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Un viaje de Madrid a Sevilla a baja velocidad

Dos horas y media en tren de alta velocidad separan las dos ciudades. Otra opción es coger el coche y animarse a una ruta por carretera con paradas en Aranjuez, el castillo de la Muela, el monumento natural de Los Órganos o la ciudad de Carmona

Ruta de Madrid a Sevilla
El conjunto de molinos de viento en Consuegra, en la provincia de Toledo.KarSol / Alamy / CORDON PRESS

En AVE se tarda dos horas y media en llegar desde Madrid a Sevilla. En coche, por la A-4, el viaje directo supera las cinco horas. O los 10 días, si uno decide pararse en otros tantos lugares importantes que se encuentran por el camino para ver palacios, molinos de viento, castillos y linces. Esto es baja velocidad española. Esto es vida.

Kilómetro 47: Real Sitio de Aranjuez (Comunidad de Madrid)

Vista aérea del Real Sitio de Aranjuez, patrimonio mundial de la Unesco.
Vista aérea del Real Sitio de Aranjuez, patrimonio mundial de la Unesco.robert harding (Alamy / CORDON PRESS) (Alamy Stock Photo)

“Paisaje Cultural de Aranjuez, declarado patrimonio mundial por la Unesco. Rapidillos, abstenerse”, debería rezar un cartel a la entrada del real sitio, porque solo visitar el palacio lleva una hora. Y luego hay que explorar 111 hectáreas de jardines espléndidos: el que más, el del Príncipe, con sus plátanos de 230 años y su Museo de Falúas Reales, donde se exhiben las que los reyes usaban para navegar por el río Tajo. Y luego ver lo mismo que ellos veían, paseando en kayak con el Club Escuela de Piragüismo Aranjuez.

Kilómetro 121: Consuegra (Toledo)

Vista aérea del castillo de Consuegra.
Vista aérea del castillo de Consuegra.Volodymyr Dvornyk (Alamy / CORDO (Alamy Stock Photo)

Desde muy lejos se distingue en el horizonte manchego el cerro Calderico (Consuegra) y, sobre él, el castillo de la Muela, del siglo XII, y 12 molinos de viento: gigantes que, como ya no hay trabajo de verdad ni quijotes con los que luchar, se dedican a entretener a los curiosos. El molino Bolero se ha reconvertido hoy en la oficina de turismo (627 90 52 16); Alcancía, en una tienda de artesanía; Rucio, en otra de recuerdos; y Sancho pone en marcha su maquinaria del siglo XVI durante la fiesta de la Rosa del Azafrán, el último fin de semana de octubre.

Kilómetro 200: Valdepeñas (Ciudad Real)

Una de las salas del museo de Gregorio Prieto en Valdepeñas (Ciudad Real).
Una de las salas del museo de Gregorio Prieto en Valdepeñas (Ciudad Real).Patricia Galiana (Europa Press / Getty Images)

Parece que no hay más que bodegas en Valdepeñas. Pero, rascando un poco, se descubre un soberbio museo dedicado al pintor de la Generación del 27 Gregorio Prieto (1897-1992), un valdepeñero muy osado para la España de hace un siglo, que gustaba de la iconografía homoerótica e hizo el retrato más conocido de su querido Federico García Lorca. Además de 5.000 obras suyas, las hay de Alberti, Chirico, Picasso… El museo ocupa una casa señorial del siglo XVII con patio de columnas. Y con bodega, claro.

Kilómetro 231: Viso del Marqués (Ciudad Real)

Escalinata del palacio del Marqués de Santa Cruz.
Escalinata del palacio del Marqués de Santa Cruz.felipe caparrós cruz (Alamy / CORDON PRESS)

¿Qué hace un mascarón de proa en Castilla-La Mancha? Es uno de los muchos recuerdos marinos que decoran el palacio del Marqués de Santa Cruz, construido por Álvaro de Bazán entre 1564 y 1588. “El marqués de Santa Cruz hizo un palacio en el Viso”, dicen aquí, “porque pudo y porque quiso”. Bueno, y porque era capitán general del mar océano y este lugar, hoy en mitad de ninguna parte, equidistaba de la corte madrileña y las bases de sus escuadras en Cádiz, Cartagena y Lisboa. Al lado, en la iglesia parroquial, hay un cocodrilo disecado de cuatro metros que el marqués se trajo de Egipto. Porque pudo y porque quiso.

