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Los vuelos de largo radio ya sufren las estrecheces de El Prat

El aeropuerto barcelonés afronta un verano con 50 destinos intercontinentales y tras lograr récords de visitantes en todos los meses de lo que va de año

Josep Catà Figuls
Cola de pasajeros en los puestos de facturación de la aerolínea escandinava SAS en el Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat para facturar su equipaje para un vuelo a Tel Aviv (Israel).
Cola de pasajeros en los puestos de facturación de la aerolínea escandinava SAS en el Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat para facturar su equipaje para un vuelo a Tel Aviv (Israel).Alejandro Garcia (EFE)

Barcelona está a las puertas de un verano que se prevé de récord en afluencia de visitantes, y en el Aeropuerto de El Prat ya se están empezando a notar los efectos. En lo que va de año, la cifra de viajeros que han pasado por el aeropuerto barcelonés ha superado el volumen anterior a la pandemia en todos los meses, y la tendencia indica que en verano se romperá definitivamente el tope que marcó 2019. En pleno debate sobre si es necesario ampliar el aeropuerto —con varias propuestas sobre la mesa y con el reto de respetar una zona protegida por la Unión Europea—, en las instalaciones ya se nota la falta de espacio y, en algunos casos, de manos. Con 50 destinos intercontinentales sin escala programados para este verano, la cifra más alta de la historia en El Prat, situar todas las aerolíneas y aviones se ha convertido en un auténtico encaje de bolillos. La saturación también la notan los trabajadores de los controles de seguridad, quienes más allá de que ayer sufrieron un fallo técnico en la terminal 2 y tuvieron que registrar visualmente una a una las maletas de los pasajeros, aseguran que cada vez tienen una mayor carga de trabajo para la que no tienen todos los recursos que necesitan: el próximo viernes 28 el comité de empresa se reunirá para analizar la situación, y la convocatoria de una huelga no está descartada.

Uno de los ejemplos que muestran las dificultades para configurar este puzzle es Cathay Pacific, una aerolínea de gran calidad que ha retomado la ruta Barcelona-Hong Kong, y a la que han tenido que situar en la terminal 2, donde están las aerolíneas de bajo coste. Fuentes de Aena explican que decisiones operativas como esta se toman conjuntamente con las aerolíneas en función de sus necesidades y de la disponibilidad del aeropuerto. “En este caso concreto se coincidió en que la mejor opción era la terminal T2. De hecho, la calidad de los servicios que se ofrecen a todas las terminales son equiparables, y la T2 ha acogido siempre vuelos de largo radio con toda la normalidad”, señalan. Otro ejemplo de este encaje de bolillos está en la disponibilidad de recursos: American Airlines ya manda mensajes a sus clientes avisando de que lleguen a El Prat tres horas y media antes del vuelo en previsión de espera porque el traslado a algunos de sus aviones es en autobús por la pista, y no desde la propia terminal mediante pasarelas (los llamados fingers), lo que indica que sus aeronaves han tenido que estacionarse más lejos. Uno de los proyectos que se barajan para la ampliación del aeropuerto es precisamente una terminal satélite que permita facilitar el acceso a los aviones.

El año pasado ya supuso, para el Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat, una gran recuperación después de años todavía marcados por las restricciones de movilidad vinculadas a la pandemia de covid 19. La infraestructura que dirige Eva Valenzuela desde hace justo un año registró en 2023 una cifra de pasajeros, 49,9 millones de personas, que se quedaba a las puertas de la cifra del año anterior a la pandemia (52,6 millones). Pero en diciembre comenzó una racha de meses en los consecutivamente que se han ido superando las cifras de pasajeros de los mismos meses de 2019. En el pasado mes de mayo, por El Prat pasaron casi cinco millones de personas, un 11,5% más que el mismo mes de 2023, y un 6,6% más que el mes de mayo de 2019. El número de operaciones en mayo fue de más de 31.000, es decir, que pasaron por El Prat unos 1.000 aviones al día. El incremento en este caso con respecto a mayo del año previo a la pandemia es del 1,4%, lo que indica que los aviones van más llenos o son más grandes y tienen más capacidad para asumir el aumento de pasajeros.

Los vuelos intercontinentales son los protagonistas este verano, con 50 destinos que en algunos casos tienen frecuencias semanales y en otros diarios, y hasta con varias compañías que lo ofrecen. En el continente americano hay 19 destinos que conectan con Barcelona, en África 16, en Oriente Medio nueve y en Asia seis. “En todo momento, no solo para la campaña de verano, se llevan a cabo tareas para optimizar la operativa ya que el aeropuerto está registrando un tráfico elevado, su capacidad es limitada y se tiene que compaginar con el mejor servicio al pasajero”, señalan fuentes de Aena.

Una de las primeras formas que toma este servicio para el pasajero es los filtros de seguridad, donde el tiempo de espera, según Aena, es de los mejores de los aeropuertos europeos, mientras que los sindicatos afirman que ya superan los nueve minutos que marcan el máximo permisible. Fidel Gómez, portavoz del sindicato CSIF —mayoritario en el comité de empresa de la compañía israelí I-SEC, que se hizo con el contrato de los controles de seguridad en El Prat el año pasado con una rebaja en el precio— afirma que la imagen no es buena. “Hay más carga de trabajo, pero no es solo en verano, y hay los filtros que hay”, explica. El sindicalista recuerda que falta personal auxiliar que informe a los pasajeros antes de pasar por el control y que agilice el proceso, que la formación es insuficiente, que faltan vigilantes en una plantilla de 540 trabajadores donde cada mes hay un centenar de empleados de baja, y que hay mal ambiente con la empresa por las sanciones que aplica a los trabajadores por bajas que, afirma, están justificadas. “Y se cubren con horas extra. Después de tantas horas sentado frente al escáner, ya no ves nada. Si no pasa nada es porque Dios no quiere”, lamenta. Los vigilantes fueron a la huelga el año pasado y aseguran que los acuerdos para desactivarla no se han cumplido. El próximo viernes 28 el comité se reunirá y no descarta una nueva huelga. “Para ser un aeropuerto internacional, esto no son maneras de trabajar”, sentencia.

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Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.
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