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El PP usa el Senado para cargar contra Sánchez por la amnistía y los privilegios para Cataluña

Varios barones populares confirman que presentarán recursos de inconstitucionalidad si se aprueba el proyecto que Aragonés expuso antes de marcharse del debate

El presidente de Andalucía, Juanma Moreno, saluda al de la Generalitat, Pere Aragonés, este jueves en el Senado. Foto: CLAUDIO ÁLVAREZ | Vídeo: EPV
Javier Casqueiro

En una estrategia perfectamente coordinada, los 11 barones autonómicos del PP acudieron este jueves al Senado para denunciar que el presidente del Gobierno en funciones y candidato del PSOE, Pedro Sánchez, tiene ya cerrado un pacto con los independentistas catalanes para acabar con el actual modelo de la España de las autonomías consagrado por la Constitución de 1978. Este debate forzado sobre la amnistía que se negocia con Junts y ERC, y de la que se desconocen casi todos sus aspectos, le sirvió al PP de Alberto Núñez Feijóo para asimilar esa medida con los privilegios políticos y económicos que Sánchez supuestamente ha concedido a los separatistas a cambio de continuar en La Moncloa. El presidente catalán, Pere Aragonés, se concentró durante su intervención en exponer y ratificar las demandas históricas del separatismo, entre las que la amnistía solo sería “el punto de partida” para votar luego un referéndum de autodeterminación. Lo dijo en catalán y se marchó de la sesión. Los demás presidentes autonómicos se mostraron rotundamente en contra, algunos avanzaron que recurrirán al Tribunal Constitucional la medida de gracia en cuanto se apruebe y aprovecharon el momento para recordar sus reclamaciones más recurrentes.

En realidad no fue un debate parlamentario o un debate fallido, excepto para los planes del PP de utilizar el Senado para intentar boicotear los planes que se presumen a Sánchez de conceder una amnistía a los líderes del procés condenados por el Tribunal Supremo. La Cámara alta reservó su salón histórico de plenos para la ocasión y para dar relevancia a esta convocatoria de la Comisión General de las Comunidades Autónomas, formada en 1994 pero que apenas se reúne. La jornada acabó tras seis horas y media de discursos con 21 oradores del PP frente a uno del PSOE, Juan Espadas, su portavoz en esa comisión.

Aragonés acudió a la sesión, pronunció su discurso en catalán y se marchó sin volverse a sentar en la bancada reservada para los presidentes autonómicos, donde había estado al comienzo, entre el popular gallego Alfonso Rueda y el andaluz Juan Manuel Moreno. En su primera frase ya admitió que se había desplazado al Senado para defender tanto la amnistía como el referéndum de autodeterminación. Y acto seguido arremetió contra las intenciones del PP de retornar a su táctica de “utilizar Cataluña en sus batallas partidistas”.

El presidente catalán consideró la amnistía como “imprescindible punto de partida” para solucionar un conflicto político “en un camino con un destino: que la ciudadanía vote sobre su futuro político, la autodeterminación y la independencia, de forma acordada y negociada, en un referéndum como el de Escocia”.

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El primero en replicar al ausente Aragonés y, de paso, al Gobierno (que no mandó a ningún representante) y a los tres presidentes autonómicos socialistas, que optaron por no acudir, fue Alfonso Rueda, que empezó su intervención en gallego. Rueda, como luego casi todos los demás, reprochó a Aragonés no quedarse a escucharles y denostó el plantón de Sánchez y su equipo. El presidente de la Xunta sostuvo que una amnistía sería “un paso atrás en la defensa de la convivencia”, “una involución” y aseguró que no permitirá que “nadie esté por encima de nadie, ni nadie por debajo”.

El presidente gallego no llegó a explicitar, como sí hicieron sus homólogos de Andalucía, de Murcia o de Aragón, que en el momento en que esa ley se presente y sea aprobada la recurrirán ante el Constitucional. Tanto Rueda como los otros 10 responsables autonómicos del PP incidieron en que con la amnistía y con la negociación con los partidos independentistas catalanes se “romperá la igualdad de todos los españoles”.

