El Ejército se despliega para controlar Ceuta tras la entrada de más de 8.000 inmigrantes
Las llegadas se siguen produciendo ante la pasividad marroquí. Grande-Marlaska asegura que el Gobierno será “contundente en la defensa de las fronteras”. 4.000 personas han sido devueltas, según Interior. Las entradas se han ido reduciendo a lo largo del día
Varias unidades del Ejército de Tierra se han desplegado en la madrugada del martes en Ceuta para ayudar en las labores de control de las calles de la ciudad tras la entrada de más de 8.000 inmigrantes, la mayoría marroquíes, por los espigones fronterizos. La llegada de personas a nado y a pie fue constante durante todo el lunes y continúa este martes en la misma playa donde se han desplegado blindados. En las últimas 24 horas, miles de jóvenes, pero también familias enteras, se han lanzado al mar ante la pasividad de las autoridades marroquíes. Un hombre murió en el intento.
España ha devuelto ya a 4.000 personas a Marruecos, según el Ministerio del Interior. El ministro Fernando Grande-Marlaska ha asegurado que entre ellos no hay menores. Mientras, Marruecos ha desplegado este martes antidisturbios en la frontera para frenar la entrada de migrantes a Ceuta. Las entradas comenzaron a decrecer en torno al mediodía y por la tarde prácticamente se han detenido: en el mar queda gente nadando, pero ya sin intentos de cruzar la frontera.
El Ejército se ha dirigido a las naves del Tarajal, donde se concentra a buena parte de los inmigrantes, principalmente los menores de edad. También ha llevado vehículos blindados a la playa del Tarajal. En el arenal hay grupos de jóvenes de pie, en el agua, frente a los militares, que han formado un cordón en la orilla. A metros de la arena, sobresalen cabezas de nadadores que no se acercan aún a la orilla. Entre los dos espigones, protegidos por rejas, cuatro blindados están dispuestos frente al vallado perimetral. De la zona proviene sonido de fogueo. Los soldados se afanan en devolver a los chavales que corretean en el trozo de playa que se asemeja a la tierra de nadie.
“No tenemos cifras ni de los que hemos llevado al hospital”, comenta Isabel Brasero, portavoz de Cruz Roja. Los equipos de emergencias parecen liebres recorriendo la orilla. De un extremo a otro del trozo de playa que linda con la verja que da acceso al paso fronterizo hay personas exhaustas, prácticamente todas de origen subsahariano, no magrebíes. El objetivo es agrupar a los recién llegados, colaborar en la logística y ayudar a mantener la calma en estas zonas así como en otros lugares donde se está comprobando la presencia de grupos de inmigrantes marroquíes que deambulan por la ciudad.
La intención del Ministerio del Interior es negociar con Marruecos la devolución de los inmigrantes y hasta ahora se han ejecutado cerca de 2.700 retornos, según ha manifestado el ministro, Fernando Grande-Marlaska. El ministerio ha enviado a Ceuta a 150 agentes de policía para agilizar esos trámites. El ministro ha asegurado que serán “contundentes en la defensa de las fronteras” y adoptará “todas las medidas necesarias para revertir la situación extraordinaria y excepcional”.
Las devoluciones se están realizando “sin la menor formalidad”, según ha comprobado la agencia Efe. El Colegio de Abogados de Ceuta ha confirmado a EL PAÍS que sus letrados no han sido avisados, como suele ocurrir cuando se producen entradas numerosas, para asistir legalmente a los retornados conforme a la legislación. Una cuestión clave será qué pasará con los menores a los que no se somete a esos acuerdos de devolución. “Conforme a la ley y los tratados internacionales protegeremos a los menores”, ha asegurado el ministro.
La entrada de 6.000 personas de forma irregular en un solo día es un acontecimiento inédito en España. Ni en los momentos de más presión migratoria se han alcanzado cifras similares. El récord más reciente se batió el fin de semana del 7 y 8 de noviembre en Canarias, cuando entraron en un solo día 1.500 personas y ese fin de semana acabaron desembarcando casi 2.200 migrantes. La entrada masiva de marroquíes, ante la inacción de las fuerzas de seguridad de la gendarmería marroquí, se produce en un contexto de tensión diplomática con Marruecos. Rabat está molesto con España por el ingreso en un hospital de Logroño del líder del Frente Polisario y presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), Brahim Gali, de 73 años y aquejado de covid-19. El Ministerio de Asuntos Exteriores justificó la acogida del dirigente saharaui, solicitada por Argelia, “por razones estrictamente humanitarias”, pero Marruecos consideró el gesto como una decisión “premeditada” y tomada “a espaldas de un socio y vecino”. Rabat advirtió de que tomaba nota.
