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Collboni refuerza la limpieza en Barcelona: triplica el número de inspectores y amenaza con sanciones

El Ayuntamiento controlará si se cumple la contrata y sino aplicará multas de 400 a 2.400 euros

Plaza Vázquez Montalbán en pleno corazón del barrio barcelonés del Raval.
Plaza Vázquez Montalbán en pleno corazón del barrio barcelonés del Raval.Gianluca Battista

La limpieza es el segundo problema más grave para los barceloneses, solo por detrás de la inseguridad, según el último barómetro del Ayuntamiento de Barcelona. Días después de haberse hecho con la Alcaldía, Jaume Collboni ya avisó de que iba a tratar de revertir esta situación. Primero anunció que gran parte de las políticas de seguridad se iban a destinar a luchar contra el cannabis, los grafiteros y los incívicos. Este martes ya ha marcado cuál será la política para mantener la ciudad limpia. Collboni, la primera teniente de alcalde, Laia Bonet, y el teniente de alcalde de seguridad, Albert Batlle, se han reunido con los representantes de las cuatro empresas concesionarias del servicio de limpieza y recogida de residuos de la ciudad (Fomento-Medio Ambiente, CLD, Valoriza y Urbaser). Bonet ha asegurado que durante la reunión se ha advertido a las empresas: “Necesitamos constatar que cumplís con las obligaciones contractuales, por lo que triplicaremos los recursos que hasta ahora se destinan a realizar inspecciones”. Bonet ha anunciado que hasta ahora había 30 inspectores realizando comprobaciones sobre si era correcto o no el servicio de estas empresas. “Desde ya”, serán 100 las personas. “Estamos en un periodo de consolidación de los servicio de limpieza. Hasta ahora se hacían 600 inspecciones semanales y pasaremos a hacer 1.800. Si incumplen sus obligaciones contractuales, no habrá más remedio que sancionar”, ha amenazado.

 Plaza Poeta Boscà en la Barceloneta
Plaza Poeta Boscà en la BarcelonetaGianluca Battista

Los inspectores son los que controlan si los operarios realizan las rutas previstas, si los contenedores están desbordados, si hay suficiente personal… en definitiva, si las obligaciones contractuales de las empresas se cumplen o no. Estas nuevas medidas supondrán incrementar el presupuesto destinado a las inspecciones pasando de 1,2 millones de euros a 2,2 millones. Las sanciones que se pueden imponer van desde los 400 euros si se detectan cinco incumplimientos en un mes hasta los 2.400 euros si se superan los 16 incumplimientos. La nueva contrata de limpieza comenzó en marzo de 2022 y desde entonces se han detectado 64 incumplimientos, que han supuesto sanciones por valor de 40.400 euros.

El Ayuntamiento de Barcelona marcó durante el segundo mandato de Colau más de 800 puntos en los que se requería una especial intervención de los servicios de limpieza. EL PAÍS ha visitado tres de ellos: la plaza de la Virreina en Gràcia, la del Poeta Boscà en la Barceloneta y la de Vázquez Montalbán en el Raval.

La plaza de Vázquez Montalbán está muy cerca la rambla del Raval. Natalia tiene 47 años y este martes descansa en mitad de un curso de formación, en las oficinas de UGT que están justo en la plaza. “La limpian, pero a las dos horas vuelve a estar sucia”, advierte. Rubén, de 20 años, es su compañero de curso. No viven en el barrio, pero cada mañana vienen a las oficinas del sindicato. Él cree que el barrio del Raval está mucho más sucio que otras partes de Barcelona, aunque cree que los equipos de limpieza hacen su trabajo: “Se ensucia muy rápido esto”. Montserrat tiene 83 años y sí que es vecina. Pasea con su hermano Josep, de 81, por la rambla del Raval. “Barcelona está bastante sucia”, mantiene. Josep lo niega: “Yo no creo Barcelona esté más sucia, sino que la gente es cada vez menos educada”.

En la plaza del Poeta Boscà, en la Barceloneta, hay un parque infantil donde juega Daniel con su hija. Daniel se queja de la suciedad de la plaza y denuncia que los lateros —vendedores ilegales de cervezas— hacen sus necesidades entre los arbustos, a pesar de que hay un baño público en mitad de la plaza. Aun así, cree que en la zona y en el parque “la limpieza es buena”. De hecho, asegura que los operarios con mangueras de agua a presión pasan por su calle “un par de veces al día”. En uno de los bancos de la plaza está sentado Arseni, de 80 años. No cree que la zona esté más sucia que en otras partes del barrio. De hecho, a menudo ve los equipos de limpieza haciendo su trabajo “mañana y tarde”. En otro bar está Lourdes, de 49 años y vecina del barrio: “La plaza la limpian, pero somos muy guarros”. Cree que hay otras partes del barrio más sucias. Se queja de la situación en la calle de la Maquinista, donde hay otra plaza que, según ella, deberían “limpiar y desinfectar más”, porque hay columpios que están “llenos de mierda”.

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José Antonio (70 años) y Carmen (69 años) toman algo este martes en la plaza de la Virreina de Gràcia. Ambos se quejan de la suciedad de la plaza y del barrio en general, aunque reconocen que se limpia a menudo: “Hay equipos de limpieza, pero se ensucia más que se limpia. La gente es muy incívica”, explica José Antonio. Carmen, además, se queja de la falta de papeleras: “Delante de mi casa había una y la quitaron”. Adri tiene 32 años y hace dos meses que trabaja en el bar de la Virreina. No se queja especialmente de la limpieza de la plaza: “Yo no la veo sucia, he visto zonas mucho más sucias que esta, como Sant Adrià, Bac de Roda, la Mina”. Aun así, reconoce que, de noche, “cambia un poquito la cosa “.

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