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La inscripción de testamentos se dispara un 26% en Cataluña con la pandemia

El auge de las tramitaciones choca con el aumento de las repudiaciones de herencias

Una sanitaria atiende a un paciente ingresado en la UCI Covid del Hospital Vall D'Hebron de Barcelona.
Una sanitaria atiende a un paciente ingresado en la UCI Covid del Hospital Vall D'Hebron de Barcelona.MASSIMILIANO MINOCRI (EL PAÍS)
Dani Cordero

El miedo generado por la actual crisis sanitaria ha dejado tras de sí efectos en notarías y despachos especializados en derecho sucesorio. Las consultas y las tramitaciones de testamentos se han disparado. En el primer trimestre de este año (último dato disponible) la inscripción de estos documentos que ordenan el legado de una persona fallecida e incluso la designación de tutores para las personas menores a cargo crecieron un 25,8% respecto al medio periodo del año anterior en Cataluña, según datos del Consejo General del Notariado. No fue un repunte puntual.

Aumentos similares se registraron en los trimestres anteriores. No sucedió en cambio lo mismo en el segundo trimestre de 2020, cuando el coronavirus forzó las restricciones más duras con el estado de alarma y el Gobierno central activó la hibernación de la economía y la paralización de la tramitación administrativa durante unos meses: las inscripciones cayeron a la mitad.

En el tercer trimestre de 2020 se firmaron 31.711 testamentos unipersonales abiertos, los más habituales. En el cuarto, fueron 37.467 y en el primero de este año, se alcanzó la cifra de 35.804. La proporción es de uno en Cataluña por cada cinco en toda España, donde el crecimiento del primer trimestre del año fue del 19,8%.

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El decano del Colegio Notarial de Catalunya, José Alberto Marín, explica que es un crecimiento alto para una comunidad en la que ya existe una tradición histórica de testar. El 70% de los fallecidos acostumbran a dejar ordenado el reparto de su legado. En opinión de Marín, es posible que influya que la legítima (parte de bienes que el derecho reserva a determinados herederos forzosos) es inferior en el derecho catalán que en el resto de comunidades, lo que da mayor margen para incidir en el reparto.

En Cataluña han fallecido en torno a 22.800 personas por coronavirus, mientras que en el conjunto de España esa cifra se eleva a 82.000. “La incidencia ha sido muy alta y mucha gente se ha visto compelida sobre el tema y ha creído que tenía que arreglar la situación de su herencia”, explica Ramon Pratdesaba, socio del despacho Herento y presidente de la Asociación Catalana de Especialistas en Derecho de Sucesiones. En su opinión, el perfil de quien pide hacer testamento ha bajado y se sitúa en torno a los 50 años a causa del, impacto de la covid. “Mucha gente no hace testamento hasta las postrimerías de su vida, ahora la pandemia ha aumentado las tramitaciones”, explica el abogado Josep Maria Espinet.

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Aceptar deudas

Pese al incremento de fallecimientos, la Generalitat no ha notado un incremento significativo de las herencias intestadas, que son aquellos activos de personas fallecidas de los que dispone la Administración una vez se ha constatado la no existencia de herederos. De hecho, desde el Departamento de Economía y Hacienda aseguran que el pasado año se produjo una ligera reducción de los casos. En todo caso, entre que se produce la defunción y se resuelve el expediente de una persona muerta pueden llegar a pasar dos años. Los bienes asumidos por la Generalitat acostumbran a acabar cedidos a una entidad social o subastados.

Los despachos de abogados especializados y notarios viven en una paradoja. El aumento de la tramitación de testamentos choca con una tendencia que se ha consolidado en la última década, como es el aumento de las repudiaciones de herencias. “Han pasado de 18.900 a 44.500 en solo diez años en toda España\]”, apunta Pratdesaba, quien señala el origen en la crisis del periodo 2008-2013, cuando la acumulación de deudas se convirtió en algo habitual en las familias españolas, que habían hecho grandes desembolsos (a través de créditos) en sus inmuebles, pero también en negocios que no acabaron de encontrar el éxito. “Está la duda de que acabes heredando en negativo o de cómo pagarás los impuestos vinculados a la herencia”, dice este abogado, quien señala que en muchas ocasiones lo que falla es el asesoramiento.

El problema de las herencias es que la aceptación representa asumir la totalidad, tanto los bienes como las cargas (deudas, compromisos) de los fallecidos, lo que acaba generando dudas sobre asumir algo de lo que desconoces. “La reflexión de los jóvenes acaba siendo: prefiero continuar con lo que tengo que ponerme en problemas”, dice Marín, quien también se refiere a la presión fiscal de asumir bienes, a veces una carga inasumible para los herederos.

El impuesto de Sucesiones dobla ingresos hasta junio

El impuesto de Sucesiones y Donaciones aportó entre enero y junio 517,5 millones de euros a la caja de la Generalitat. La cifra supone más que duplicar (aumento del 118,5%) lo que la Administración autonómica ingresó en el mismo periodo del año anterior. Hay diferentes elementos que explican ese aumento de la recaudación de ese controvertido tributo, con gravámenes que se sitúan entre los más altos de los fijados entre las comunidades autónomas.

El primer factor que determina ese aumento es que la paralización administrativa en el segundo trimestre del año pasado provocó que los ingresos por Sucesiones —y del resto de impuestos— cayera de forma significativa. Eso provocó que un buen número de liquidaciones pendientes quedaran a la espera de su tramitación, normalización que se está produciendo en estos momentos. Además se están recogiendo ahora algunas tramitaciones de herencias vinculadas al aumento de fallecimientos que se han producido durante toda la pandemia (22.800 fallecidos por covid que se añaden a la mortalidad habitual) y la reducción de las bonificaciones sobre este impuesto que aprobó el Parlament (instado por el Govern), lo que ha supuesto un encarecimiento del tributo y, en consecuencia, un aumento de la recaudación.

Y un último efecto: las actas de inspección resueltas por la Agencia Tributaria de Cataluña, que han provocado que en el listado de morosos de la Generalitat hayan aflorado nombres de personas físicas a causa de sus deudas con la Hacienda catalana por no liquidar el impuesto de Sucesiones.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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