Durante su intervención en TVE, el ministro del Interior ha desvinculado la crisis con las tensiones con Rabat. “Tenemos una relación con el Gobierno de Marruecos absolutamente fructífera en materia migratoria. Vemos cómo muchas personas mueren en el mar. Estamos en una crisis migratoria que es continuada en el tiempo”, ha afirmado Grande-Marlaska. “Llevamos tres años con crisis migratorias importantes. Esta es una situación excepcional, pero en otras también relevantes, hemos sabido revertir la situación”.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha publicado en Twitter un mensaje de apoyo a la ciudad. “Mi prioridad en este momento es devolver la normalidad a Ceuta. Sus ciudadanos y ciudadanas deben saber que cuentan con el apoyo absoluto del Gobierno de España y la máxima firmeza para velar por su seguridad y defender su integridad como parte del país ante cualquier desafío”. Sánchez ha cancelado su viaje a París previsto para este martes para participar en una cumbre en la que se tratarán programas de apoyo financiero al continente africano y hará una declaración institucional tras el Consejo de Ministros, en el que se abordará la situación en Ceuta y también en Melilla.
Mi prioridad en este momento es devolver la normalidad a Ceuta. Sus ciudadanos y ciudadanas deben saber que cuentan con el apoyo absoluto del Gobierno de España y la máxima firmeza para velar por su seguridad y defender su integridad como parte del país ante cualquier desafío.
— Pedro Sánchez (@sanchezcastejon) May 18, 2021
Pasada la medianoche del lunes concluía la reunión del Centro de Coordinación Operativa (Cecor) de Ceuta en la que se acordó crear un comité de coordinación con todas las fuerzas de seguridad del Estado para “controlar todos los puntos sensibles de la ciudad” y “mantener el orden de las calles”, según informó la Delegación de Gobierno. La Guardia Civil, además, reforzó su presencia en la frontera, espigones y perímetro fronterizo.
También se ha activado a los integrantes de la Unidad de Apoyo Logístico número 23 (ULOG-23) con la intención de instalar literas para la acogida de los inmigrantes que han entrado. La ciudad habilitará el estadio Benoliel para llevar allí a los marroquíes adultos que se encuentran en la calle, y posteriormente proceder a su devolución, según la Delegación de Gobierno. Los más pequeños permanecerán, de momento, en un campamento para menores y en las naves del Tarajal.
Presión en Melilla
86 migrantes subsaharianos han saltado la valla fronteriza entre España y Marruecos en Melilla y han logrado acceder a la ciudad en la madrugada de este martes. Las entradas, que se han producido en diferentes tandas, comenzaron a las 4.45 por la zona del dique Sur, donde la Policía Local cortó el tráfico para “para facilitar el control” de la Policía Nacional y la Guardia Civil. Entre los recién llegados había una mujer que ha necesitado la asistencia de Cruz Roja.
La Delegación de Gobierno de Melilla ha informado de que fueron más de 300 personas las que intentaron saltar la valla, pero que el dispositivo “antiintrusión” de la Guardia Civil, en el que participó también la Policía Nacional, logró evitar el acceso a más de 200 migrantes. Tres agentes de la Guardia Civil han requerido asistencia sanitaria por contusiones leves. La nota de la delegación señala que hubo “colaboración activa de las fuerzas de seguridad de Marruecos”.
Según han informado a Efe fuentes policiales, los inmigrantes han entrado en Melilla en varios grupos, el primero de ellos más numeroso, y una vez en la ciudad se han dirigido a la carrera hacia el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), escoltados por patrullas de la Guardia Civil y la Policía Local. Los subsaharianos han recorrido el Paseo Marítimo celebrando su entrada a la ciudad con muestras de alegría y gritos de euforia. El presidente de Melilla, Eduardo de Castro, ya expresó este lunes la preocupación de su Gobierno por la entrada masiva que se estaba produciendo en Ceuta, y su antecesor y líder regional del PP, Juan José Imbroda, advirtió de que “después vendrá Melilla”.
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