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La falta de coordinación entre las discotecas incendiadas causó la tragedia en Murcia, según un informe policial

El documento remitido al juzgado señala que el fuego comenzó en el local Teatre y que sus responsables no avisaron a tiempo a los de Fonda Milagros, donde fallecieron 13 personas

Un agente de la policía científica de Madrid da instrucciones a los trabajadores de una empresa de ingeniería forense, en la discotecas Teatre y Fonda Milagros, en Murcia el pasado 10 de octubre.Foto: MARCIAL GUILLÉN (EFE) | Vídeo: EPV
Virginia Vadillo

Teatre y Fonda Milagros, las dos discotecas de Murcia que se incendiaron el pasado 1 de octubre y en las que murieron 13 personas, fueron desalojadas aquella noche en un tiempo similar, unos dos minutos. Pero la evacuación no se produjo de forma simultánea. Teatre, donde la Policía cree que se originó el fuego, comenzó a vaciarse a las seis en punto de la madrugada; Fonda Milagros, donde fallecieron las 13 víctimas, lo hizo tres minutos después. Los investigadores consideran que ese retraso fue crucial para que se produjeran las muertes y que ocurrió por falta de coordinación: ningún responsable de Teatre avisó a Fonda Milagros de que se había iniciado un fuego, de su magnitud ni del inminente riesgo que corrían, a pesar de tener un plan de emergencias que obliga a esa comunicación.

Así lo recoge el Informe de imputación de hechos, fechado el 21 de noviembre, que el Grupo de Delitos contra Personas de la Policía Judicial ha remitido al juzgado y que refleja “la síntesis de todos los indicios y evidencias encontrados” en el caso. El documento, de 77 páginas y al que ha tenido acceso EL PAÍS, comienza con un breve resumen de las conclusiones a las que ha llegado la Policía Nacional: que el incendio comenzó en Teatre y que fue provocado por un “uso imprudente de la máquina de fuego frío/chispas” [un aparato que simula el fuego de unas bengalas] que esa noche, en el marco de una fiesta con varios DJ, controlaba su propietario, A. G. M, que es uno de los seis investigados. Junto a él, la jueza ha citado también como investigados al organizador de la fiesta, C. R. R., así como a la encargada de la discoteca Teatre esa noche, E. M. A., que contrató la fiesta; su hermano y propietario de la sala, M. M. A.; el gerente de la misma, J. I. R., y el gerente de Fonda Milagros, D. R. R.

En el informe, la Policía Nacional reitera en diversas ocasiones que la noche del incendio las discotecas incumplieron de manera “grave” su plan de emergencias, que era común a ambas, ya que compartían una misma nave industrial. De hecho, administrativamente se trataba de un único negocio que, además, tenía una orden de cierre que no se había llegado a ejecutar. El plan de emergencias de las salas estipulaba que, en caso de detectarse un incendio en una de ellas, se debía avisar “a los componentes de la plantilla laboral y clientes, tanto del propio establecimiento como el colindante”, cosa que no se hizo. Empleados de una y otra sala reconocieron ante los agentes que no se produjo ese aviso. Por ese motivo, la policía cree que la evacuación de Fonda Milagros se retrasó. Antes de tomar esa medida, sus trabajadores incluso trataron de usar “un extintor de mano desde fuera del establecimiento, indicador de que desconocían completamente la envergadura del incendio ante el que se enfrentaban y por tanto no pudiendo adoptar medidas acordes a dicho riesgo”, a diferencia del personal de Teatre, a quienes en las grabaciones “se aprecia actuar de manera rápida” porque “eran conocedores de la gravedad y envergadura del fuego al que se enfrentaban”.

El informe policial no alberga ninguna duda de que el fuego comenzó en la sala Teatre, donde hay vídeos de las 5.59 captados por las cámaras de seguridad y de móviles de los clientes en las que se pueden ver con claridad llamas en el falso techo de la discoteca, en focos y altavoces y en la pared sobre la que se apoyaba la cabina de DJ, que es la que separa los dos locales. No tienen dudas tampoco los investigadores de que el fuego lo provocó el “uso imprudente” de la máquina de fuegos fríos o chispas que esa noche se estuvo utilizando en Teatre. Las instrucciones de la misma advierten de que las chispas pueden alcanzar una altura de cinco metros (una altura que se gradúa manualmente con un mando a distancia y que puede ser más o menos intensa) y de que estas deben tener una distancia de seguridad de al menos siete metros con el techo del local. Sin embargo, la sala Teatre tiene una altura máxima de seis metros, por lo que nunca se cumplió con esa distancia de seguridad. Además, el informe incluye gran cantidad de vídeos en los que se aprecia que las chispas llegaban a tocar el falso techo de la nave y elementos eléctricos como focos y altavoces. Y “el lugar donde está colocada la máquina de fuego frío/chispas y el lugar donde inciden las chispas de la máquina es justo el lugar donde se detecta por primera vez el fuego”, apunta el documento.

Por la intensidad y magnitud de las llamas, la Policía está segura además de que el fuego llevaba ya tiempo fraguándose en el interior del falso techo cuando fue detectado. De hecho, los “fuegos fríos” se activaron por última vez a las 5.15 horas, pero nadie fue consciente del incendio hasta tres cuartos de hora más tarde.

Ningún aviso a los clientes

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En el caso de Fonda Milagros, ni trabajadores ni clientes llegaron a ver el fuego como tal, solo “humo negro y denso” que entraba por una puerta que separa las dos salas, en la pared de pladur que las divide. Varios empleados utilizaron extintores apuntando hacia esa puerta, hasta que comprendieron que no podían extinguir así el incendio y comenzaron la evacuación. Para entonces, Teatre ya estaba vacía y completamente en llamas. Varios de los clientes que estaban en los palcos, donde se hallaron los cadáveres de las 13 víctimas, contaron que nadie les avisó en ningún momento de que debían abandonar la sala, incluso estando ya desalojada la planta baja, según recoge el informe.

La policía manifiesta también sus dudas sobre la legalidad de la instalación eléctrica, que era compartida para las dos salas, al igual que la de agua. El informe da relevancia a la situación de la instalación eléctrica porque los plomos saltaron en Fonda Milagros antes de la evacuación, lo que dificultó aún más la salida de la gente. Y constata otras posibles irregularidades, como que todas las puertas de emergencia estaban cerradas cuando se produjo el incendio, algunas de ellas, como rejas y candados, como también corroboró el cuerpo de bomberos de Murcia.

Los agentes tienen dudas sobre cómo se contrató la fiesta, puesto que la responsable de la sala no pudo aportar el contrato. La máquina de fuegos fríos, según su propietario, la llevó al evento de manera “altruista”, porque era amigo de varios de los DJ que actuaban. Explicó asimismo que había comprado el aparato a través de internet, y no se ha podido comprobar si estaba o no homologado.

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Sobre la firma

Virginia Vadillo
Es la corresponsal de EL PAÍS en la Región de Murcia, donde escribe sobre la actualidad política, social y medioambiental desde 2017. También trabaja con la Agencia EFE en esa comunidad autónoma. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo de Agencias por la Universidad Rey Juan Carlos.
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