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El líder saharaui hospitalizado en Logroño recurre a Argelia tras ser citado por la Audiencia Nacional

El juez y la Fiscalía rechazan imponer medidas cautelares a Brahim Gali pese a la petición de las acusaciones, que temen que salga de España

Brahim Gali, líder del Frente Polisario, en una imagen de archivo.
Brahim Gali, líder del Frente Polisario, en una imagen de archivo.FAROUK BATICHE

Brahim Gali, líder del Frente Polisario y presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), se ha negado a firmar la citación cursada por la Audiencia Nacional para tomarle declaración el próximo 1 de junio por las dos causas judiciales que tiene abiertas en España. El militar, ingresado desde el pasado 18 de abril en un hospital de Logroño por coronavirus, hecho detonante del conflicto con Marruecos en la frontera con Ceuta, rechazó rubricar el recibí hasta que no lo consulte antes “con la embajada argelina y con personas de su confianza”, según un informe de la Policía Nacional enviado al magistrado instructor Santiago Pedraz y al que tuvo acceso EL PAÍS. Las acusaciones temen que se recupere de la enfermedad y salga del país antes de que lo interrogue el juez instructor, que ha rechazado con el apoyo de la Fiscalía adoptar de momento medidas cautelares contra él.

El argumento esgrimido por Gali ante el agente que le notificó la imputación evidencia el complicado equilibrio diplomático que afronta La Moncloa después de acogerlo por “razones humanitarias”, según explicó el Ministerio de Asuntos Exteriores a finales de abril, cuando la prensa reveló que el líder del Frente Polisario había llegado al centro médico de Logroño bajo un nombre falso. Como adelantó EL PAÍS, el Gobierno de Pedro Sánchez aceptó su ingreso en el hospital riojano tras la petición de Argelia, un socio de gran valor estratégico, primer suministrador de gas al mercado español. Pero este favor ha provocado la ira de Marruecos: “Hay actos que tienen consecuencias y se tienen que asumir”, afirmó este martes la embajadora marroquí.

El peso internacional de Gali viene de lejos. Así como su relación con todos los países implicados en esta crisis diplomática. Exministro de Defensa saharaui, ejerció como embajador del Polisario en España (1999-2008) y en Argelia (2008-2015). En 2016, tras la muerte de Mohamed Abdelaziz, asumió el liderazgo de la República Árabe Saharaui Democrática. Con amplia experiencia militar, su currículo oficial sitúa sus primeros pasos en la lucha contra los colonos españoles en los setenta.

Tras difundirse la noticia de la presencia en España del presidente de la RASD, el juez Pedraz pidió el pasado 1 de mayo a la Policía Nacional que lo confirmara para citarlo a declarar en la investigación abierta por la querella presentada en agosto de 2020 por Fadel Mihdi Breica, un activista saharaui de nacionalidad española que denunció torturas del Frente Polisario. Tres agentes de la Comisaría General de Información, responsable de la lucha antiterrorista, se desplazaron al hospital riojano y elaboraron un informe donde se detalla que Gali ingresó con el nombre falso de Mohamed Benbatouche, de “nacionalidad desconocida”; y que llegó en una ambulancia al hospital a las 22.48 del 18 de abril, proveniente de Zaragoza.

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“Le acompañaban dos personas. La primera, un doctor de nacionalidad extranjera, posiblemente argelino, que aporta un informe médico emitido sin firma ni rúbrica por el Hospital Central de L’Armée de Argel (Argelia). El segundo acompañante dice ser un familiar, sin más datos de filiación”, explica el documento policial remitido a la Audiencia Nacional, que añade: “El informe médico argelino apunta, esencialmente, a un paciente covid con severas complicaciones respiratorias. En efecto, su estado es muy grave e ingresa en la UCI por una neumonía bilateral complicada por una polineuropatía, que le impide respirar por sí mismo”.

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En este documento del 5 de mayo, la Comisaría General de Información añade que Gali ha “evolucionado favorablemente” desde su ingreso. De hecho, en otro oficio policial, un inspector del cuerpo describe su negativa a firmar la citación de la Audiencia Nacional. “A pesar de su delicado estado de salud, Gali entendió en castellano, sin ningún género de dudas, el contenido de la citación. En el momento de presentar el perceptivo recibí para su firma, se negó a ello, aduciendo que era su deseo contactar con la embajada argelina y con personas de su confianza sobre la conveniencia de la firma y que necesitaba ‘varios días’ para decidirlo”, detalla el agente, que añade que se le entregó una copia de la notificación al médico extranjero que lo acompaña, “quien diariamente le visita en la UCI”.

Además de la causa activa contra Gali por la querella del activista Mihdi, el juez Pedraz ha reabierto otro caso anterior impulsado por la Asociación Saharaui para la Defensa de los Derechos Humanos (ASADEDH) por delitos de asesinato, lesiones, detención ilegal, terrorismo, torturas y desapariciones. Este proceso se archivó en 2020 ante la imposibilidad de interrogar a los imputados por no encontrarse en España, pero el magistrado ha decidido retomarlo ahora. La Fiscalía apunta en un escrito que no aprecia “indicios claros de participación” del líder del Polisario “en las conductas recogidas en la querella”.

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