El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, ensalzó como “oportuna, pertinente y simbólica” la comparecencia, y destacó de nuevo la razón de ser del artículo 2 de la Constitución sobre la “unidad indivisible” de la nación española y, por tanto, concluyó que el futuro de España incumbe a todos. Para Moreno, la presunta amnistía “es un retroceso en la igualdad de todos los españoles”. El andaluz adelantó que su comunidad activará “todos los argumentos a su alcance” si se cede ante las demandas independentistas catalanas.

Marga Prohens, la presidenta balear, consideró que la amnistía supondría “ir contra la separación de poderes y el Estado de derecho y contra el consenso constitucional y deslegitimaría a los jueces” que condenaron a los líderes separatistas por el referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017. La cántabra María José Sáenz de Buruaga fue la primera que introdujo en el debate el nombre de ERC y sobre todo de EH Bildu para cuestionar a los socios de Sánchez.

El presidente de La Rioja, Gonzalo Capellán, nuevo en estas lides, no desperdició la ocasión para reclamar que el Ejecutivo central palíe su déficit en infraestructuras de movilidad. El murciano Fernando López Miras enfatizó con varios sonoros “ya está bien” su hartazgo ante las quejas permanentes desde Cataluña sobre que no se les escucha y avisó de que su Gobierno recurrirá la ley de amnistía al Constitucional si se aprueba finalmente.

Carlos Mazón, de la Comunidad Valenciana, fue de los más duros contra Aragonés, al que tachó de “egoísta”. El aragonés Jorge Azcón calificó de “transacción ilegal, infame e inmoral” lo que supuso que está negociando Sánchez y anticipó su recurso.

La extremeña María Guardiola alertó de que convertirán el creciente poder territorial del PP “en la resistencia frente al populismo independentista” y arremetió con dureza contra Sánchez, al que ubicó como futuro “presidente de las cenizas de España, por querer llevarla al abismo” a cambio de “siete votos, que son los que distancian la dignidad del oprobio”.

La madrileña Isabel Díaz Ayuso, que llegó al Senado al final de la mañana tras participar en la sesión de control de la Asamblea de Madrid, leyó un discurso previsible y muy volcado en ataques directos al mentón de Sánchez: “Si esta indignidad triunfa pronto no habrá españoles”. Y sentenció que con “el mercadillo” de Sánchez “el PSOE ahora renuncia a España para permanecer en el poder”.

Alfonso Fernández Mañueco, el presidente de Castilla y León, también avanzó que acudirá a la vía judicial para evitar “privilegios a cambio de la investidura”, solicitó una negociación multilateral y no bilateral sobre el Pacto Fiscal que requiere Aragonés para Cataluña, pero en el foro del Consejo de Política Fiscal y Financiera. Acabó la sesión matinal, antes del receso para un fugaz almuerzo, el vicepresidente de Canarias, Manuel Domínguez, también del PP, que justificó la ausencia de su presidente, Fernando Clavijo, porque se había quedado en Canarias para tratar con el ministro de la Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, la crisis migratoria que padece el archipiélago. .

Por la tarde intervinieron 11 senadores por designación autonómica que así lo solicitaron, seis de ellos del PP, los portavoces de todos los grupos y, por fin, Juan Espadas, en representación del PSOE. El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, tuvo el detalle de ser el único barón del PP que aguantó toda la sesión para escuchar a Espadas, que respaldó al presidente Sánchez y su intento de reeditar un gobierno de coalición progresista para avanzar. Y que afirmó, como socialista y como andaluz: “El PSOE ha sido, es y será el garante de la unidad, pluralidad y constitucionalidad de España”. Luego lamentó que el PP no sepa construir nada más que confrontación y frentismo en una “concepción de España tan pequeña que solo caben en ella ustedes y la extrema derecha”. Acabada la cita, Espadas y Moreno se levantaron de sus bancadas y se saludaron ya muy cordialmente.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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