Kilómetro 243: parque natural de Despeñaperros (Jaén)

La cascada de la Cimbarra, en la localidad de Aldeaquemada.
La cascada de la Cimbarra, en la localidad de Aldeaquemada.Geo J. Gómez (GETTY IMAGES)

Desviándose de la A-4 en Venta de Cárdenas y avanzando cuatro kilómetros por la antigua N-IV, se llega al monumento natural de Los Órganos, donde las cuarcitas verticales del desfiladero de Despeñaperros —paso natural entre la meseta castellana y Andalucía— semejan los tubos de instrumentos colosales. Hay un mirador en la misma carretera y, en el cielo, docenas de buitres leonados. Otro paraje embobador de este rincón de sierra Morena es la cascada de la Cimbarra, en la localidad de Aldeaquemada. En el Centro de Interpretación Pablo de Olavide (680 10 41 99) informan sobre si esta lleva mucha o poca agua y cómo acercarse a ella.

Kilómetro 288: castillo de Baños de la Encina (Jaén)

Una de las calles de la villa medieval de Baños de Encina, en la provincia de Jaén.
Una de las calles de la villa medieval de Baños de Encina, en la provincia de Jaén.David Andrés Gutiérrez (GETTY IMAGES)

El castillo de Baños de la Encina o de Burgalimar, ese que vigila la puerta de Andalucía, es el más antiguo de España (data de 968) y uno de los mejor conservados, y eso que los moros lo hicieron sin usar una piedra, solo tapial. Ya en manos cristianas, alojó a siete reyes, pero acabó medio enterrado, sirviendo de cementerio, cine y discoteca de verano. El olvido lo salvó. Desde la torre Gorda, el viajero ve sierra Morena y los palacios y las calles empedradas de Baños de la Encina, uno de los pueblos más bonitos de España, según la asociación del mismo nombre.

Kilómetro 321: Andújar (Jaén)

Un lince ibérico en la sierra de Andújar (Jaén).
Un lince ibérico en la sierra de Andújar (Jaén).StockPhotoAstur / GETTY IMAGES

Cuatro ciervos huyendo en despavorido escorzo, perseguidos por una rehala. Al llegar a Andújar, un monumento recuerda que esta es la capital de la caza mayor, con 78 cotos dedicados a este menester que atraen como imanes a 2.000 escopetas cada año. Es también, aunque ningún monumento lo diga, la capital del lince, pues la sierra de Andújar alberga más ejemplares —268— que ningún otro lugar de la Península —1.668 en total—. Verlos sin ayuda es casi imposible. Con Lolo, de la empresa Sayr Natural, a veces parace hasta sencillo.

Kilómetro 412: Montoro (Córdoba)

Vista del pueblo cordobés de Montoro.
Vista del pueblo cordobés de Montoro.Jayne Russell (Alamy / cordon press)

Desde la A-4, Montoro es una población invisible. Inimaginable. Solo al salirse de la autovía, y bajar hacia el Guadalquivir, se descubre esta montaña de casas blancas que el río rodea casi por completo, trazando una cerrada curva de tres kilómetros. Por eso se conoce a esta localidad cordobesa como “la bella escondida”. Entre todas las casas, destaca una que no es blanca, la de las Conchas, cuya fachada está forrada con 45 millones de ellas. ¿Cómo llegaron tantas valvas marinas a este rincón de la provincia de Córdoba? Para saberlo, y para ver la casa, hay que llamar al 606 77 05 93.

Kilómetro 450: Écija (Sevilla)

Detalles arquitectónicos de uno de los edificios del centro de Écija.
Detalles arquitectónicos de uno de los edificios del centro de Écija.Carlos Sanchez Pereyra (GETTY IMAGES)

A 400 kilómetros de Madrid, está Córdoba, que no merece una parada, sino quedarse toda la vida. Y 50 kilómetros después, Écija, la sartén de Andalucía. Ella prefiere que le digan la ciudad del sol y de las torres, que tira menos para atrás y es verdad, porque hay sol —en la campiña sevillana, ¡todo el del mundo!— y hay 11 iglesias con torres barrocas, la mayoría adornadas con relucientes azulejos. La más bella es la de San Juan Bautista, seguida de la de Santa María, que recuerda a la Giralda. Y la más antigua, la de la Santa Cruz: fue minarete.

Kilómetro 504: Carmona (Sevilla)

Vista de la cúpula de la iglesia de San Pedro de Carmona.
Vista de la cúpula de la iglesia de San Pedro de Carmona.Borisb / GETTY IMAGES

Aquella que reluce a la izquierda, sobre una meseta, es la sevillana Carmona, la antiquísima Carmo: la ciudad mejor defendida de la Bética, según César, y en la que mejor se vivía y se moría, a juzgar por las magníficas tumbas de la necrópolis romana. Hasta piscina tenían. Las espinacas con garbanzos y la alboronía —un pisto de antes de que se descubriese América, con calabaza y berenjena, pero sin tomate— son lo más típico y rico de aquí. ¿Y algo dulce? La tarta inglesa que hacen las monjas del convento de Santa Clara.

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