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Las solicitudes de asilo aumentan un 90% en la Unión Europea

Afganos, sirios, venezolanos y ucranios lideran las peticiones, mientras que España es el segundo país con más demandas de refugio

Migrantes a bordo del buque de rescate 'Open Arms', a su llegada al puerto de Mesina, en Sicilia, el 27 de agosto.
Migrantes a bordo del buque de rescate 'Open Arms', a su llegada al puerto de Mesina, en Sicilia, el 27 de agosto.JUAN MEDINA (REUTERS)
María Martín

Las peticiones de asilo en la UE crecen a un ritmo inusual en los últimos años. Hasta el 19 de julio, se habían registrado casi 420.500 solicitudes, un 87% más que en el mismo periodo del año anterior, según datos de la Agencia de Asilo de la Unión Europea (AAUE) a los que ha tenido acceso EL PAÍS. El éxodo de afganos, sirios, venezolanos y ucranios ha disparado las cifras; si se mantiene la tendencia se superarán las registradas en 2019, el último año de normalidad antes de que la pandemia alterase los flujos migratorios y el propio sistema de asilo. España, con casi 62.300 solicitudes, es, después de Alemania, el país con más demandas de protección. De hecho, el aumento de un 116% respecto al mismo periodo de 2021 tiene preocupadas a las autoridades españolas.

Los afganos, cuando se cumple un año de la toma de su país por los talibanes, lideran las demandas de protección internacional, con más de 51.000 peticiones. Son la nacionalidad más numerosa entre los solicitantes en Francia, Austria, Bélgica, Grecia, Suiza o Portugal. Les siguen los sirios, refugiados de una guerra que comenzó en 2011 y que lideran las cifras en Alemania, Países Bajos, Luxemburgo y Malta. En tercer lugar, aparecen los venezolanos: entre los más de 26.000 solicitantes de Venezuela, el 89% de ellos pidió asilo en España.

En cuarta posición, se sitúan los ucranios. Aunque la mayoría de los 6,8 millones de exiliados que han entrado en la UE tras la invasión rusa han pedido la protección temporal (un mecanismo distinto que no se registra en las estadísticas de asilo), hay miles de ucranios que sí han formalizado una petición de asilo, sobre todo en los países nórdicos, Rumania, y algunos países bálticos.

Las cifras de asilo en España, que se han más que duplicado este año, “son muy preocupantes”, según dos fuentes gubernamentales. La inquietud la comparten en los ministerios de Interior, Exteriores y Migraciones. El sistema de acogida ya estaba tensionado antes de la guerra de Ucrania, y los retrasos para iniciar el procedimiento y para resolver los expedientes son crónicos porque siguen faltando recursos.

Inmigrantes económicos y refugiados

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En privado, miembros de la Administración —y también de ONG— lamentan que en los últimos años el sistema de asilo se haya convertido en recurso para inmigrantes económicos y no solo para refugiados. Ante la dificultad para regularizarse, los inmigrantes económicos ven en el asilo la vía más sencilla y rápida para permanecer legalmente en España porque, mientras se resuelve su caso, el Estado da a los solicitantes la posibilidad de residir y trabajar de forma regular, además de proporcionar acogida a quienes no tienen recursos. Si el sistema funcionase como la propia ley dispone, la tramitación de los expedientes sería mucho más ágil ―un máximo de seis meses― y aquellos que no reúnen los requisitos saldrían rápidamente del sistema. La lentitud actual en el registro, trámite y resolución de los expedientes perjudica a los verdaderos refugiados, que corren peligro en sus países, y se encuentran con un sistema congestionado y que puede mantenerlos en la incertidumbre más de dos años.

María Jesús Vega, portavoz de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) en España, advierte: “Aunque vemos con frecuencia solicitudes que no están fundadas, insistimos a las autoridades en que es muy importante el estudio individualizado de cada caso”. Vega explica que entre la multitud de perfiles de solicitantes que llegan a España, independientemente de su nacionalidad, identifican casos en los que existe riesgo real de persecución por cuestiones de género, religiosas, políticas, étnicas o por la violencia y el poder de determinados grupos armados, como ocurre en muchos países de Centroamérica. “Un refugiado no es exclusivamente una persona que huye de una guerra”, recuerda. Entre las principales nacionalidades que piden asilo en España, se encuentran, además de los venezolanos, que suponen el 40% de las casi 63.000 solicitudes, los colombianos (28%), peruanos (7,4%), marroquíes (3,3%) y hondureños (2,6%), según los datos de la agencia de asilo de la UE.

En el Ministerio de Migraciones, que dirige José Luis Escrivá, consideran que es la falta de un buen modelo migratorio lo que fomenta un uso inadecuado de la protección internacional. Escrivá cree que la reciente reforma del reglamento de Extranjería, que permitirá más contrataciones en origen, puede ayudar a crear nuevas vías para emigrantes con aspiraciones exclusivamente económicas. “Los procesos de migración regular deben sustituir a los que ahora se usan de forma espuria”, dijo el ministro en una entrevista reciente a EL PAÍS.

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Sobre la firma

María Martín
Periodista especializada en la cobertura del fenómeno migratorio en España. Empezó su carrera en EL PAÍS como reportera de información local, pasó por El Mundo y se marchó a Brasil. Allí trabajó en la Folha de S. Paulo, fue parte del equipo fundador de la edición en portugués de EL PAÍS y fue corresponsal desde Río de Janeiro.

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