_
_
_
_
_

Bildu se acerca a Sánchez en su primer cara a cara para la investidura, pero Junts aún se ve “lejos” para dar un sí

“No estamos aquí para escuchar o hacer lo que ya se ha hecho en los últimos cuatro años”, advierte la portavoz del partido de Puigdemont en el Congreso

Santos Cerdán, Pedro Sánchez y Mertxe Aizpurua, la mañana de este viernes en el Congreso.
Santos Cerdán, Pedro Sánchez y Mertxe Aizpurua, la mañana de este viernes en el Congreso.Moeh Atitar

Míriam Nogueras, la portavoz en el Congreso de Junts, el partido que lidera Carles Puigdemont, lo quiso dejar claro desde el primer momento de su comparecencia tras reunirse con el candidato socialista, Pedro Sánchez, que requiere el apoyo de sus siete diputados para ser investido: “Continuamos lejos de un compromiso histórico”. Luego certificó la vigencia de las exigencias de máximos que ya anticipó Puigdemont el 5 de septiembre desde su refugio en Bruselas, para advertir de que no están en esta posición determinante actual para hacer lo mismo que el PSOE ha hecho en el anterior mandato. El PSOE enmarcó ese aparente distanciamiento en la lógica de este tipo de negociaciones. El último día de esta compleja ronda de contactos del aspirante socialista le deparó un cierto alivio en su primer encuentro cara a cara con EH Bildu. La formación abertzale calificó esa cita como “hito” y adelantó que no está por la labor de especular con su apoyo a Sánchez ante la alternativa de un Gobierno de derechas del PP y la ultraderecha de Vox. El PP multiplicó sus ataques a esas imágenes que tachan de “indignas” de Sánchez con los enviados del “prófugo” Puigdemont y los que siguen sin condenar los asesinatos de ETA.

Era el día más complicado de esta remesa de reuniones de Sánchez con todos los partidos con representación en el Congreso, menos con Vox, para buscar su investidura. Nunca se había visto antes en persona con miembros de la formación que lidera Puigdemont, fugado de la justicia española desde 2017, ni tampoco con EH Bildu. En las reuniones fijadas también en el Congreso para su investidura, en diciembre de 2019, los encargados de recabar esos votos fueron los socialistas Adriana Lastra y Rafael Simancas. Entonces fue Vox quien no quiso verse con el PSOE.

Sánchez y el PSOE eran conscientes de lo que significan esas imágenes, pero el presidente y candidato socialista entiende que ahora no tiene más remedio que permitirlas porque necesita esos votos y porque ha apostado toda su baraja política a normalizar e integrar a los principales actores políticos del país salidos de las urnas el pasado 23 de julio. El resultado electoral, además, ha situado con un papel más preponderante ahora a Junts que a EH Bildu, aunque los dos partidos son necesarios para sumar más síes que noes en su próxima investidura, todavía sin fecha.

La cita de Sánchez con Míriam Nogueras, la representante en el Congreso de Puigdemont, duró una hora y veinte minutos, y comenzó con cierta tensión, al menos en la escena. Nogueras no se permitió ningún gesto de aproximación o cordialidad. Sánchez se presentó con su secretario de Organización, Santos Cerdán, llamado a tener un papel crucial en los contactos con esa formación y sus líderes, y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños.

Nogueras, más tarde, compareció ante la prensa en el patio del Congreso y en catalán, en apenas dos minutos, midió al milímetro sus mensajes. Dijo que Junts continuará ahora jugando su papel clave en esta negociación, pero anticipó que por ahora están “lejos”. Etiquetó este momento como “absolutamente trascendental y extraordinario”, pero quiso también marcar algunos límites. Al PSOE le soltó, ante la prensa, que la investidura de 2023 no tiene nada que ver con la de 2019, en la que ellos no contaron: “Hoy tampoco veníamos a escuchar las condiciones del PSOE, porque hemos venido a recordar nuestras reclamaciones”. Y fue ahí cuando recalcó que había aprovechado la cita para entregar a Sánchez y Cerdán la transcripción de las exigencias que ya fijó por adelantado el expresidente catalán, Carles Puigdemont, en Bruselas, el pasado 6 de septiembre.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

En aquella exposición, Puigdemont estableció cuatro condiciones “previas” a la negociación de la investidura: 1. Que el Estado respete “la legitimidad democrática” del independentismo; 2. Que se cree un “mecanismo de mediación y verificación” para garantizar el cumplimiento de los acuerdos; 3. Que se produzca un “abandono completo y efectivo de la vía judicial contra el independentismo”, a través, entre otras cosas, de una ley de amnistía, y 4. Que los “únicos límites” a cualquier pacto sea los establecidos por los “tratados internacionales que hacen referencia a los derechos humanos”, es decir, que no sea la Constitución.

