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Siete horas esperando un examen de las oposiciones de la Generalitat que nunca llegó

Relato de dos aspirantes desde las aulas de la Facultad de Filología de Barcelona donde se aplazaron las pruebas específicas de los educadores sociales

Clara Blanchar
Aspirantes a las oposiciones para conseguir plaza de funcionario de la Generalitat como educadores sociales, durante la espera de unos exámenes que nunca llegaron, en una imagen cedida por uno e los aspirantes. (E.R.)
Aspirantes a las oposiciones para conseguir plaza de funcionario de la Generalitat como educadores sociales, durante la espera de unos exámenes que nunca llegaron, en una imagen cedida por uno e los aspirantes. (E.R.)

A falta de cifras oficiales sobre el desbarajuste del sábado en las oposiciones de la Generalitat para estabilizar interinos, por los testimonios de aulas de la facultad de Filología del edificio histórico de la Universidad de Barcelona se sabe segurísimo que al menos 60 educadores sociales en esta ciudad y una decena de Girona no pudieron hacer sus exámenes. El relato de dos aspirantes, Eric y Xavi, muestra la angustia que vivieron los interinos que tenían que hacer los exámenes de la parte específica para optar a plazas de funcionario y que quedaron aplazados tras siete horas esperando unas pruebas que nunca llegaron.

Siete horas de espera en total son las que sumaron las de cola en la calle, “la hilera de aspirantes ante la Universidad de Barcelona daba la vuelta y llegaba a la calle de Enric Granados”, y luego en un aula, un vestíbulo y otra aula. Todo entre un gran desconcierto y falta de información oficial.

Según el relato de Eric y Xavi, dos educadores que afrontaban las pruebas, tras la espera inicial —compartida por miles de aspirantes en facultades de Barcelona, Girona, Tarragona y Lleida— una vez en las aulas de los aspirantes a consolidar plazas de esta profesión, a las 11.25 horas llegaron los exámenes de la parte genérica (para los que tienen más de tres años de antigüedad), pero no los del temario específico (los que acreditan menos de tres años).

“No había separación de una silla entre nosotros, no se garantizó que no se copiara y al repartir los exámenes, nos dimos cuenta de que faltaban las pruebas específicas”, relata Xavi, que se enfrentaba al temario general. “A los del específico les hicieron salir del aula, bajar al vestíbulo, y desde arriba, con las ventanas abiertas, se les escuchaba protestar, unas condiciones surrealistas para hacer la prueba: tanto para nosotros, como para ellos si hubieran llegado”, prosigue.

Aspirantes a las oposiciones para conseguir plaza de funcionario de la Generalitat como educadores sociales, durante la espera de unos exámenes que nunca llegaron en una imagen cedida por uno e los aspirantes (E.R.)
Aspirantes a las oposiciones para conseguir plaza de funcionario de la Generalitat como educadores sociales, durante la espera de unos exámenes que nunca llegaron en una imagen cedida por uno e los aspirantes (E.R.)
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Eric es de los que estaban en el vestíbulo, intentando sin éxito que alguien de la empresa a la que el Govern subcontrató las oposiciones diera explicaciones y enterándose de que en Girona había más casos en esta especialidad. Una decena de compañeros en la misma situación. “La angustia fue tremenda. Había gente que trabaja por turnos y tenía que presentarse en su puesto de trabajo a partir de las dos de la tarde; otros sufrían por sus vehículos aparcados; había madres lactantes de un aula específica que pedían atención”, cuenta Eric. Sus interlocutores fueron en todo momento personal de la empresa Cegos, nunca de Función Pública, señala. Y mientras, mensajes al móvil confirmando que las pruebas se hicieron con normalidad en Tarragona y Lleida.

“La angustia era máxima porque había gente en ayunas y no osaba salir a la calle a comprar comida o agua; otros tenían que ir a trabajar... pero si nos marchábamos sin levantar acta de la situación, perdíamos los derechos del examen”, prosigue Eric, que destaca “el civismo y capacidad de autoorganización mostrada por la gente en esta situación”. Los aspirantes de la prueba específica fueron luego trasladados a otra aula, más grande. Allí, tras debatirlo y dar vueltas a qué hacer, los reunidos contactaron con los sindicatos y dieron cuenta de su situación en las redes sociales. Hasta que, agotados, se dieron cuenta de que después de cinco horas casi era mejor que los exámenes no llegaran: “No estábamos en condiciones de hacer una oposición, no había quien se concentrara” dice Eric, que culpa de la situación en parte a la externalización de las pruebas.

“Los educadores sociales, en un puente como el Primero de Mayo, tenemos mucho trabajo porque los compañeros más veteranos, aprovechan y cogen fiesta. Muchos de los que hacíamos el examen tenían que presentarse al turno de tarde, justo porque hacían sustituciones. Si queremos plaza en la administración pública es porque los salarios son un 30% más altos que en el sector privado, donde la precariedad es mayor”, alerta. Y ve la experiencia vivida como una metáfora de la situación de la profesión: “Somos los que trabajamos con los más vulnerables, con mayor vulnerabilidad y desde los márgenes. Y somos los que no nos pudimos examinar”.

Pasadas las cuatro de la tarde, y tras llamadas a conocidos que estaban en facultades donde sí había representantes de la la dirección general de la Función Pública, consiguieron que algunos de estos profesionales se trasladaran hasta el edificio central de la Universidad de Barcelona donde estaban. “Nos dijeron que les sabía muy mal, que no sabían qué había pasado con nuestros exámenes, que depurarían responsabilidades, y que las pruebas quedaban aplazadas”, termina Eric el relato. Por ahora no tienen nueva fecha.

La situación vivida por estos profesionales que debían examinarse del temario específico para lograr plaza de funcionario de educación social podría llevar a otros compañeros que sí se examinaron a impugnar las pruebas y que las tengan que repetir todos. La consejera de Presidencia y responsable política de Función Pública, explicó el domingo a mediodía que la Generalitat estudia las incidencias ocurridas “aula a aula” y admitió que habrá que repetir exámenes. “Los incidentes que puedan ser objeto de impugnación en un caso, invalidarán los de todos los aspirantes”, explicaron fuentes del ejecutivo.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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