El Centro de Interpretación Camarón de la Isla tiene 1.200 metros. La planta baja se ha destinado a una ludoteca infantil y una zona de investigadores, en la que podrán tener acceso a los fondos digitalizados y a bibliografía.La museografía recurre a más de cinco horas de grabaciones, repartidas en grandes pantallas que se intercalan entre las vitrinas y las salas. “Hemos buscado que la experiencia sea lo más inmersiva posible”, asegura el museógrafo encargado de los trabajos, David Romero.Buena parte de las vitrinas están repletas de manuscritos del propio José Monje Cruz. Son anotaciones de ideas, pensamientos o inspiraciones que le venían y que luego intentaba trasladar a sus canciones.El Ayuntamiento de San Fernando, impulsor y gestor del centro de interpretación, ha adquirido los derechos de más de 200 autores de fotografías del artista, con las que ha podido reconstruir su vida e incluso decorar la fachada del museo, en el caso de las instantáneas más icónicas.En 1976 Camarón de la Isla se casa con La Chispa. A partir de ahí, se gesta “el germen del cambio” que, en lo artístico, se tradujo en su álbum de fusión del flamenco con otros estilos y ritmos, 'La leyenda del tiempo’.El centro se articula en tres etapas vitales: Origen, Leyenda y Revolución. En las dos primeras, José Monje Cruz se mueve dentro de los límites de la ortodoxia, hasta que decide romper con lo establecido y abrir nuevas vías del flamenco.De las más de 30 horas de grabaciones de las que dispone el museo, el Ayuntamiento ha seleccionado unas cinco para que formen parte de la colección estable que se puede visualizar.El centro aborda las luces pero también las sombras del artista, como la citación para un juicio en el que acabó condenado por su implicación en un accidente en el que fallecieron dos personas.Premios Ondas, un Grammy, discos de oro y la Llave del Cante; estos y otros galardones lucen ahora al final del recorrido, justo cuando el museo reflexiona en torno al mito tras la muerte de Camarón.El museo recoge gran cantidad de piezas personales del artista, como fotografías, instrumentos, camisas, chaquetas o gafas de sol. Es solo una parte del material que atesora el Ayuntamiento, que se plantea ir ampliando la colección museográfica en el futuro.
