_
_
_
_

Una madre mexicana contra la impunidad de los feminicidios

Araceli Osorio, activista y madre de una mujer asesinada por su pareja.
Araceli Osorio, activista y madre de una mujer asesinada por su pareja.HÉCTOR GUERRERO
Almudena Barragán

Araceli Osorio representa la lucha de las progenitoras de las mujeres asesinadas en México por conseguir justicia para sus hijas, en un país en el que un 95% de los crímenes machistas (10 al día) queda sin resolver.

Qué hace una madre con el dolor por el feminicidio de una hija? Un dolor que corroe las entrañas, sucede sin avisar y se queda pegado al corazón. Que hiela y hiere para siempre. Un dolor lleno de amor que a la vez impulsa a miles de mujeres en México a no quedarse quietas. Frente a la inacción y los fallos de las autoridades, son las primeras en lanzarse a escarbar la tierra con las manos si hace falta y a rastrear basureros para reconstruir qué pasó con sus hijas. Araceli Osorio es una de esas madres que no creyó a los agentes de la Fiscalía de Ciudad de México cuando le dijeron que su hija se había suicidado.

Lesvy Berlín Rivera Osorio, de 22 años, fue estrangulada el 3 de mayo de 2017 con el cable de una cabina de teléfono de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a manos de su novio, Jorge Luis González. Desde entonces, Araceli libró una batalla legal llena de zancadillas, malos peritajes, revictimización y prisas por cerrar el caso contra los que tuvo que luchar hasta conseguir que el asesino fuese juzgado y condenado. "Jalamos la justicia lo más que pudimos para arropar con ella a mi hija”, dice Osorio. “Después del juicio ha habido cambios de mentalidad, de percepción, de repensar las prácticas de los funcionarios, aunque se siguen cometiendo muchos errores”, dice.

Araceli nació en Ciudad de México en 1972. Siempre estuvo vinculada a la UNAM, su padre era vigilante allí y ella empezó a trabajar como profesora de apoyo. Dejó Medicina para dedicarse a su verdadera pasión, la pedagogía. Desde muy joven formó parte de los movimientos estudiantiles, aunque jamás pensó que encontraría en las feministas universitarias el apoyo para resistir ante los juzgados y las fiscalías. “Se dieron cuenta de que lo que le pasó a Lesvy le pudo suceder a cualquiera de ellas”, apunta.

La cabina de la Universidad Nacional Autónoma de México donde fue asesinada la hija de Osorio a manos de su novio.
La cabina de la Universidad Nacional Autónoma de México donde fue asesinada la hija de Osorio a manos de su novio.H. GUERRERO

Tuvo a su hija a la misma edad que tenía Lesvy cuando murió. Le pusieron el nombre de su padre (de origen franco-hondureño) y Berlín porque para Araceli esa palabra significa “tender puentes en vez de construir muros”, algo que le enseñó a su hija. “Ber siempre ayudaba a todos y replicó el amor que vio en casa”. Se emociona y aprieta contra su pecho un medallón en el que conserva un rizo de Lesvy.

En mitad de un frondoso bosquecillo junto a la Facultad de Química, vuelve al lugar donde mataron a su hija como alguien que acude a un memorial por todas las asesinadas de la violencia machista, más de 3.000 en el último año. “Ni una más”, ha escrito alguien en la cabina; también han pegado carteles con la cara de la joven y alguien más ha sembrado alrededor cientos de plantas moradas que en México se conocen como “purpurina”. El caso impactó profundamente a la sociedad y la comunidad universitaria. Se crearon protocolos contra el acoso y aumentaron las denuncias en el campus.

La digna rabia de esta mujer menuda de gran fuerza interior se apaga a ratos. Está cansada. Lleva tres años seguidos sin parar. Manifestaciones, congresos, entrevistas, mesas de diálogo… Parece que la justicia no alcanza a las mujeres. Siempre habrá un nuevo caso por el que exigirla. “Creo que Lesvy me diría que no puedo estar llorando todo el día. Diría: ‘Mamá, maquíllate. Tienes la carita triste. Tienes que vivir”. En el luto de su vestido hay algunas flores de colores después de mucho tiempo. Se ha pintado los labios de rojo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Almudena Barragán
Periodista de EL PAÍS en México. Escribe sobre temas sociales con perspectiva de género: desigualdad, violencia y feminismo. Ha trabajado en la sección Verne México y en diversos medios españoles y mexicanos, entre los que destacan El Economista.es y El Financiero Bloomberg. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_