rodaje es un arma de destrucción masiva, que pone todo patas arriba”, advierte el jefe de localizaciones de la serie. Y esta típica casa de vecinos madrileña en la que reina un patio interior es un lugar donde vive mucha gente en un espacio muy limitado y, por lo general, muy avejentado. El equipo encontró una prácticamente vacía y que soporta toda una historia sobre sus vigas.

Las vecinas de la corrala posan en el patio en el año 2007.
Las vecinas de la corrala posan en el patio en el año 2007.C. M.

Durante más de una década, las conocidas como las abuelas de Ventorrillo, habitantes de este edificio en el número 7 de la calle homónima del distrito de Embajadores, lucharon unidas contra la inmobiliaria que pretendía desalojarlas de su hogar. Algunas llevaban allí desde la Guerra Civil y ya han fallecido o han terminado por marcharse ante el acoso de la empresa. Todavía resisten dos de ellas. Ese pequeño milagro permitió a la productora madrileña Caballo Films y The Lab ocupar el espacio sin apenas molestar a sus inquilinos.

“La primera vez que entramos allí fue hasta escalofriante. Es lo que transmitía ese espacio vacío, con tan solo dos vecinas ocupando 26 metros cuadrados de vivienda cada una. Nos ofrecimos a alquilarles otro lugar donde vivir durante un mes, pero una de ellas decidió quedarse”, recuerda Saldise. “No es de las más antiguas, tiene solo unos cien años y con un patio bastante amplio, con una estructura metálica de refuerzo. Se nos pidió hacer un estudio del estado del edificio para garantizar su seguridad”.

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Rodaje ante le restaurante senegalés Baobab, en la plaza de Nelson Mandela de Lavapiés.
Rodaje ante le restaurante senegalés Baobab, en la plaza de Nelson Mandela de Lavapiés.Madrid Film Office

Desde el punto de vista técnico, Antidisturbios es como una película bélica, defiende su jefe de localizaciones. El otro escollo a solventar fue precisamente el de rodar agitadas escenas de disturbios en plena calle sin alarmar a los vecinos. Para una de ellas, el guion de Sorogoyen e Isabel Peña marcaba la plaza de Lavapiés. “Con la que íbamos a montar, tuvimos que darnos un paseo por el barrio para encontrar una alternativa”, comenta Saldise.

La realidad les dio la respuesta casi de inmediato. La Plaza Nelson Mandela fue el escenario en 2018 de las protestas de los compañeros de Mmame Mbaye, el mantero senegalés de 35 años que murió en plena calle durante una persecución policial. Piedras, sillas y pelotas de goma volaron durante ese día. Muchos de los vecinos se acercaron el día del rodaje para contar al equipo que ellos estuvieron allí el día que ocurrió la revuelta real. A la hora de recrear una escena similar en clave de ficción, se practicó la escena días antes, a puerta cerrada, en un parking cercano: “Rodrigo es de ensayar mucho con actores y a menudo había que buscar lugares alternativos donde practicar antes de grabar”.

Este relato de corrupción que comienza en Lavapiés, hablando de policías y de desahucios, evoluciona a medida que avanzan los capítulos hacia las altas esferas, en un ambiente más acomodado. El equipo, en colaboración con Madrid Film Office el servicio público del Ayuntamiento de Madrid para la asesoría del sector audiovisual y sus grabaciones, se trasladó entonces a la zona del Bernabéu y el barrio Salamanca. Los disturbios ambientados en el estadio del Real Madrid se rodaron muy cerca del lugar, en el Palacio de Congresos situado al otro lado de la Castellana, frente a la plaza de Joan Miró.

“Ese fue un proceso muy largo. Es una secuencia de más de 3 minutos. Tuve hasta cuatro reuniones con los responsables del departamento de Espacio Público del Ayuntamiento hasta que dimos con el sitio. Teníamos que rodar de noche, con varios días de ensayo, cortando calles…un total de seis días. A diferencia de Lavapiés, es una zona con gente que tiene muchos contactos y que en cualquier momento levanta un teléfono y paralizan el rodaje. Al ser un espacio gestionando por una entidad privada, TurEspaña, desde Espacio Público solo nos pidieron que todo se hiciera de la acera hacia adentro. A pesar de ser una zona de oficinas apenas habitada al finalizar la jornada laboral, se veía a gente pegarse y todos los días y, a los pocos minutos de empezar, ya había patrullas para ver lo que ocurría”.

Rodaje de la serie en la plaza de Joan Miró.
Rodaje de la serie en la plaza de Joan Miró.Madrid Film Office

Es por eso que se necesita hacer una importante labor de comunicación antes de rodar este tipo de escenas de acción, comenta Saldise. “Hay que dejar muchas cartas en los buzones, para hacer saber a los vecinos que iba a haber cargas falseadas y que no se alarmara nadie. En ese tipo de cartas, suele aparecer un teléfono de producción para que los vecinos se sientan libres de ponerse en contacto con nosotros y contarnos si tienen necesidades particulares de las que no pueden prescindir, al ser personas mayores o estar enfermos. Es sobre todo una cuestión de agradecimiento y respeto a los vecinos, que son los que te aguantan con este tipo de cosas”.

Otro lugar complicado para colar un rodaje suele ser una comisaria. El equipo encontró la adecuada en Moratalaz. “Es complicado porque no te pueden dar permiso para entrar hasta la tarde anterior, por si ocurre algo y tienen que estar disponibles. Pero fue un sitio donde nos trataron muy bien”, explica Saldise. Durante sus primeras semanas de emisión, Antidisturbios desató críticas opuestas entre sí respecto al cuerpo de las fuerzas de seguridad. Mientras algunos espectadores acusaban a la serie de blanquearlo, algunos sindicatos de policías se quejaban de quedar retratados como “drogadictos y alcohólicos”, decían en un comunicado. “Supongo que los policías de Moratalaz se leyeron el guion y por eso no se ofendieron y fueron tan abiertos”, defiende el responsable de sus localizaciones.

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Héctor Llanos Martínez
Redactor especializado en nuevas narrativas audiovisuales (streaming, pódcast, redes sociales) y en el género documental, con varios años como autor del blog 'Doc&Roll'. Formado en Agencia Efe y elmundo.es, antes de llegar a Verne y la sección de Madrid de El País, escribió desde Berlín para BBC, Deutsche Welle, Cineuropa, Esquire o Yorokobu.

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