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Barcelona presenta un informe para limitar el turista de cruceros que solo gasta 50 euros al día

El Consistorio pide a Generalitat y Gobierno central medidas para acabar con los excesos de estos visitantes

Contaminación Cruceros Barcelona
Terminal de cruceros del puerto de Barcelona.Carles Ribas (EL PAÍS)
Alfonso L. Congostrina

El Ayuntamiento de Barcelona ha elaborado un informe que ya ha enviado a la Generalitat y al Gobierno central en el que reclama la regulación urgente de los cruceros para limitar una actividad que, según el equipo de gobierno, no aporta económicamente a la ciudad, satura y gentrifica los barrios del centro, además de contaminar el área metropolitana. La teniente de alcalde de Ecología, Urbanismo, Infraestructuras y Movilidad, Janet Sanz, ha resumido la situación que padece la ciudad: “En 2019 tuvimos más cruceristas que Venecia. Hay 50 días al año que llegan 15.000 cruceristas pero es que hay días con más de 20.000 o 25.000. Si seguimos a este ritmo en pocos años llegarán 3.500.000 de cruceristas al año”.

Según Sanz la mayoría de cruceros son de “transito” y los visitantes solo están cuatro horas en la ciudad. “Para esta gente la ciudad es un parque temático y eso se nota en barrios como el Gòtic o la Barceloneta donde se destruye el comercio local y se saturan los transportes públicos. Hay que tomar medidas urgentes. Además no existen los cruceros verdes”, ha lamentado.

La región euromediterranea dispone de 91 líneas regulares de cruceros que conectan de manera directa la capital catalana con otros 198 puertos de todo el mundo. Barcelona es el puerto europeo que más cruceristas recibe por delante de las Baleares y Civitavecchia. Además, el puerto de la capital catalana, justo antes de la pandemia, ocupaba el quinto puesto en el mundo por detrás de Miami, Fort Lauderdale, Cañaveral y Cozumel.

Según Jordi Campillo, coordinador de la Oficina Estratégica del Ámbito Litoral de la Gerencia Municipal encargada de hacer el informe, desde 2015, el número de cruceristas aumentó en Barcelona a un ritmo de un 7% anual de media hasta que en 2019 se llegó a un máximo histórico de 3,1 millones de cruceristas. La actividad de cruceristas se concentra entre mayo y octubre pudiendo llegar a Barcelona cerca de 400.000 cruceristas al mes. Con la crisis sanitaria el número cayó en 2020 hasta los 198.842, aunque en 2021 se recuperó y llegó a los 520.854. En los cuatro primeros meses de 2022 (en plena temporada baja) llegaron 220.316 cruceristas.

Tras la pandemia, han cambiado las rutinas de los cruceros en Barcelona siendo la modalidad de tránsito –los cruceros que hacen una parada de pocas horas en la ciudad- la predominante: con el 62,8%.

Sin ningún tipo de regulación, se prevé un crecimiento del número de cruceristas hasta llegar a los 3,5 millones de pasajeros y 900 cruceros anuales en 2030. El Consistorio alerta de que en la actualidad hay 50 días al año que llegan –en un solo día- 15.000 cruceristas y hay picos de más de 25.000 cruceristas en un solo día.

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El perfil medio de los turistas que llegan en crucero tiene una edad de entre 45 y 50 años. El 19% de los pasajeros son españoles, seguidos de los norteamericanos (17%), británicos (14%), italianos (10%), alemanes (7%) y franceses (5%).

El informe confeccionado por el Consistorio advierte de que la actividad económica de cruceros tiene un impacto muy desigual. Según un estudio de la Universidad de Barcelona, en 2016 la actividad generó una facturación total en Cataluña de 1.083 millones de euros concentrándose en Barcelona cerca del 73% de la facturación total generada (790 millones de euros). En 2011 cada pasajero gastaba 106 euros al día (solo estaban en Barcelona cuatro horas) en la ciudad menos aquellos que comenzaban el crucero en Barcelona, que gastaban 130. En 2016 el crucerista que iniciaba el viaje en la capital catalana se gastaba 230 euros mientras que el que estaba de paso hacía un gasto de 50 euros.

Tras la pandemia han aumentado los cruceristas de paso. “El 30% contrata tours que les llevan al mirador del Alcalde, al Museo del Barça, al Parc Güell y al paseo de Gràcia y vuelven caminando por el centro de la ciudad. El resto baja libremente y saturan el centro, no suben por encima de la Gran Via”, advierte Campillo. El redactor del informe asegura que la población autóctona es la que está soportando estos excesos del turismo y además ha modificado el tipo de comercios. “El nivel de congestión es brutal. El día de la Mercè de 2018 había más de 25.000 cruceristas en la ciudad”, ha destacado.

Marc Montelló, director de Sostenibilidad de Barcelona Regional, ha resumido: “Los cruceristas consumen entre 200 y 300 litros de agua por persona al día, lo que representa el doble de la que gasta cualquier vecino”. Además, ha señalado que estos barcos producen emisiones contaminantes que afectan directamente a la ciudad.

El concejal de Emergencia Climática, Eloi Badia, ha advertido de que en zonas como el litoral Mediterráneo es donde se notará más el cambio climático los próximos años. “Hay quien dice que este será el verano más frío del resto de nuestra vida”, ha lamentado. “Los cruceros son otras de las actividades que impactan en la calidad del aire y generan mayor huella ecológica. En temporada alta de cruceros vaciamos las papeleras de la Rambla 14 veces al día. En el Gòtic solo con el número de cruceristas, que con lógica de ganado acuden a diario a este barrio, se dobla el número de población”.

Sanz no ha querido señalar cual es el número máximo de cruceristas que deben visitar la ciudad y ha asegurado que esa cifra se marcará en las reuniones con el resto de administraciones.

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