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Juicio al acusado del ‘crimen del rellano’ en Vigo: “Ya no puedo más, los ruidos me ponen nervioso”

La Fiscalía pide 18 años de prisión para un electricista jubilado que acuchilló brutalmente a su vecina cuando volvía de bajar la basura después de quejarse de ella al presidente de la comunidad

Asesinato Machista Vigo
El acusado del crimen sale de las dependencias judiciales en un vehículo de la Guardia Civil en octubre del año pasado.Javier Vázquez (Europa Press)

Pablo P., un electricista prejubilado de 65 años, escribió una nota al presidente de la comunidad de vecinos del edificio número 70 de la calle Zamora de Vigo: “Ya no aguantó más, los ruidos me ponen nervioso”. Denunciaba así a su vecina, María Jesús Cruz Fernández, de 56, por las molestias que, según él, le causaba constantemente con cacerolas y música. Dos semanas después, el 23 de octubre de 2022, la mujer fue acuchillada en la espalda y abdomen. Pasados unos días, el hombre confesó el crimen a la policía y ahora se enfrenta al veredicto de un jurado popular con una petición de condena de 18 años de prisión por asesinato con alevosía y al pago del sepelio de la fallecida. Es la pena que solicita la Fiscalía, además de una indemnización de 170.000 euros a sus familiares directos, para el acusado del denominado crimen del rellano.

Esta previsto que el juicio arranque este martes en la sección quinta de la Audiencia de Pontevedra, con sede en Vigo, y que el viernes los miembros del jurado puedan emitir su veredicto. “La esperó dentro de su apartamento con un cuchillo rojo con una hoja de 20 centímetros de largo y 4,3 de ancho. Cuando María Jesús llegó hacía las 9 de la noche, el acusado se le acercó por detrás y con intención de causarle la muerte, la atacó con el cuchillo de manera sorpresiva y repentina, y ella nada pudo hacer para defenderse”, relata el fiscal en su escrito de acusación.

El ministerio público no plantea dudas respecto a la actuación premeditada del acusado. No se hallaron indicios de que el móvil pudiera ser machista, después de que algunos vecinos declararan que el acusado había intentado mantener una relación con la mujer y esta lo había rechazado. Detalla la Fiscalía que la víctima, que trabajaba en una empresa de limpieza y arrastraba lesiones en la espalda, acababa de dejar la basura en el contenedor y llevaba zapatillas de estar en casa. “El acusado estuvo al acecho, esperando a que María Jesús regresase a su apartamento, para lo que tenía que pasar por delante de su puerta”, sostiene el fiscal. Cuando la vio pasar, se le acercó mientras ella introducía las llaves en la cerradura y la abordó cuando ya había atravesado el umbral de la puerta, añade.

La víctima era oriunda de la localidad ourensana de Toén y tenía una hija y un nieto. El supuesto autor, un electricista a punto de jubilarse, vivía en un estudio, a dos puertas del apartamento en el que residía ella. La investigación policial pudo acreditar que alrededor de las ocho de esa misma tarde, el acusado se encontró por casualidad con la víctima en el exterior del edificio. Él entró en el portal y volvió a salir inmediatamente. Mantuvo una breve discusión con ella, probablemente para recriminarle que le molestaban los ruidos, y volvió minutos después a su apartamento, donde supuestamente planeó el asesinato.

“La primera acometida fue por la espalda y dirigida a la región dorsal, por lo que la víctima nada pudo hacer para defenderse, tan solo gritó pidiendo auxilio dos veces e intentó agarrar con la mano izquierda el cuchillo, causándose cortes en la mano”, subraya la acusación. Después, fue apuñalada en la región abdominal, donde le clavó con fuerza el cuchillo que seccionó parcialmente la arteria y la cuarta vértebra lumbar, una herida necesariamente mortal, según el relato de la Fiscalía.

La mujer cayó al suelo y su atacante, poniéndose encima, le clavó de nuevo el cuchillo en la mama izquierda, causándole lesiones en el pulmón izquierdo y alcanzando el corazón. “La fuerza del ataque fue tal que el mango del cuchillo se rompió, y la hoja quedó dentro del cuerpo de la víctima”, incide el fiscal. Luego, el acusado entró en su domicilio.

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En el escenario del crimen, la policía se encontró una zapatilla de la víctima cerca de la puerta, donde las llaves estaban todavía puestas. Dentro yacía el cuerpo de María Jesús boca abajo. Esa misma noche, el electricista fue detenido sin oponer resistencia y sin negar la autoría del crimen. Al día siguiente volvió esposado al piso donde vivía. Lo hizo acompañado de la comitiva judicial y de agentes de la Policía Científica que registraron sus pertenencias y recogieron pruebas, entre ellas la ropa que el imputado llevaba en el momento de la agresión. Acorralado, el detenido confesó el crimen.

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