_
_
_
_
_

En la garganta del “diablo verde”

La de la absenta es una historia de supervivencia y clandestinidad, de resistencia y de devoción. Visitamos el valle suizo en el que nació esta bebida, que fue ilegal durante casi un siglo

Fuente clásica de absenta, que se popularizó en la belle époque para conservar el agua con hielo que se añade a la bebida.
Fuente clásica de absenta, que se popularizó en la belle époque para conservar el agua con hielo que se añade a la bebida.Guillaume Perret
Use Lahoz

En la película Drácula de Francis Ford Coppola, en una escena de ambientación neogótica, un malandrín Gary Oldman le dice a la magnética Winona Ryder lo siguiente: “Absenta, es el afrodisiaco del yo. El hada verde que vive en la absenta quiere tu alma, pero tú estás a salvo conmigo”. No es este el único filme en el que se mencionan las facultades narcotizantes de la absenta, también aparecen en Vidas al límite (que contaba la historia entre Rimbaud y Verlaine) o en Moulin Rouge, o en el thriller Las brigadas del tigre o, aún más lejos, en el fundacional cortometraje de 1889 La bonne absinthe, dirigido por Alice Guy, la primera mujer cineasta, en el que un minuto daba de sobra para revelar el poder transformador de la bebida.

Bien o mal, todo el mundo ha oído hablar de la absenta. Toulouse-Lautrec, que si de algo sabía, aparte de pintar, era de pasarlo bien por la noche, solía pedir en las barras de Montmartre una mezcla a la que llamaba tremblement de terre (terremoto), que consistía en llenar un vaso con igual cantidad de absenta que de coñac. Arde París. Hemingway, que, además de escribir, era experto en que no se le escapara ni una barra, inventó un cóctel al que llamó Muerte en la tarde, como una de sus novelas, que consistía en llenar un vaso alargado con absenta y champán. Puro fuego.

Philippe Martin, de la destilería La Valote Martin, en Boveresse, escoge las mejores plantas para preparar la absenta.
Philippe Martin, de la destilería La Valote Martin, en Boveresse, escoge las mejores plantas para preparar la absenta. Andre Meier (Switzerland Tourism) (Switzerland Tourism)

Para conocer en profundidad esta bebida histórica, legendaria, sulfurosa y sorprendente, los viajeros curiosos o con alma transgresora están invitados a conocer la ruta de la absenta en la región suiza de Neuchâtel, en el valle de Val-de-Travers, a partir de pueblos como Boveresse o Couvet, donde nació esta fée verte (hada verde) allá por 1720.

Hijo de un antiguo destilador clandestino, Philippe Martin, responsable de la destilería y tienda La Valote Martin, ubicada en la Maison Petitpierre, en Boveresse, muestra el desván donde seca sus plantas, mientras explica los secretos de su fabricación, las influencias en la economía local o las vicisitudes que resistió la absenta durante su época de clandestinidad. “La planta de la absenta que se utilizaba desde 2.000 años antes de Cristo”, dice, “es la Artemisia absinthium. Tenemos la Artemisia absinthium, a la que llamamos gran absenta, y también está la Artemisia pontica, a la que llamamos pequeña absenta”.

En el vecino Couvet se creó en 1797 la primera destilería industrial. Años después, en 1805, el avispado Henri-Louis Pernod, para librarse del pago de impuestos de aduana, tuvo la idea de crear otra destilería en el vecino pueblo francés de Pontarlier, un acto que acabaría siendo determinante porque, una vez prohibida la absenta, daría lugar a la invención y a la difusión del pastís. “En 1850 la absenta se encontraba por todo el mundo. Vive su momento álgido en la belle époque”, explica Martin. “En 1870 la filoxera —una enfermedad de las vides— se cebó con las viñas, y al haber muy poco vino la absenta devino el alcohol del momento. En 1910 se consumieron solo en Francia 36 millones de litros”. ¿Por qué tuvo tanto éxito entre los artistas? “La flor contiene una molécula llamada tujona que en grandes cantidades puede generar alucinaciones, ahora se controla regularmente”.

