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Rafael Canogar, el último de El Paso

La galería Mayoral de Barcelona presenta siete grandes pinturas informalistas del único representante vivo del mítico grupo

José Ángel Montañés
'Barbecho', obra informalista de Rafael Canogar realizada en 1963.
'Barbecho', obra informalista de Rafael Canogar realizada en 1963.

Durante la presentación el pasado jueves de la monográfica del pintor Rafael Canogar (Toledo, 85 años) que le dedica la galería Mayoral de Barcelona con siete de sus obras del periodo informalista, el comisario Enrique Juncosa valoraba que Canogar era, junto con Luis Feito, los dos únicos representantes vivos del mítico El Paso, tan fugaz como importante grupo que acabó dando luz y dimensión internacional al arte que desde la guerra civil había quedado encerrado dentro de las fronteras españolas. Tres días después, fallecía Feitio a los 91 años por coronavirus, quedando Canogar como único y último representante de este momento decisivo del arte español.

Las siete obras, realizadas entre 1958 y 1963, ilustran claramente el periodo informalista del artista que realizó en un momento en el que una serie de artistas españoles; los reunidos alrededor de El Paso, en Cuenca y Madrid; los catalanes de Dau al Set y el de los escultores vascos, floreció en los años cincuenta como reacción al academicismo del arte oficial y rompieron el aislamiento a base de innovar y experimentar.

Rafael Canogar en una imagen de los años sesenta.
Rafael Canogar en una imagen de los años sesenta.

Canogar, apenas un joven de veinte años, da el salto desde sus nada destacados primeros paisajes expresionistas a la abstracción influido por el descubrimiento de las vanguardias internacionales y por la obra de Picasso, Braque y Joan Miró, para más tarde a explorar las posibilidades que le brindaba el informalismo creando un tipo de pintura llena de fuerza, en la que predominan los negros, los tonos grises y pardos, —dejando ver el gran influjo en su obra de la pintura barroca española, pero también de las pinturas negras de Goya—, como en las siete pinturas que pueden verse en la galería.

Su etapa informalista acabó siendo clave en su trayectoria artística que vino parejo son una gran proyección internacional y su presencia en las exposiciones sobre arte español más relevantes de la época, entre las que destacan las realizadas en 1960 en Nueva York, en el MoMA, en el The Solomon R. Guggenheim y en la Pierre Matisse Gallery. “Siendo muy joven se convirtió en un nombre central de las artes plásticas españolas”, apunta Juncosa, que no duda en hablar de lo mucho que tienen en común estas obras y otras manifestaciones artísticas del momento, como la película Viridiana, de Luis Buñuel de 1961.

Las obras de Canogar son “sobrias y cargadas de una gestualidad intensa, deudoras de los action painting de la escuela de Nueva York y, sobre todo, de Pollock y de Kooning”, explica Juncosa que estos días también comisaria en Barcelona la exposición del joven Yago Hortal, caracterizado por usar, como Canogar, grandes y densas pinceladas y trabajar con los lienzos en el suelo. “La materia jugó un papel fundamental, ya que, por su carácter orgánico y mundano, rompía con la dicotomía entre abstracción y figuración y permitía la creación de un arte no figurativo”, prosigue este gran experto en artistas de la materia como el Miquel Barceló.

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'Dintel', obra de Canogar pintada en 1958 que se puede ver en la galería Mayoral de Barcelona.
'Dintel', obra de Canogar pintada en 1958 que se puede ver en la galería Mayoral de Barcelona.

Se puede ver en obras como Dintel (1958), Pintura nº 78 (1961) y Barbecho (1963), tres de las obras de la muestra que ilustran este breve periodo del artista que sobre 1963 cambió su mirada a la crítica política y social, inspirándose en las imágenes de los medios de comunicación, pese a que volvió en 1975 a la abstracción.

La exposición, que estará abierta hasta el 29 de marzo, es la última que dedica la galería Mayoral al arte de la postguerra española, que la han convertido en una referencia en este periodo del arte, tras las dedicadas a pintores como Antonio Saura, Joan Miró, Alexander Calder, Eduardo Chillida, Manolo Millares, Antoni Tàpies, Juana Francés y José Guerrero. Tres de las siete obras de la muestra pertenecen al propio artista y están a la venta por entre 60.000 y 120.000 euros, las otras cuatro pertenecen a colecciones particulares y no se veden.

Canogar, con obra en medio centenar de museos internacionales y unos 90 españoles, solo cuenta con pinturas suyas en un par de entidades catalanas: en la Fundación La Caixa y la Fundación Fran Daurel del Poble Espanyol. Y sus obras solo se pueden ver en Cataluña en pequeñas galerías individuales o colectivas. En 1972 expuso en la galería Adrià, de la calle de Consell de Cent, en el mismo local que, años más tarde, ocupó la galería Mayoral, por lo que la muestra es, además, un regreso a casa.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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