Los afectados por la lluvia torrencial que ha anegado Cartagena: “Ánimo no nos falta, pero nos sobra indignación”
Los vecinos del barrio de San Ginés sufren inundaciones por tercera vez desde 2021. Sobre la zona han caído precipitaciones de hasta 120 litros por metro cuadrado
Bajos comerciales, garajes y viviendas anegadas en Cartagena y cultivos arrasados en el levante almeriense son el balance de las fuertes lluvias de esta madrugada. La zona llegó a estar en alerta roja durante varias horas, y las precipitaciones torrenciales han provocado nuevos arrastres hasta el mar Menor, lo que afectará a la ya de por sí delicada situación de la laguna salada costera.
“Ánimo no nos falta, pero nos sobra indignación”. Lo dice Juani Pérez, escoba en mano, mientras saca agua y barro de su pequeña tienda de costura en el barrio de San Ginés, en Cartagena, la ciudad más afectada de la Región de Murcia por el temporal de lluvia de este martes. El barrio se ha llevado la peor parte porque a los hasta 120 litros por metro cuadrado que han caído de madrugada, se ha sumado la rotura de un canal de drenaje ligado a las vías de ferrocarril. La práctica totalidad de los bajos de ese barrio obrero han quedado anegados, con unos 40 centímetros de agua, provocando cuantiosos daños en negocios y viviendas. Una situación que no es nueva, tal y como se quejan los vecinos, que han vivido tres episodios similares desde noviembre de 2021. El peor, aseguran, el del pasado otoño. “Son días en los que no se puede trabajar, así que no hay ingresos, pero los gastos son mucho mayores por los destrozos”, lamenta Pérez. Y luego, “pelear con los del consorcio”, seguir pagando las cuotas a la seguridad y los recibos. “Los autónomos somos los más castigados siempre, y nadie hace nada”, se queja.
A unos pocos metros, Carmen Obando no ha podido siquiera abrir la persiana de su bar. El agua ha doblado la chapa y el sistema eléctrico no funciona. “No queremos ni imaginar lo que nos encontraremos dentro”, dice, mientras espera a la llegada de un cerrajero. En pijama y botas de agua, Beatriz Pardo saca agua de su coche; todavía no se ha atrevido a arrancarlo; es la segunda vez que está en esta situación y, “dentro de lo malo, esta vez ha sido menos”, porque su casa, dice, no ha quedado afectada, más allá del agua que ha entrado en el portal del edificio. Se queja de que “con cuatro gotas” el barrio queda anegado. Esta noche no ha pegado ojo, ha grabado con su móvil cómo el agua iba subiendo de nivel por su calle a medida que pasaban las horas.
Peor suerte ha tenido Abelardo Osorio que, con dos compañeros, achica agua del comedor de su vivienda, completamente encharcada todavía a media mañana, ya con el cielo despejado. En una furgoneta han colocado muebles y enseres ya inservibles. Ainhoa, frutera, también amontona a las puertas de su tienda productos estropeados por el agua. “Hemos perdido todos los congelados, zumos, agua. Hay que hacer fotos de todo, porque si no el seguro no se hace responsable”, relata.
La queja de que la situación es recurrente se repite de casa en casa y de negocio en negocio, aunque la alcaldesa de Cartagena, Noelia Arroyo (PP), subraya que la intensa labor de prevención ha evitado males mayores y ha permitido que la ciudad “recobre la normalidad solo dos horas después de parar de llover”. Durante la noche se han llevado a cabo una decena de rescates de personas atrapadas en sus coches. El momento más delicado fue la atención a una persona sin hogar que habitualmente pernocta bajo el puente de la rambla de Benipila, que cruza la ciudad. La rambla no ha llegado a desbordarse, pero su caudal subió de forma peligrosa hasta casi llegar a su límite.
La alcaldesa destaca también la anticipación para cerrar durante toda la jornada de este martes los centros educativos, centros de día y actividades deportivas. La medida afecta también a otros 13 municipios en los que los escolares han permanecido en sus casas, minimizando la posibilidad de incidentes.
En el resto de la región, el temporal ha afectado sobre todo al entorno del mar Menor cuyo ecosistema, en un estado muy delicado desde 2016, se expone a empeorar cada vez que llueve. La rambla del Albujón, por la que llega a la laguna cada día agua contaminada por nitratos procedente del acuífero del Campo de Cartagena y de la actividad agraria de la zona, llevaba esta mañana un caudal de 2.000 litros por segundo, ha indicado el presidente de la comunidad autónoma, Fernando López Miras. La media diaria es 10 veces menor, 200 litros por segundo. Aun así, desde la Confederación Hidrográfica del Segura aseguran que las obras de retención en la sierra minera han evitado casi por completo el arrastre de metales pesados a la laguna salada.
En las playas se acumulan múltiples destrozos en el mobiliario urbano y buena parte de la arena en zonas como Los Urrutias, El Algar o Playa Honda ha desaparecido.
Tensión durante la noche
En la provincia de Almería, los municipios de Vera y, principalmente, Cuevas del Almanzora han sido los más afectados por las lluvias. El alcalde de este último, Antonio Fernández Liria, ha explicado que durante la noche se han vivido momentos de auténtica tensión, si bien finalmente no ha habido que lamentar daños graves en el casco urbano. La peor parte se la ha llevado el campo, donde se han perdido numerosas hectáreas de cultivos de sandía, un producto que ya sufrió también los daños del granizo en Murcia, donde la pasada semana se produjeron pérdidas valoradas en ocho millones de euros en las zonas de Lorca y Cieza.
Pese a los daños, las lluvias han supuesto un ligero alivio para los embalses, que en la Región de Murcia han recibido esta madrugada unos dos hectómetros cúbicos de agua. Una cantidad que podría aumentar en las próximas horas, donde se esperan lluvias en el Valle del Guadalentín, explican desde la Confederación Hidrográfica del Segura y que, si bien no es una gran cantidad, es “valorable” debido a la importante sequía que afecta a todo el país. Francisco Gil, responsable de la organización agraria COAG en la Región de Murcia, considera que pese a los daños en la zona de Almería, y también en algunos cultivos de melón y patata en el Campo de Cartagena, el balance es positivo, ya que la virulencia de las lluvias ha sido menor de la esperada. Sin embargo, los agricultores murcianos están ahora preocupados porque las lluvias, que está previsto que continúen toda la semana, podrán provocar infecciones por hongos en los cultivos. Es “excesivamente precipitado” evaluar si en su conjunto estas lluvias serán beneficiosas o perjudiciales para el sector, señala.
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