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El centro de Calonge se llena en el primer Sant Jordi como “pueblo de libros”

El viento y la lluvia intermitente no impiden que centenares de personas de toda Cataluña visiten la localidad ampurdanesa

Sant Jordi Calogne
Público en Calonge comprando libros en la calle y con las siete librerías del municipio llenas de gente.Agusti Ensesa (EL PAÍS)

Vecinos, veraneantes, curiosos de varias localidades de Cataluña y periodistas se han dado cita en Calonge (Baix Empordà) en el primer Sant Jordi como booktown, pueblo de libros. A pesar de unas fuertes rachas de viento y una lluvia intermitente, las calles del centro histórico de esta población de unos 11.500 habitantes se han llenado en busca de libros y rosas. Una quincena de paradas y una programación especial de cuatro días han potenciado a “la capital de la literatura”. La jornada ha estado amenizada por la música itinerante de los alumnos de cuerda y combo de la localidad.

El pasado 10 de diciembre, siete librerías -de viajes sostenibles, infantiles, del mundo del cómic, de Oriente, generalistas y de ocultismo- abrieron sus puertas en Calonge. Nació el primer booktown de Cataluña con la voluntad del Consistorio de revitalizar el centro histórico y consolidarse como destino cultural, sostenible y de calidad. En Navidad las ventas fueron muy buenas y, tras dos o tres meses flojos, la Semana Santa volvió a sonreír a los libreros. En su primera diada de Sant Jordi están satisfechos con las ventas.

A primera hora de la mañana Antonio, de 78 años, ya había comprado la rosa a Carmen, su mujer, de 75. Cuatro paradas ofrecen principalmente rosas rojas y amarillas, poca variedad. Nada que ver con el surtido de libros. La calle de la Rutlla y la Mayor se han convertido en ruta de librerías y paradas de libros.

Cristina Vilà es consultora en sostenibilidad, pero ella y su pareja se armaron de valor y dejaron Barcelona para instalarse en Calonge, donde regentan la librería La Viatgeria. También una agencia de viajes de turismo responsable. Uno de sus momentos preferidos es cuando la gente les pide que recomienden un libro para el viaje, para ayudar a conocer el destino. “A veces les vendemos el viaje y el libro y cuando vuelven nos cuentan cómo les ha ido”, detalla. Cristina esperaba la jornada “con mucha ilusión” y con la esperanza de que el tiempo aguantara. Como ella, el resto de libreros han tenido que ir poniendo y quitando los plásticos que cubrían los libros, intentando que lluvia y viento no les desmontaran la parada.

Como Cristina, Eva Salmoral, una vecina de Sant Feliu de Guíxols que abrió la librería infantil y juvenil Llibooks, está muy contenta de su decisión. “A mí me ha ido muy bien. Ha venido mucha gente desde que abrimos y hoy está animado tanto en la tienda como en la parada”. “Con este tiempo y el primer Sant Jordi tras la pandemia era difícil hacer una previsión, pero sabíamos que vendría gente, sobre todo por ser fin de semana”, apunta.

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Por las calles, parejas arregladas, mochileros, jóvenes enamorados, familias enteras, vecinos comprando en la parada de la verdura, niños correteando… Todos con paraguas y abrigados. Albert Sentís y Mari Carmen Guerrero son de Barcelona y tienen un apartamento en Sant Antoni al que van en verano y fines de semana de invierno. Sabían que se habían abierto las librerías en Calonge. “Hemos aprovechado para conocerlas, dar una vuelta y comprar el libro [la novela histórica es su preferida] y la rosa. Nos quedaremos a comer y volveremos a Barcelona”. Le parece “fantástica” la iniciativa del booktown.

Anna Bosch y su pareja son de Girona. “La opción de Girona no la encontramos la más correcta, hacerlo en el Palacio Ferial, allí cerrado... [la fiesta se ha trasladado al recinto ferial]. Independientemente de la lluvia siempre se había hecho en la Rambla y creo que es allí donde se tendría que haber hecho”. Ha escogido Calonge “porque han abierto las librerías y porque hoy hay una buena oferta literaria y cultural”. Montse Bonet, su marido, sus cuñados y las niñas de ambos son de la Cerdanya, pero veranean en Sant Antoni. “Como Calonge no lo conocemos tanto, hemos aprovechado que está lleno de librerías para venir, comeremos arroz y pasaremos el fin de semana”, indica.

El programa de la Diada cuenta con todo tipo de actividades, talleres, pasacalles, firmas de autores, recital de poesía o conciertos para todos los públicos. Los restaurantes también se han sumado a la Diada con Menús Literarios. Desde Gambita pequeña de Palamós, de Truman Capote en A sangre fría; a Arroz negro, de Josep Pla en El que hem menjat; o Suquet de Rape, de Salvador Dalí en Diari d’un geni.

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