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La Xunta admite que el eucalipto ocupa 409.000 hectáreas en Galicia, casi un tercio del total de la Península Ibérica

El Gobierno gallego reacciona a un informe crítico del Consello da Cultura Galega sobre la proliferación de la especie y destaca que los bosques autóctonos de frondosas todavía representan más terreno: 620.000 hectáreas

Plantación de eucaliptos en Galicia.
Plantación de eucaliptos en Galicia.

El informe presentado el lunes por el Consello da Cultura Galega (CCG) sobre la proliferación del eucalipto en Galicia ha sentado como un jarro de agua fría en el Gobierno de la Xunta, que este martes ha salido al paso defendiéndose con los datos que el Ejecutivo gallego maneja sobre esta especie invasora de uso industrial. El trabajo presentado por el Consello da Cultura, un organismo independiente y multidisciplinar integrado por expertos, recogía datos alarmantes como el de que el eucalipto, en sus variedades comerciales globulus y nitens, había ganado en una década 53.000 hectáreas de terreno en Galicia. También advertía de que su “modelo de explotación completamente destructivo” se ha extendido ya por un millón y medio de hectáreas en la Península Ibérica (sobre todo el noroeste de España y Portugal) frente a las 100.000 del resto de Europa en su conjunto. Desde la Consellería de Medio Rural se cifra hoy la superficie de eucalipto en la comunidad en 409.000 hectáreas frente a las 422.000 de coníferas como el pino y a las 620.000 de bosques poblados por especies caducifolias. Además, la Xunta reivindica en un comunicado su “apuesta por garantizar un monte sostenible”, niega que esté “subvencionando” masas de eucalipto y que, por el contrario, se han presupuestado ayudas para la “creación de superficies forestales, con el objetivo de plantar hasta 1.500 hectáreas de coníferas y frondosas”.

El informe del Consello da Cultura alerta contra este monocultivo cuyo “modelo de explotación” es “completamente destructivo” y está provocando una metamorfosis del paisaje natural y cultural, la “pérdida de biodiversidad” y la “uniformización”, además de la “alteración de recursos hídricos”, la proliferación de los incendios o el empobrecimiento de la tierra. La situación se ve agravada, sostiene la institución, por una “mecanización cada vez más intensa” y la irrupción en el monte gallego del Eucalyptus nitens, capaz de prosperar en zonas más frías y de más altitud, hasta el presente salvaguardadas del monocultivo porque la variedad más extendida, el Eucalyptus globulus, no se adaptaba.

Para la Xunta, por su parte, lograr un monte “sostenible” pasa por “asegurar un enfoque multifuncional de los diferentes aprovechamientos del territorio forestal, que van desde los madereros hasta los relativos a pastos, castañas, setas, frutos y hasta usos lúdicos y sociales”. Además, frente a las críticas, la Administración recuerda que el 97% del monte “está en manos privadas”. “La Xunta no subvenciona las plantaciones de eucaliptos”, recalca en su comunicado difundido a los medios, “de hecho, precisamente hay ayudas para financiar la sustitución de brotes de eucalipto por otras especies, garantizando la preservación de las autóctonas y la biodiversidad”. “El Gobierno gallego promueve la mejora de la gestión y de la productividad de las masas ya existentes de eucalipto”, defiende Medio Rural, de tal manera que se asegure la demanda de madera, “una fuente de ingresos muy importante” para la economía.

El Gobierno del PP en Galicia también reivindica la moratoria o suspensión temporal —establecida bajo el mandato de Alberto Núñez Feijóo por la Ley de Recuperación de la Tierra Agraria— de nuevas plantaciones hasta 2025 “en lugares donde no había eucaliptos”. Según denunciaron en los últimos años los grupos de la oposición y colectivos ecologistas y cívicos, la medida produjo un efecto rebote, con más solicitudes de plantación o la picaresca de plantar retoños de la especie alóctona bajo árboles autóctonos para alegar que ya estaban a la hora de pedir licencias. No obstante, la Administración gallega afirma que la moratoria “contempla un control exhaustivo y sanciones para aquellas personas que posean plantaciones ilegales”.

“Los datos”, argumenta la Xunta, “demuestran que Galicia cuenta con una superficie de cerca de 1,5 millones de hectáreas arboladas, de las que el 42,5% se corresponden con frondosas (620.000 hectáreas), seguidas por plantaciones de coníferas (422.000) y eucalipto (409.000)”. La revisión del Plan Forestal de Galicia, defiende, “contribuye a nivelar estos recursos” y a “fomentar las frondosas y variedades autóctonas”, con una serie de “acciones que se cumplen de manera estricta”, añade. Y cita, como ejemplo, la creación de un registro de masas de frondosas consolidadas, con “52 ya inscritas” que suman un total de casi 4.100 hectáreas. “Recientemente se convocaron cerca de 10,1 millones de euros en ayudas para acciones silvícolas en cerca de 5.000 hectáreas de coníferas y frondosas caducifolias, con el fin de prevenir los daños a los bosques por los incendios forestales”, añade, y se destinaron “tres millones a ayudas para la creación de nuevas superficies”, con el objetivo de plantar “hasta 1.500 hectáreas de coníferas y frondosas”. El lunes, el Consello da Cultura reprochó al Gobierno que no estuviese ya elaborado el mapa de usos agroforestales de Galicia; ahora la Xunta asegura que “se está elaborando” y se prevé presentar en el “primer trimestre de 2024″, después de “dos años y medio” de trabajo. Este documento y el también futuro Catálogo de Suelos Agropecuarios y forestales de Galicia”, promete Medio Rural, serán el “instrumento marco para la ordenación y gestión de usos del suelo”.

Nada expresa el comunicado oficial acerca de las decenas de casos de patrimonio arqueológico y etnográfico arrasado por la maquinaria pesada de las plantaciones de eucalipto, cada vez más industrializadas, ni sobre las denuncias sobre la invasión de especies alóctonas de rápido crecimiento en áreas de la Red Natura. El CCG constata en su informe una “pérdida” de la presencia “material e inmaterial” de elementos que constituyen el paisaje gallego (desde restos patrimoniales que están sin identificar ni catalogar) hasta la propia microtoponimia (con una estimación de 400.000 nombres de lugar en Galicia). Todo esto, según la entidad, debido a una ausencia “endémica” de planificación y ordenación del territorio, en donde los valores culturales y sociales “son marginados”. La legislación es abundante pero “ineficaz”, dice el CCG, porque no desarrolla los instrumentos necesarios: desde 2011 está pendiente el mapa de suelos agropecuarios y forestales de Galicia, recuerda, y el plan forestal recoge medidas de ordenación de recursos forestales para 2030. Además, la ampliación de la Red Natura está paralizada desde 2011. Y en las zonas ya blindadas sobre el papel “no se aplica la normativa con rigor y se están expandiendo especies alóctonas” sin medidas de recuperación, criticaba el lunes la coordinadora del equipo que elaboró durante dos años el informe, la arquitecta Rebeca Blanco-Rotea.

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