Philippe Martin y una de sus ayudantes realizan la selección de las flores de plantas secas que servirán para elaborar la absenta. Martin es hijo de un antiguo destilador clandestino.
Philippe Martin y una de sus ayudantes realizan la selección de las flores de plantas secas que servirán para elaborar la absenta. Martin es hijo de un antiguo destilador clandestino.Andre Meier (Switzerland Tourism) (Switzerland Tourism)

En 1905, tras haber bebido vino durante todo el día, un viticultor de la región llegó a casa y se tomó dos absentas más para seguidamente asesinar a su esposa y a sus dos hijas. Los viticultores y la Iglesia culpabilizaron a la absenta y promovieron su prohibición. En 1910 se prohibió en Suiza y en 1914 también en Francia. Así se inició casi un siglo de clandestinidad, hasta que en 2005 fue de nuevo legalizada y algunos de los antiguos fabricantes volvieron a solicitar licencia. “Durante la clandestinidad, mi padre trabajaba en Correos entre Neuchâtel y La Chaux-de-Fonds y transportaba teléfonos y absenta, su mejor amigo trabajaba en el mostrador y la vendía. Enviabas dos cartas y pillabas una botella, el código era lapin [conejo en francés]. En el restaurante pedías petit lait y te la traían en otro recipiente”. Martin continúa una tradición iniciada con su bisabuela, un tío de esta, su abuelo, su tío y su abuelo. En 2014 abandonó su trabajo en la compañía Autodesk y retomó esta pasión. Los números han dado la razón a su atrevimiento. Produce 9.000 litros y vende 15.000 botellas al año. En las vitrinas destacan los 10 tipos de absenta: de 54 grados de alcohol, de 65 y de 72. “La número 1 es la belle époque, la que hacía mi padre en la clandestinidad. Equilibrada, ni dulce ni amarga, de 54 grados, las plantas como el hinojo, el anís o la melisa combaten el amargor de las dos absentas”.

Colección de botellas de los diferentes tipos de absenta que se venden en la destilería La Valote Martin, en Boveresse.
Colección de botellas de los diferentes tipos de absenta que se venden en la destilería La Valote Martin, en Boveresse. Andre Meier (Switzerland Tourism) (Switzerland Tourism)

Con estas botellas Martin ha ganado premios mundiales cuyos certificados pueblan las paredes de su hogar. El pasado diciembre el canal Arte le dedicó un programa y los pedidos se dispararon. “La absenta es un aperitivo, se debe servir con una fontaine de aire modernista que tanto proliferaron en la belle époque. Y nunca se pone un hielo en el vaso, sino en el agua”, insiste. El sabor floral y aromático remite a los bebedores de absenta de Degas, abstraídos en sus pensamientos, o a Van Gogh, que se cortó una oreja al parecer después de un tardeo absentista.

El secadero de absenta de la destilería La Valote Martin, en la localidad de Boveresse, cuna de esta bebida.
El secadero de absenta de la destilería La Valote Martin, en la localidad de Boveresse, cuna de esta bebida.Andre Meier (Switzerland Tourism) (Switzerland Tourism)

En Môtiers, a un kilómetro, se encuentra la Maison de l’Absinthe, un museo que recibe 12.000 visitantes al año, una barbaridad para un enclave tan perdido en el mapa. La ubicación no es casualidad, este edificio fue la prefectura en la que los jueces fijaban las multas que debían pagar los fabricantes clandestinos. En las salas se entiende hasta qué punto la absenta estuvo presente en las guerras de colonización, cuando se daba una botella a cada soldado para reactivar la digestión y evitar el cólera. Caran D’Ache dibujaba en las revistas satíricas escenas con la absenta y Le Corbusier incluso diseñó un juego de la oca basado en la absenta. Asimismo, se entiende la importancia que tuvo en el arte del cartelismo y en la emancipación de la mujer. Fueron ellas quienes, al encontrar el producto muy amargo, añadieron el azúcar con la cuchara y la fuente de agua. “¿Cuál es la diferencia entre un vaso de absenta y el ocaso?”, se preguntaba Oscar Wilde. Para hallar la respuesta no hay mejor lugar que este.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Use Lahoz
Es autor de las novelas 'Los Baldrich', 'La estación perdida', 'Los buenos amigos' o 'Jauja' y del libro de viajes 'París'. Su obra narrativa ha obtenido varios premios. Es profesor en la Universidad Sciences Po de París. Como periodista fue Premio Pica d´Estat 2011. Colabora en El Ojo Crítico de RNE y en EL PAÍS. 'Verso suelto' es su última novela

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_