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Los misteriosos hombres de la granada rusa y las 16 cartas cerradas

Una juez procesa a un checheno y a un ucraniano que fueron arrestados en La Junquera con un explosivo de uso militar

Los detenidos en La Junquera (Gerona) el pasado octubre con una granada, Serhii Aniscovich (izquierda) y German Bagaev, posan con sus armas.
Los detenidos en La Junquera (Gerona) el pasado octubre con una granada, Serhii Aniscovich (izquierda) y German Bagaev, posan con sus armas.

Una granada, una maleta con 16 misteriosas cartas y dos detenidos. El enigma sobre los planes de un checheno y un ucraniano arrestados el pasado octubre cuando circulaban por la AP-7 en La Junquera (Gerona) con una granada M-75 en perfecto estado se acrecienta.

La aparición de 16 cartas manuscritas cerradas dentro de la maleta que transportaban los detenidos ha destapado la caja de los truenos de las especulaciones. El juzgado de La Junquera que investiga el caso analiza el contenido de estas misivas que estaban dirigidas a un lituano residente en Alemania, según ha podido saber EL PAÍS.

Las pesquisas buscan zambullirse en la misión de estos dos enigmáticos hombres que permanecen en prisión y que portaban una granada de fabricación rusa y uso militar con detonador, carga explosiva y el perímetro encintado para evitar explosiones fortuitas.

La investigación pretende también desgranar qué hay detrás de sus cartas. Unas misivas que han permanecido cerradas durante dos años. Y que fueron entregadas a la pareja en Valencia por una mujer. Su destinatario, un lituano al que también se dirigía la maleta, será citado a declarar por la juez instructora, María Pilar Abella.

La magistrada procesó el pasado 5 de mayo a los dos arrestados por los delitos de depósito de armas y munición de guerra, que están castigados con entre cinco y diez años de cárcel. Antes, ordenó abrir las cartas en una vista a la que asistieron por vídeo conferencia los dos detenidos y su abogado. Durante la sesión, no se leyeron los documentos, pero se permitió a las partes presenciar la apertura de los sobres para garantizar que no se manipulaba su contenido. Un traductor de ruso y otro de alemán elaborarán un informe sobre el material.

Los dos detenidos aseguran que su misión se limitaba a trasladar el misterioso maletín. Y añaden que ignoraban su contenido. Su declaración, a la que ha tenido acceso este periódico, es exculpatoria y no convence a los investigadores. Los agentes de la Guardia Civil y la juez creen que los arrestados pertenecen al crimen organizado internacional, aunque no descartan otras conexiones.

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El examen de uno de los tres teléfonos móviles del checheno, el supuesto jefe del comando, ha abierto nuevas líneas de investigación. Unas pesquisas que se mantienen bajo secreto en una pieza separada de las diligencias judiciales.

El cabecilla del comando viajaba con un pasaporte con la identidad de German Bagaev. Y su compañero ucraniano llevaba documentos a nombre de Serhii Aniscovich.

Bagaev declaró a la juez que reside desde hace veinte años en Francia, donde dice tener estatuto de refugiado y trabajar para una empresa de seguridad.

La pareja intentó deshacerse sin éxito de su rastro digital. El dispositivo de borrado de uno de los teléfonos de Bagaev no funcionó y los investigadores han logrado recuperar conversaciones que aluden a violencia y crimen en Europa. “Todos esos mensajes son bravuconadas y exageraciones”, justifica su letrado, Joaquín Bech de Cereda.

German Bagaev, en julio de 2018, cuando fue captado por una cámara de seguridad en Benidorm tras un tiroteo.
German Bagaev, en julio de 2018, cuando fue captado por una cámara de seguridad en Benidorm tras un tiroteo.

El abogado también quita hierro a las fotografías de la pareja con fusiles, ametralladoras y armas de guerra almacenadas en el teléfono: “Desconozco su contenido, pero son puestas en escena. Ninguna [imagen] tiene relación con actos delictivos. Participó (Bagaev) en las dos guerras de Chechenia y en esos escenarios es algo normal", concede Bech. Sobre los carnets de ciudadanos de países del Este hallados en los móviles, el letrado afirma que son clientes del sector de la seguridad.

En esta historia nada es lo que parece. Bagaev se protegía con varias identidades. Una de ellas estaba recogida en un pasaporte búlgaro. Cuando fue detenido en La Junquera, su rastro en España era demasiado evidente. En el verano de 2018 había participado en un tiroteo en un bar de Benidorm en el que un ciudadano marroquí resultó herido. Su imagen quedó registrada el 4 de julio por una cámara de vídeo de un local. Sus huellas, marcadas en el escenario de la reyerta. Entonces, no fue detenido.

A través de Whatsapp, Bagaev transmitió a un amigo su preocupación por haber dejado “huellas en los casquillos” tras el suceso de Benidorm. Según su abogado, se trata de otra bravuconada más. El tiroteo fue presuntamente un ajuste de cuentas conectado al tráfico de drogas.

Además, cuando el pasado octubre fue arrestado en La Junquera, los investigadores descubrieron que las huellas de Bagaev coincidían con las del autor del tiroteo de Benidorm de julio de 2018. Un suceso cometido por un hombre delgado y moreno enfundado en un polo blanco, tal y como captaron en la ciudad alicantina las cámaras del restaurante Kebap de la calle Lepanto y de los pubs Bahamas, Champions y Café Benidorm.

El checheno había entrado en España con otra identidad. El cotejo de sus imágenes reconoce "sin género de dudas a quien fue reseñado en diligencias 10079-18 como sujeto número tres y autor de los disparos", según un auto de la juez que alude al supuesto jefe de la operación.

Bagaev y Aniskovich se negaron a responder a las preguntas de la juez y del fiscal, según fuentes de la investigación. Aniskovich, que solo contestó a su abogado, dijo que era un acompañante y que ignoraba la misión y el contenido de la maleta. Los investigadores creen que se trata de un subalterno.

La Guardia Civil encontró tras la detención de la pareja en La Junquera una bolsa de plástico con tampones y sellos de visa para falsificar pasaportes para entrar en Lituania en el Mercedes S-350 negro con matrícula de Bielorrusia en el que viajaban los arrestados. El vehículo es propiedad de un ciudadano bielorruso ya identificado.

Los investigadores también hallaron en el coche tres balizas de detección de vehículos en movimiento.

Bagaev fue trasladado el pasado viernes de la prisión Puig de les Basses de Figueras a otra cárcel de los alrededores de Barcelona, según su abogado. Un oficio del centro penitenciario solicitó a la juez el cambio de penal. El letrado ha pedido una explicación a la magistrada.

Los enigmáticos hombres de las pistolas con silenciador, la granada M-75 y el maletín cumplen ya ocho meses en prisión. Su letrado asegura que todavía no les ha visitado ningún familiar.

investigacion@elpais.es

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