Palafrugell, nuevo faro cultural
La Bienal de Fotografía y el Museo de Escultura Contemporánea consolidan la localidad del Baix Empordà como destino más allá de sol y playa
El viernes fue un día grande para Palafrugell. A las 9,30 de la mañana, después de casi un año sin librerías, tras cerrar la Mediterrània por jubilación de sus dueños, esta localidad del Baix Empordà volvió a contar con un espacio de encuentro con el mundo de los libros. Lo hizo en el mismo local (Tarongeta, 24-26) de la mano de Gemma Garcia y bajo el nombre de Vitel.la Espai Fòrum, con la idea de repetir la experiencia de la librería que ya tiene en L’Escala. “Cogimos el testigo e instalarnos en Palafrugell, por ser una localidad con mucho potencial. Pero lo hicimos por que surgió un grupo de apoyo, Reobrim la Mediterrània, que nos ha ayudado mucho y son el 99% responsables de que haya sido posible”, explicaba Garcia horas antes de abrir. “Queríamos hacerlo en marzo, pero lo impidió la pandemia y tuvimos que devolver el material. Es un momento complicado, lo sabemos, pero estamos muy ilusionados por la respuesta. En los últimos días todo el mundo entraba al local a preguntar cuando comenzábamos”.
La reapertura de la librería es la guinda de una política municipal encaminada a que la cultura sea una de las banderas de esta localidad de 22.900 habitantes —la más poblada de la comarca, el doble que la capital, La Bisbal d’Empordà—, con la misión de atraer visitantes y recursos más allá de lo que ya hacen su patrimonio natural y sus playas de Calella, Tamariu y Llafranc, núcleos costeros pertenecientes a Palafrugell, donde, comer bien también está garantizado.
Les Voltes de Calella son, junto con el perfil de Cadaqués, uno de los lugares más fotografiados de la Costa Brava. Pero en Palafrugell siempre se ha respirado cultura, en sus galerías de arte o en centros como la Fundación Josep Pla, situada en la casa donde nació el autor del Quadern Gris y en los últimos años han florecido un buen nuevo de equipamientos culturales que han configurado una especie de milla de oro. Son centros como Can Mario, sede del Museo de Escultura Contemporánea que promueve la Fundación Vila Casas; salas multiusos como la impresionante Bòbila Vella; unos espacios surgidos de la brillante recuperación de espacios patrimoniales dedicados a la manufactura del corcho, motor económico durante décadas de la localidad y el Museu del Suro, que cierra desde el 2012 esta plaza cultural.
Además, se han consolidado iniciativas de máximo nivel, como la Bienal de Fotografía Xavier Miserachs, después de celebrarse este año, hasta el 11 de octubre, la XI edición, con exposiciones que reúnen hasta tres Premios Nacionales de Fotografía: Leopoldo Pomés, con la primera muestra tras su fallecimiento hace un año (Museo del Suro); Cristina García Rodero, con sus fotografías etnográficas (Bòbila Vella) y Eugeni Forcano, mostrando la serie sobre Josep Pla que realizo en 1967 con motivo del 70 aniversario del escritor (Fundación Josep Pla).
“Tenemos una doble estrategia; una programación diferente para la gente de Palafrugell en la que hay un par de espectáculos de Temporada Alta; participamos en el Festival Ítaca; desde hace 30 años los alumnos de Palafrugell pasan gratis, dos veces al año, por el teatro municipal; organizamos el Festival de Jazz y contamos con fundaciones como la del escritor Josep Pla y la del pintor Modest Cuixart. Y otra programación que comienza el primer sábado de julio con las habaneras de Calella pensadas para los que nos visitan, aunque también se benefician todos los palafrugellences y continúa con festivales internacionales como Cap Roig, con el que colaboramos”, explica Gerard Prohias Fornós, responsable de Cultura de Palafrugell.
Prohias valora muy positivamente que la Fundación Vila Casas decidiera restaurar y convertir Can Mario en 2013 en un museo de escultura “uno de los más importantes de todo el estado. Es un faro que irradia cultura; un auténtico lujo porque cada año, cuando se inaugura la gran exposición temporal, este año dedicada al escultor Josep Clarà, reúne a todos los artistas del Empordà y convierten a Palafrugell en el centro del arte de toda la zona”, prosigue Prohias, que asegura que “siempre hemos defendido que el desarrollo económico no está reñido con el desarrollo cultural. Y sobre todo, que Palafrugell no solo es un destino de sol y playa, porque nuestro turismo de segunda residencia no tiene suficiente con ir a la playa”.
A Prohias lo que más le preocupa es conseguir desestacionar el turismo y que no se concentre en agosto. En ese sentido, la localidad celebra el Festival de Jazz del 11 de septiembre al 12 de octubre, implicando a restaurantes y bares de la localidad para que ofrezcan actuaciones. “En estas fechas Palafrugell se llena de gente, sobre todo si coincide con la Bienal de Fotografía”, explica. También considera que han de mejorar en comunicación: “Hemos crecido de forma desarticulada, tenemos que hacerlo de forma conjunta para conseguir mayores resultados”. Y lamenta que administraciones como la Diputación y la Generalitat no se impliquen más. “Sus ayudas no son todo lo importante que deberían”, se queja.
Palafrugell seguirá sumando centros culturales. “Buscamos una sala de exposiciones grande en el centro, porque la Bòbila es un espacio multiusos. Y el antiguo Museo del Suro acogerá, tras su remodelación, la escuela de teatro y danza y, en la planta baja, el Instituto de Promoción Económica visualizando que cultura y economía pueden ir juntos”.
En el grupo de apoyo para reabrir la librería Vitel.la Espai Fòrum ha estado Carme Fenoll, durante diez años directora de la Biblioteca de Palafrugell y luego, ente 2012 y 2017, responsable de las bibliotecas de la Generalitat. “Mientras muchos municipios parecidos luchan por proclamarse líderes de centros comerciales al aire libre, Palafrugell debe reivindicarse como municipio con centro cultural privilegiado. Podríamos hablar de la necesidad de ‘destapar’, que nos une a la tradición corchera del lugar, un Palafrugell que va mucho más allá de las postales de nuestras playas y nuestro capital gastronómico”, explica Fenoll, que sigue viviendo en Palafrugell pese a que trabaja en Barcelona.
“Disponer de la mayor aportación en patrimonio artístico contemporáneo por metro cuadrado debería ser nuestra enseña. Espero y deseo que los vecinos que entendamos este privilegio, sepamos vender nuestro peculiar paseo del arte o nuestra milla cultural. También es importante que los gestores culturales locales trabajen de forma coordinada con los agentes privados de la cultura; un vínculo que debería ser motivo de orgullo y de innovación. Apellidos como Vila Casas, Cuixart, Pla, Miserachs, Sharpe, Pedrolo, Pallach y Regàs son parte imprescindible de los programas de un municipio de solo 20.000 habitantes”, concluye.
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