Nogueras, este viernes en Madrid, refrendó así esas demandas y especificó: “No estamos aquí para hacer o escuchar lo que ya se ha hecho los últimos cuatro años. Si se trata de hacer lo que los últimos cuatro años, los votos de Junts no están asegurados”. Y fue así como llegó a la conclusión: “Estamos lejos de ese compromiso histórico”. Lo dijo todo seguido y en catalán y se marchó casi a la carrera, dejando detrás a decenas de periodistas como no se recordaba en ninguna de sus ruedas de prensa hasta ahora.

El PSOE rebajó la relevancia de esas advertencias de Junts, dio a entender que contaba con ellas, y ni siquiera ofreció una versión verbal de sus portavoces y envió un comunicado genérico de balance final de los contactos de esta semana. El documento socialista señala así que su objetivo es “llegar a los acuerdos necesarios para que España cuente con un Gobierno progresista que haga políticas de ampliación de derechos para trabajadores, jóvenes, mujeres y la mayoría social de este país”. Y remacha que el PSOE apuesta “por la convivencia, el diálogo y la pluralidad” como hoja de ruta para lograr la investidura de Sánchez. Los socialistas destacan que en esta fase de las negociaciones “es tan importante” tanto el contenido como la discreción y reafirman que la propuesta que plantearán finalmente tendrá “como soporte el marco constitucional en todo momento” y será transparente hacia los ciudadanos “en cuanto se alcancen compromisos”. Fuentes socialistas apuntan que el aspirante podría aportar alguna novedad al respecto la semana que viene. El lunes reunirán a su comisión negociadora ampliada y explorarán los siguientes pasos. El calendario aprieta de nuevo.

Cerdán, Sánchez y Nogueras, la mañana de este viernes en el Congreso.
Cerdán, Sánchez y Nogueras, la mañana de este viernes en el Congreso.Moeh Atitar

La reunión de Sánchez con EH Bildu tenía la expectación de ser la primera en persona con ese grupo, pero también algunos riesgos por el enconamiento que era previsible que levantaría en los ámbitos políticos y mediáticos de la derecha. Así sucedió. Bildu decidió no salir públicamente tras la conversación, que duró una hora y diez minutos, pero emitió un comunicado en el que aclara que no piensa especular con su apoyo a Sánchez frente a la alternativa de un presidente del PP con la ultraderecha de Vox. Bildu valoró el encuentro con Sánchez “en un contexto político donde la crispación, el ruido y los malos modos tratan de imponerse al debate político” y aboga por un estilo de hacer política que sea “un ejercicio permanente de responsabilidad y respeto, por encima de otro criterio o interés”.

La formación abertzale apunta en ese texto que habían compartido con Sánchez “la lectura del resultado de las elecciones del 23 de julio y ahí concluyeron que “por encima de siglas políticas, la inmensa mayoría del pueblo vasco envió un mandato claro: no permitir que el bloque reaccionario, liderado por PP-Vox conformara gobierno en el Estado español”. En ese contexto, EH Bildu ha reiterado a Sánchez este viernes ese compromiso y ese mandato: “EH Bildu hace lo que dice y dice lo que hace. Es por ello que no especula ni especulará respecto a su posición en este momento crucial. Frenar a la ultraderecha es un mandato democrático, con el que tiene absoluta responsabilidad y determinación. Porque frenar a las derechas reaccionarias es condición indispensable para abrir una nueva legislatura que, en opinión de EH Bildu, debe profundizar en la ampliación de los derechos sociales y económicos de los trabajadores vascos y del Estado; la consolidación de políticas que fomenten la paz y la convivencia democrática en Euskal Herria y la apertura de un debate en torno a la plurinacionalidad del Estado y los derechos nacionales de nuestro pueblo”.

EH Bildu ha trasladado así al presidente en funciones su “plena disposición a volver a colaborar con el desarrollo y consolidación de una legislatura de continuidad en sus aspectos más positivos, aunque con ambición para resolver las cuestiones pendientes”. Y tildan el encuentro, que consideran que se ha desarrollado “en un ambiente constructivo y positivo”, como “otro hito que permite construir un marco de confianza para abordar un ciclo de diálogo, negociación y acuerdo”.

Antes, durante y con posterioridad a esa reunión, el PP se desplegó para arremeter contra una imagen que catalogaron como la “más indigna de un presidente de cualquier democracia europea”, en palabras de su portavoz y secretaria general, Cuca Gamarra. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, la tachó de “indecente”. Gamarra recordó a víctimas de ETA, la condena antigua de la portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua, la falta de colaboración de ese entorno abertzale en el esclarecimiento de atentados y asesinatos sin resolver y hasta los homenajes que se dan en algunas poblaciones vascas a presos etarras. Gamarra no comentó nada sobre posiciones que reflejaron en el pasado dirigentes del PP como Javier Maroto, cuando era alcalde de Vitoria, o Borja Sémper, portavoz en el parlamento vasco, cuando se reunían con dirigentes de esa formación y hasta consideraban que eran imprescindibles para normalizar el futuro de Euskadi.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_