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Guardias civiles denuncian órdenes “absurdas” de un coronel en el suceso de Barbate en el que murieron dos agentes

Un agente ofrece a la jueza que investiga las supuestas deficiencias del operativo las grabaciones de las llamadas que recibió del alto mando

Fotograma extraído del vídeo que grabo un guardia civil instantes antes de que él y sus compañeros fueran embestidos por una narcolancha en el puerto de Barbate el pasado febrero.Vídeo: EPV

La investigación sobre las supuestas deficiencias en el operativo desplegado por la Guardia Civil el 9 de febrero en el puerto de Barbate en el que murieron los guardias civiles Miguel Ángel González y David Pérez y cuatro de sus compañeros resultaron heridos tras ser embestidos por una narcolancha vivió el 28 de junio una jornada clave. Ese día comparecieron en el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de la localidad gaditana los agentes que sobrevivieron para denunciar la supuesta inferioridad de medios con la que hicieron frente aquel día a los delincuentes, según las grabaciones a las que ha tenido acceso EL PAÍS.

Uno tildó ante la jueza de “súper absurdo” el dispositivo que planteó el coronel jefe de la comandancia de Cádiz, y que incluía desplegar una red en la bocana del puerto para impedir que las narcos escaparan. Otro de los agentes ofreció las grabaciones de las conversaciones telefónicas que mantuvo con este mando y en la que se le ordenaba echarse al agua con una zódiac de cinco metros de eslora para hacer frente a narcolanchas más grandes pese a su advertencia sobre el riesgo de que les arrollaran, como finalmente ocurrió.

La justicia investiga en esta causa —diferente a la que indaga el asesinato de los dos guardias civiles, donde los agentes que sobrevivieron ya criticaron el operativo— si este coronel y el general jefe de Andalucía cometieron un delito contra el derecho de los trabajadores por no facilitar a los agentes los medios necesarios para actuar aquella noche. Tras las declaraciones de los supervivientes, Justicia para la Guardia Civil (Jucil), la asociación profesional mayoritaria entre los agentes y una de las personadas como acusación, ha pedido que ambos mandos declaren como investigados por otro delito, el de homicidio imprudente. “Los superiores denunciados tenían constancia plena de que los medios eran insuficientes y, aun así, obligaron a los guardias civiles a realizar una intervención policial fuera de sus capacidades y actitudes”, argumenta su petición.

Uno de los que declaró fue el sargento al mando del Grupo de Especialistas en Actividades Subacuáticas (GEAS) que fue desplazado al puerto de Barbate para hacer frente a los delincuentes. Según detalló ante la jueza, recibió a las tres y media de la tarde una primera llamada del teniente coronel de Operaciones de Algeciras en la que le informaba de que en el puerto de Barbate “había un gran revuelo, porque se habían refugiado 6 o 7 narcolanchas [del temporal que se había desatado aquel día en la costa andaluza] y que estaba llamando la Delegación [del Gobierno]” para que pusieran fin a la situación. El suboficial destacó que ya entonces mostró a aquel alto mando su preocupación por el riesgo que en su opinión suponía un operativo de ese tipo con embarcaciones pequeñas.

El sargento detalló que 20 minutos después recibió la llamada del coronel de Cádiz y que fue este el que le propuso desplegar redes en la bocana. El agente aseguró que reiteró sus objeciones, entre ellas que les fueran “a pasar por encima”, pero que el alto mando insistió en que echaran al agua la zódiac. “No, no, eso no va a pasar, créeme, el GAR [Grupo de Acción Rápida, cuyos agentes también participaron en el operativo y uno de ellos murió] los mata”, aseguró que fue la respuesta del coronel. “Tú sabes quién ha echado aquí esta mañana, no nos podemos permitir no hacer nada”, asegura el agente que dijo el alto mando para justificarse en referencia a que ese día había viajado a la zona el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, para presentar los resultados del Plan Especial de Seguridad del Campo de Gibraltar contra el narco. El agente ofreció a la jueza entonces aportar las grabaciones “para que lo que se está aquí hablando se corrobore”.

El suboficial añadió que, tras aquella conversación, entró en contacto con otros oficiales del instituto armado que iban a colaborar con su grupo y que le informaron de que las redes con las que supuestamente debían cerrar el puerto no existían y que, finalmente, tenían que echarse al agua con la zódiac de cinco metros de eslora que transportaron en un remolque. El agente añadió que, tras ser arrollados por la narcolancha y constatar que había muerto al menos uno de los compañeros que iba con él en la embarcación, volvió a hablar con el coronel para contarle lo ocurrido. “Yo repetía que yo llevaba la embarcación y me sentía mal porque llevaba la embarcación. Y entonces [el coronel] me dice, ‘mira, si hay algún responsable de esto soy yo, que lo he organizado todo. Tú ahora tranquilo, vamos a ser fuertes y dime quién es el compañero que ha fallecido”.

Sus palabras fueron corroboradas por uno de sus subordinados, el cabo del GEAS que aquel día también estuvo a bordo de la zódiac arrollada por los delincuentes. Este segundo agente aseguró que escuchó como el sargento hablaba por teléfono con los altos mandos y les advertía del peligro que suponía hacer frente a los narcos con una embarcación mucho más pequeña. Este guardia civil añadió de estas conversaciones, dedujo que había “una insistencia por parte del coronel” para que actuaran como finalmente lo hicieron y que se podía interpretar esta instrucción fue una “orden taxativa”. El guardia civil también añadió que, cuando escuchó que el primer plan era poner una red para cerrar el puerto, no pudo evitar pensar que era “absurdo”. “Se veía que era todo así, como sobre la marcha”, añadió antes de recordar que el sargento tenía grabadas las conversaciones que había mantenido con los altos mandos aquel día.

En este sentido, este cabo recordó su sorpresa por el hecho de que tuviera que ponerse sobre el traje de neopreno un chaleco antibalas y llevar un casco y una pistola, algo que aseguró que no había hecho en su vida. Este hecho también fue destacado por el sargento, quien califico el operativo de “despropósito” y puso como ejemplo que era “la primera vez” que los agentes de su grupo de actividades subacuáticas se ponían un chaleco antibalas encima del traje de neopreno con el que hacen las inmersiones y no sabía si flotarían si caían al mar. Su compañero incidió en que, por su especialidad, su función dentro de la Guardia Civil es bucear y no tienen “un entrenamiento” para ese tipo de situaciones. “El material fue ridículo y fue una de las cosas que más me llamó la atención”, añadió.

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